El Nobel de Literatura fue para el turco Orhan Pamuk
Fue procesado por criticar la matanza de armenios en 1915
ESTOCOLMO.– Considerado un puente intelectual entre Oriente y Occidente, el escritor turco Orhan Pamuk, de 54 años, obtuvo ayer el Premio Nobel de Literatura 2006, anunció la Academia Sueca de la Lengua.
En su veredicto, que confirmó todos los pronósticos, la Academia destacó la capacidad del escritor para encarnar en el papel el alma melancólica de su ciudad, Estambul, en una búsqueda literaria que le ha permitido descubrir “nuevos símbolos para las diferencias y mezclas de las culturas”. Pamuk fue procesado en su país por denunciar la matanza de armenios, llevada a cabo por los turcos en 1915.
Después de conocerse el fallo, el secretario de la Academia, Horace Engdahl, elogió la “fluida fantasía que teje el autor en sus novelas” y señaló que “apenas hay escritores en la literatura mundial capaces de ofrecer un retrato de la ciudad tan fascinante como el de Pamuk”.
“Esta vez les hemos dado una sorpresa”, añadió Engdahl con ironía, ya que si bien Pamuk sonaba como el más firme candidato, en círculos cercanos a la Academia se lo consideraba demasiado joven para recibir este año el mayor premio literario del mundo, dotado de 1,1 millones de euros.
Favorito en una danza de nombres en la que figuraban el sirio Adonis, el sueco Tomas Transtromer, el estadounidense Philip Roth y el polaco Ryszard Kapuscinski, Pamuk recibió la noticia en Nueva York. En un diálogo telefónico con miembros de la Academia Sueca, dijo que se siente “honrado” con la distinción. "Espero que este premio sirva además para dar a conocer la cultura turca en el mundo, especialmente en Occidente", dijo luego en una breve rueda de prensa en la Universidad de Columbia, en la que se desempeña como profesor visitante y donde estudió entre 1985 y 1988.
También consideró que el galardón representa un mensaje contra quienes defienden la teoría del "choque de civilizaciones" acuñada por el norteamericano Samuel Huntington.
"El mito de la contraposición entre Oriente y Occidente es una de las ideas más peligrosas de los últimos 25 años y contribuyó a provocar la muerte de muchas personas", afirmó Pamuk, cuya obra -en la que destacan las novelas La vida nueva , Mi nombre es Rojo y Nieve - ha sido traducida a más de treinta idiomas y publicada en más de cien países.
En la cosmovisión de Pamuk, primer escritor turco que recibe el premio Nobel, las culturas y las civilizaciones "se mezclan", y su ciudad natal, Estambul, puente entre Oriente y Occidente, es "el símbolo y el testimonio de esa mezcla".
"Yo exploro los dos mundos porque sobre ellos se ha construido mi país. Mi trabajo es encontrar nuevas metáforas para describirlo", dijo.
El premio Nobel, que el año pasado fue concedido al dramaturgo británico Harold Pinter, se suma a los muchos reconocimientos internacionales que ha recibido Pamuk, entre ellos el premio de la Paz de los libreros alemanes, en 2005.
"Así como yo no me puedo imaginar ninguna Turquía que no sueñe con Europa, tampoco creo en una Europa que se defina sin Turquía", dijo cuando recibió el premio de la Paz.
Según la crítica, Pamuk ha sabido plasmar los conflictos de identidad de una cultura que se mueve entre la tradición y la modernidad, en un país en que el islam está profundamente arraigado, pero que desde hace siglos mira a Europa. Esa tensión se registra hasta en su estilo, influido por las imágenes de la rica tradición oral islámico-oriental.
En una curiosa ironía, la Academia Sueca declaró a Pamuk ganador del Nobel de Literatura 2006 el mismo día en que, en un gesto que disgustó al gobierno turco, la Cámara baja del Parlamento francés aprobó un proyecto de ley que convierte en un crimen la negación del genocidio armenio.
Acusado y absuelto
El ahora Premio Nobel de Literatura había sido acusado en su país de "ofender la identidad turca", por haber declarado en una entrevista con un diario suizo, en febrero del año pasado, que nadie en Turquía se atrevía a debatir sobre la matanza de un millón de armenios hace 90 años y la matanza de 30.000 kurdos en las dos décadas pasadas.
Ese proceso judicial, en el que finalmente fue absuelto, dividió a Turquía, trascendió internacionalmente y marcó el debate sobre las garantías a la libertad de expresión en ese país, que aspira ingresar en la Unión Europea, un deseo que Pamuk comparte.
De cualquier modo, ayer el escritor evitó tratar estos temas: "Este es un momento para celebrar, para disfrutar, más que para hacer comentarios políticos -dijo a la prensa-. Tengo mucha energía crítica en mi interior, pero no voy a expresarla hoy".
También prometió fidelidad a sus lectores: "Esta gran distinción es un honor y la acepto con placer, pero no cambiará mi vida -afirmó-. Mantendré mis hábitos, mi devoción por sentarme a la mesa como un oficinista a hacer ficción y construir historias que sean creíbles para la imaginación del lector. Es en esto en lo que soy bueno. Mi vida entera es la escritura, escribir de una manera solitaria, rodeado de libros".
Desde hace cuatro años, Pamuk está inmerso en la escritura de una nueva novela, una historia de amor que transcurre en Estambul, aunque, según dijo, no podrá retomar su trabajo "hasta que pase todo esto".
Desde políticos hasta reconocidos escritores, entre ellos el español Juan Goytisolo y el mismo Pinter, celebraron ayer la elección de la Academia Sueca y elogiaron la obra del novelista turco.
Pamuk recibirá el Nobel de manos del rey de Suecia, Carlos Gustavo, en una ceremonia tradicional que se realiza cada 10 de diciembre, fecha en que murió Alfred Nobel, el creador de las distinciones que llevan su nombre.
Palabras de escritores
Harold Pinter
- "No podría haber mejor elección. Es un escritor maravilloso. El año pasado habría apostado porque él hubiese recibido el premio, pero alguien se interpuso...", dijo el dramaturgo británico, ganador del Nobel en 2005.
Juan Goytisolo
- "Es una elección justísima. Creo que yo fui uno de sus primeros lectores occidentales. Leí cinco novelas de Pamuk y todas me parecieron magníficas. Figura entre los grandes escritores del presente."
Jorge Volpi
- "Es un mensaje literario pero también político. Pamuk ejemplifica esa ausencia del choque de culturas y es un magnífico exponente de la tradición literaria de un país extremadamente laico."