El nacimiento de la poesía romántica
En su nuevo libro La compañía visionaria (Adriana Hidalgo editora), del que se publica un fragmento, el autor de El canon occidental analiza las condiciones que hicieron posible el romanticismo poético en Inglaterra y la obra tan singular de William Blake, un artista que traducía sus visiones en escenas y versos arrebatadores.
EL fundamento político de la poesía romántica inglesa se halla oscurecido por la revolución europea y la reacción inglesa contra tal revolución. La Inglaterra en la que se criaron Blake y Wordsworth era un país alejado ya cien años de su única gran revolución: el movimiento puritano. El acontecimiento político más relevante en los primeros años del siglo XIX en Inglaterra fue precisamente el que nunca llegó a ocurrir: la repetición entre los londinenses de la revolución llevada a cabo por los parisinos. [...]
Ningún crítico marxista inteligente y esmerado ha estudiado aún en detalle toda la literatura del Romanticismo inglés, y me estremezco al imaginar una lectura de la épica de Blake o del Don Juan de Byron meramente a la luz del determinismo económico. Con todo, un estudio de tales características revelaría muchas cosas que son por ahora sólo materia de especulación, pues la era romántica vio el final de una Inglaterra antigua y pastoral y el comienzo de la Inglaterra que tal vez agoniza en este momento. Cuando nació Blake, en 1757, e incluso hasta 1770, cuando nació Wordsworth, Inglaterra era todavía una sociedad fundamentalmente agrícola. Cuando Blake murió, en 1827, Inglaterra era una nación resueltamente industrial, y hacia 1850, cuando Wordsworth murió, Inglaterra era desde todo punto de vista el objeto más adecuado para el análisis económico marxista tal como se plasmó en El Capital . El poder de Inglaterra había pasado de manos de una aristocracia establecida, poseedora de inmensos latifundios, y una clase media alta de comerciantes de Londres, a un agrupamiento mucho más amorfo que combinaba a dichos sectores con una nueva clase de empresarios industriales. Y el pueblo de Inglaterra ya no era sólo un campesinado y artesanos urbanos sino que ahora se componía también de una ingente y torturada clase trabajadora industrial. Durante el último cuarto del siglo XVIII, esa clase emergente se vio perturbada por dos revoluciones extranjeras, distintas a cualquier otra conocida anteriormente en la Europa moderna. La Revolución Norteamericana nos parece hoy bastante moderada, pero para Blake fue la primera voz de la mañana y adquirió en su simbolismo una importancia incluso mayor que la atribuida a la Revolución Francesa. La Revolución Francesa, el cataclismo social moderno más genuino, constituye el factor externo más importante que ha condicionado la poesía romántica, como puede advertirse en El matrimonio del cielo y el infierno de Blake, El Preludio , de Wordsworth, y Prometeo desencadenado de Shelley.
El gobierno inglés bajo el que vivieron Blake y Wordsworth estuvo comprometido durante la mayor parte de sus vidas en guerras continentales, en reprimir la disidencia interna, o en ambas cosas a la vez. El Londres de la última década del siglo XVIII y la primera del XIX es el Londres mostrado en el poema de Blake que lleva ese título en Cantos de experiencia : una ciudad en la que las tradicionales libertades inglesas, en cuanto a prensa y opinión y derechos de petición y asamblea, han sido negados regularmente. [...]
Entre las voces que se levantaron contra esta represión se encontraban Tom Paine, quien tuvo que huir para salvar su vida a Francia, donde luego estuvo a punto de perderla de nuevo, y una figura mucho más significativa, el filósofo anarquista William Godwin, principal teórico inglés de la revolución social. Godwin se sumió en un tímido silencio durante el contraterror inglés, pero su materialismo filosófico fue crucial para el primer Wordsworth e igualmente para el joven Shelley, aunque ambos poetas se separaron de Godwin en sus obras de madurez.
Por detrás de la visión materialista de Godwin había conciencia de que los viejos modos de pensamiento estaban agonizando junto con la sociedad que los había configurado. Cuando Blake tenía ocho años, se perfeccionaba la máquina de vapor: aquello que en su poesía debían ser imágenes de labor profética se disponía a encontrar sus imágenes antagónicas en los hornos y fábricas de otra Inglaterra. El año de nacimiento de Wordsworth tenemos la irónica yuxtaposición del poema de Goldsmith La aldea desierta , triste celebración de una Inglaterra ancha y pastoral desvaneciéndose en haciendas aisladas y trabajadores vagabundos como resultado del alambrado. "Naturaleza", hasta donde tenía para Pope un sentido corpóreo, fenoménico, era una palabra blanda, que representaba el regalo de Dios mostrándose por todas partes a su alrededor. La naturaleza wordsworthiana, la dura y fenoménica otredad que se opone a todo lo que hemos hecho y dañado, participa de su complejo origen a partir de esta vasta dislocación social.
La miseria real ocasionada en Inglaterra por estos cambios económicos y sociales fue de una proporción sin igual desde la Muerte Negra en el siglo XIV. Las guerras francesas, contra las cuales la poesía de Blake protestaba con pasión bíblica, fueron típicas de todas las guerras modernas libradas por los países capitalistas. Las enormes ganancias para las clases industriales estuvieron acompañadas de inflación y desabastecimiento para la masa del pueblo; la victoria sobre Napoleón reveló las desventuras endémicas de la sociedad capitalista cuando estalla la paz: una enorme depresión económica, desempleo, hambre y mayor malestar social.
Este malestar, que no hubo forma de canalizar en una organización o voto de protesta, condujo a asambleas públicas multitudinarias, motines, y lo que se denominó rotura de estructuras, un intento directo de poner fin al desempleo tecnológico mediante la destrucción de las máquinas. El gobierno reaccionó decretando que el quiebre de las estructuras se castigaría con la muerte. El clímax de agitación popular y brutalidad gubernamental se produjo en agosto de 1819, con la Masacre Peterloo en Manchester. [...] Por un instante, Inglaterra estuvo al borde de la revolución, pero faltaron líderes de suficiente fuerza e iniciativa para organizar la indignación de la masa del pueblo, y el instante pasó. [...] De este modo, las energías políticas de la época no carecían de fundamento, incluso en Inglaterra, pero a los idealistas de todo género que vivían en Inglaterra en las primeras tres décadas del siglo XIX les parecía que una nueva energía había nacido al mundo y había muerto precozmente. Los grandes escritores ingleses del período reaccionaron ante una situación estancada en el recogimiento, interno o externo. En Blake y Wordsworth, este movimiento interno llevó a crear una nueva clase de poesía: creó la poesía moderna tal como la conocemos.