El Museo Reina Sofía presentó su nueva colección que incluye salas y espacios dedicadas a artistas argentinas
Después de varios meses, quedó abierta ayer la nueva disposición de la colección; la única obra que quedó en su lugar es “El Guernica”, de Picasso, y ganó lugar el arte argentino con Minujín, Maresca y Schvartz
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MADRID.– La única obra que permanece en el mismo lugar, la sala más concurrida de este antiguo hospital convertido en museo, es El Guernica. Todas las demás piezas del tesoro del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía han sido reordenadas en los últimos meses. Esta institución, el museo más visitado de España, concluyó ayer la nueva disposición de su colección, un proceso que contó con varias instancias, el resultado de una década de investigación, que incluye una nueva planta con dos alas y varias salas de exposición, un recorrido por 2000 mil obras –un 70% se exhibe por primera vez– donde el arte latinoamericano cobra protagonismo. Amor a primera vista, de Marta Minujin, es una de las grandes estrellas de esta flamante disposición, donde las también argentinas Liliana Maresca, Marcia Schvartz, Sonia Abián y Vivian Suter tienen un espacio destacado.
El Museo Reina Sofía ha culminado el ordenamiento de su colección que comprende el período 1881-2021 y propone así una relectura integral de los fondos de este tesoro nacional que han ganado más espacio de exhibición a partir de la habilitación de nuevas salas en un predio que desde hoy ocupa 12.000 m². Las nuevas temáticas que se incorporan son la condición contemporánea de la emigración, el colonialismo, la ecología o la identidad de género y se incrementar la presencia de mujeres artistas. La arquitectura, el cine y la fotografía también han ganado espacio en este museo que cumplió 30 años de vida.
“La colección se amplía, cronológicamente, porque llega literalmente hasta el presente. Se amplía también a nivel de contenidos. Se amplía también a nivel de zona geográfica: Latinoamérica siempre había tenido una importancia. Ahora es realmente central”, destacó el director del Museo, Manuel Borja-Villel. “Entendemos el mundo siempre desde nuestro lugar y nuestro lugar tiene que ver con una serie de ideas que son fundamentales: la crisis, la ecología y el feminismo. Eso nos permite entender genealogías que nos hacen comprender dónde estamos, saber de dónde venimos e imaginar nuevos futuros”.
América Latina sigue ganando espacio en un nuevo recorrido, en la planta 0, un espacio donde antes funcionaban almacenes, llamado Dispositivo 92 ¿Puede la historia ser rebobinada? [se hace referencia principalmente a la Expo de Sevilla de 1992]. Aquí se dedica un tramo a la descolonialización y, en este contexto, El dorado-Ecuación (1991), de Liliana Maresca (1951-1994), la instalación presentada en la exposición colectiva La Conquista, 500 años, 40 artistas, en El Centro Cultural Recoleta, se exhibe desde hoy en una sala completamente dedicada para ella. “La celebración del quinto centenario de la Conquista de América generó respuestas encontradas, y enconadas, dentro y fuera de España. En Latinoamérica las protestas se formalizaron muchas veces en acciones reivindicativas”, reza el flamante programa de mano disponible para el visitante. En junio pasado se inauguró Los enemigos de la poesía: Resistencias en América Latina, un recorrido que dedica una sala al arte argentino en la sala “Itinerario del 68″, con piezas de Marta Minujín, Roberto Jacoby, Edgardo Vigo, Horacio Zabala, David Lamelas y Oscar Masotta. También hay obras de León Ferrari que se incorporan a la exhibición permanente del Reina Sofía.
El colchón Amor a primera vista (2007), de Marta Minujín, donación del empresario inmobiliario argentino Jorge Pérez al museo en 2020, es una de las piezas más promocionadas de esta colección (la invitación para la prensa, por ejemplo, esta ilustrada por esta atractiva pieza de vibrantes colores). Además, la argentina Vivian Suter (1949), radicada desde hace tres décadas en la selva de Guatemala, quien había presentado hace algunos meses en Madrid una retrospectiva de su obra en el Palacio de Velázquez, cuenta ahora con una sala de exposiciones que alberga sus piezas en el Reina Sofía. También se exponen obras de Marcia Schvartz (1955), como Doña Concha (1981), una instalación formada por la obra en video llamada Tendiendo, una escultura en goma espuma y papel mache y un tendedero con ropa.
Otro de los nuevos recorridos del Reina Sofía, Un barco ebrio: eclecticismo, institucionalidad y desobediencia en los ochenta, se centra en esta década y el reflejo de diversas obras de arte a movimientos sociales y conflictos mundiales. La irrupción del SIDA, la caída del Muro de Berlín y la Movida madrileña, entre otros hechos e hitos, tienen aquí su espacio. También, quienes aún no haya visitado el Museo desde julio pasado, podrán acceder a otra de las novedades de esta institución, el espacio dedicado a la autarquía española [el periodo comprendido entre 1939 y 1959] y a exilio.
En el denominado “Triángulo de las Artes”, además del Reina Sofía se encuentra el Museo del Prado –que también trabaja en un proceso de reordenamiento de su colección– y el Thyssen. Al flujo incesante de pasajeros y turistas de la estación de Atocha, sumada la ebullición del centro madrileño, estas coordenadas suman visitantes que acudirán durante todo el día sábado a la jornada de puertas abiertas donde se podrá disfrutar del acceso gratuito a la colección y a un museo que se reinventa, se adapta a los nuevos tiempos y seduce a nuevos públicos.
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