El mundo entero es una Bauhaus y cinco objetos de diseño que hicieron escuela
En ¿Quién le teme al Bauhaus Feroz? Tom Wolfe ajustaba cuentas con los popes del modernismo alemán que escapando del nazismo se habían instalado en los Estados Unidos y habían sido adoptados por las élites desplazando a los maestros de la arquitectura norteamericana. Para Wolfe, tanto los arquitectos de la escuela alemana Bauhaus como el círculo que rodeaba al suizo Le Corbusier habían implantado en la cultura urbana el producto de una vanguardia fría, estéril e inhabitable. Con cinismo apuntaba la contradicción flagrante de esta "camarilla": proponerse derrocar los valores burgueses europeos para terminar aceptando el dinero fresco del nuevo mundo. Wolfe puso al desnudo la coyuntura de la posguerra pero su diagnóstico no vio el futuro. A la larga, el tema no sería tanto si arquitectos como Walter Gropius o Mies Van der Rohe contaminaron el paisaje de Estados Unidos con palacios minimalistas sino que la idea integral de diseño que traían terminó por ocupar el centro de la cultura contemporánea.
Desde las aplicaciones y accesorios del smartphone al mobiliario de una casa; cómo nos vestimos o la forma de las letras que leemos en la computadora y la señaléctica urbana vivimos atravesados por el diseño. Y esa conciencia del concepto de la forma y la forma del concepto empezó en 1919 cuando Gropius fundó la escuela Bauhaus en Weimar. Por eso la muestra "El mundo entero es una Bauhaus", que inaugura hoy en el Museo Nacional de Arte Decorativo con objetos, fotografías y material de archivo de la escuela que devino un estilo es una arqueología de la hipermodernidad en la que estamos inmersos. En abril de 2019 se cumple un siglo de la fundación de la escuela que cerró sus puertas en Berlín en 1933 y Buenos Aires es la primera escala de una itinerancia global.
No será la primera vez que el acervo de la Bauhaus se despliegue ante los ojos argentinos. En 1970 una exposición en Bellas Artes celebró los cincuenta años de la escuela y ya en 1964 el Di Tella había dedicado su sala de exposiciones a Josef Albers, uno de los mayores referentes de la abstracción que transitó la Bauhaus como aprendiz y profesor entre 1923 y 1933. Exiliado en Estados Unidos, llevó sus enseñanzas al Black Mountain College formando artistas decisivos de la posguerra como Willem de Kooning, Robert Motherwell y Robert Rauschemberg. Urquiza, una librería de arte de San Telmo, presenta "Iteración del color", una muestra de serigrafías de Albers en cruce con artistas contemporáneos argentinos.
Buenos Aires y Bauhaus sostuvieron un largo dialogo en el tiempo. Gropius conoció a Victoria Ocampo en 1930 y participó en algunos números de la revista "Sur" para terminar estableciendo un estudio (entre 1931 y 1935) en esta ciudad junto al arquitecto Franz Moller y participar junto con Amancio Williams en el proyecto de la embajada de Alemania. Marcel Breuer, que dirigía el taller de muebles de Bauhaus Dessau y diseñó la primer silla de acero tubular en 1924, dejó su marca en el edificio del restaurant Ariston construído en 1947 con los argentinos Eduardo Catalano y Carlos Coire en Mar del Plata. Abandonado a su suerte es hoy una ruina modernista con un grupo de Facebook ("Recuperemos el Ariston") que lucha por su puesta en valor.
"Entré en la universidad en 1950 y me formé en medio del clima bauhausiano", dice la arquitecta Martha Levisman (85), autora del libro Diseño y producción de mobiliario 1930-1970 donde rescata prototipos made in Argentina que no llegaron a industrializarse. "Un movimiento sumergido inspirado directamente en los preceptos de diseño de la escuela". Levisman, custodia y curadora del archivo Bustillo, señala que fue bajo la influencia del grupo OAM (Organización de Arquitectura Moderna) que los estudiantes de entonces se empaparon en la Bauhaus. "Una era se terminaba con el mueble clásico y otra empezaba: la persona tomada como eje del diseño", define.
Para Levisman, el mayor aporte argentino al estilo Bauhaus es la silla BKF creada en 1938 por los arquitectos Bonet, Kurchan y Ferrari que bajo distintos nombres y fabricantes llegó a cinco millones de unidades en todo el mundo en los años 50 y tiene su lugar en la colección de diseño del MoMA.
La idea bauhausiana de un arte total fue asimilada por grupos artísticos del Río de la Plata como Arte Concreto Invención de Tomás Maldonado y el Madí de Gyula Kosice, cuyo despliegue iba de la pintura a la danza. Pero también podría señalarse la experiencia de Edgardo Giménez y Jorge Romero Brest con el efímero local "Fuera de caja" que ponía el pop art en función de los objetos de una casa.
En 1925, Bauhaus publicó un catálogo donde ponía sus productos a la venta. "Un objeto se define por su esencia. Para darle a un recipiente, una silla o una casa una forma que sirva, es preciso estudiar primero la esencia del objeto en cuestión, pues este debe servir plenamente a su propósito. En otras palabras, un objeto debe cumplir sus funciones en el terreno práctico y ser, además, duradero, barato y bello", escribió Gropius. La era del diseño estaba en marcha.
Revista Bauhaus
- El primer número de la revista Bauhaus fue publicado en 1926 en coincidencia con la apertura de la sede Dessau. Su edición era trimestral (aunque a veces se discontinuaba) e informaba sobre las actividades en la escuela y las nuevas tendencias del modernismo. Entre 1928 y 1929 fue editada por el suizo Hannes Meyer (responsable de contenidos) y el húngaro Ernst Kállai, cuya dirección editorial anticipó las publicaciones de diseño y arquitectura que harían escuela en Europa como la italiana "Domus". Kállai, periodista y crítico de arte dejó Alemania en 1935 para replegarse en la actividad académica en Budapest. Otros directores de la revista fueron Gropius y Laszlo Moholy-Nagy. La lista de colaboradores corta el aliento: Paul Klee, Wassilly Kandinsky, Marcel Breuer y así.
Cenicero
- Bajo la lupa de Josef Albers y Laszlo Moholy-Nagy, la joven Marianne Brandt descolló en el taller de metal de la Bauhaus Weimar entre la mayoría de sus compañeros varones. Si bien desplegó su talento en diversos frentes como el fotomontaje, su marca en la historia de la escuela y del diseño modernista fueron los objetos de metal para interiores como este cenicero de 1924. En 1926 se ocupó del diseño de los aparatos de iluminación de la sede Dessau y en 1928 asumió como directora del taller de metal. Cualquiera de los diseños de Brandt (chequear su juego de té y café en la web 100 años de Bauhaus) podrían ser ofrecidos hoy como una novedad en las tiendas de artículos que se venden como un plus estético para la vida cotidiana.
Silla
- Siguiendo la boutade del surrealista René Magritte se podría decir "Esto no es una silla" pero aunque parezca una escultura concreta con respaldo y asiento sí lo es y pertenece al legado de Ludwig Mies Van der Rohe. De 1927, la silla MR 534 representa todo lo que Bauhaus vino a borrar del viejo orden en el diseño de muebles. Una línea de metal ergonométrica que se despliega con rasgos de aerodinamia en el vacío para cumplir con la premisa "skin and bones" (piel y huesos) que Van der Rohe proponía para la arquitectura. La MR534 en hábitat se puede apreciar en las fotos que se conservan de la casa Tugendhat, 1929-30, que Van der Rohe diseñó para la ciudad checa de Brno. En 2001, esta casa archivada bajo el "Estilo Internacional" fue declarada Patrimonio Cultural Mundial por Unesco.
Objeto rústico
- Esta curiosidad rústica que mezcla madera con materiales industriales da cuenta de los ejercicios que realizaban los aspirantes a la Bauhaus en los cursos preliminares donde se esperaba entronizar a un diseñador universal capaz de trabajar al mismo tiempo en el campo de la arquitectura, la artesanía y la industria. Fue realizada en 1920 por Moses Mirkin (Alfred Arnt la reconstruyó en 1967) en el curso dictado por Johaness Itten, uno de los primeros maestros de la escuela que Gropius reclutó en 1919. Itten venía de Suiza y se había establecido como un pintor abstracto en Berlín. De cabeza rapada y túnica carmesí era una de las figuras europeas del culto Mazdaznan cuyas enseñanzas panteístas introdujo en sus clases. Itten estuvo en desacuerdo con que las piezas se industrializaran y abandonó la escuela en 1923.
Fotografía
- Después de establecerse como uno de los retratistas más solicitados de Berlín, Walter Peterhans llegó a la Bauhaus Dessau en 1929 invitado por Hannes Meyer (que sucedió a Gropius en la dirección) para hacerse cargo del Departamento de Fotografía hasta el cierre en 1933. Era un perfeccionista obsesivo de la técnica y tuvo bajo su tutela a dos de los artistas más influyentes para la fotografía argentina: Grete Stern y Horacio Coppola. Las vistas modélicas de Buenos Aires que Coppola publicó en 1936 estaban bien informadas por las ideas de Peterhans quien inculcaba en sus alumnos la observación detallada de la abstracción en las formas. "Serie de ojo" de Kurt Kranz es un ejercicio presentado en el claustro de Peterhans hacia 1931.