El misterio del vestido de seda que sobrevivió a un naufragio más de tres siglos en el fondo del mar
Convertido en pieza de museo y protagonista de un documental de próximo estreno, sobrevivió bajo el agua del Mar del Norte desde 1650; además, otros objetos rescatados por los buzos generan fascinación
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Es el año 1650 aproximadamente. Un barco cargado de mercancías, pasajeros, y un costosísimo vestido de seda que siglos después sería objeto de fascinación se hunde como tantos otros entonces frente a las costas de la isla holandesa de Texel, en el Mar del Norte.
La arena cubrió rápidamente el naufragio, que pasó al olvido hasta 2014, cuando unos buzos amateurs holandeses encontraron el vestido, casi perfectamente conservado, y lo llevaron a tierra firme. También hallaron otro vestido, casi plateado, así como tapas de libros y lo que parecían ser artículos de tocador femeninos del siglo XVII, entre otros objetos.
Desde entonces, el barco naufragado —conocido como el Palmwood, por el tipo de madera encontrado en sus restos— ha sido tema de una exhibición en un museo, y pronto también lo será de un proyecto multimedia que incluirá un podcast, un especial de televisión y una reconstrucción digital de la embarcación.
A pesar del gran interés por el Palmwood, el misterio del vestido de seda sigue sin resolverse. ¿A quién le pertenecía esa prenda? ¿Cuál era el destino del barco? ¿Quiénes iban a bordo? Las respuestas probablemente se escondan bajo el agua.
Los vestidos y demás objetos encontrados están en exhibición en el Musel Kaap Skil, en Texel, una isla holandesa de menos de 14.000 habitantes y situada a unos 100 kilómetros al norte de Ámsterdam, en las aguas del Mar del Norte. Durante los recientes meses del invierno boreal, atrajo miles de visitantes más de lo habitual, comenta Corina Hordijk, directora artística de los cuatro museos de la isla. “Pensar que este vestido estuvo en el fondo del mar durante siglos es realmente alucinante”, dice Hordijk. “Es probable que la última persona que lo tocó haya sido quien lo llevó puesto.”
Probablemente confeccionados alrededor de 1620, los dos vestidos ya tenían unos 30 años de antigüedad cuando se hundieron con el barco. El de seda es de caderas amplias, y según los investigadores es probable que haya sido hecho para a una mujer mayor. El plateado tiene aspecto de vestido de novia, o sea que tal vez haya tenido una propietaria diferente. “Eran increíblemente costosos”, dice Arnold van Bruggen, director del documental de televisión que se estrenará en poco tiempo. “Son vestidos que no se veían fuera de los círculos de la realeza y de las cortes.”
Los vestidos y demás objetos también ayudan a completar el cuadro de la vida de las mujeres de una época en que la mayoría de los libros de historia giraban en torno a héroes navales varones, señala Tjitske Mussche, creadora del podcast The Dress and the Shipwreck (“El vestido y el naufragio”), proyecto que acompaña el especial de televisión de Bruggen, y agrega que el traje de seda nos acerca a la vida de las mujeres en el siglo XVII.
En base a sus conversaciones con historiadores, científicos y otras fuentes, Van Bruggen y Mussche dicen haber llegado a tres teorías plausibles sobre el misterio de los vestidos. Y las tres apuntan a que la dueña del vestido de seda pertenecía a las clases altas, pero sin más detalles al respecto. Una posibilidad es que las prendas pertenecieran a una compañía teatral que estaba huyendo de Inglaterra. La segunda teoría, basada en investigaciones de un historiador de la Universidad de Oxford, es que las prendas y demás artículos pertenecían a la esposa fallecida de un embajador, y que eran llevadas de regreso de Inglaterra a Constantinopla. La tercera hipótesos es que los objetos eran de una acaudalada familia de Europa Central que intentaba escapar de la Guerra de los Treinta Años.
Los investigadores creen que el Palmwood pudo haber sido un barco mercante que también transportaba personas con su correspondiente equipaje, señala Mussche. Por aquel entonces, el tráfico naval entre Inglaterra y Holanda era muy intenso, y había muchas personas que trataban de escapar de la Revolución Puritana en Inglaterra, señala Van Bruggen.
Mussche espera que haya más investigaciones sobre este y otros naufragios de la época, “porque nos daría una perspectiva completamente nueva de un siglo marítimo como lo fue el siglo XVII.” Pero eso depende del gobierno holandés.
Las expediciones son costosas y sólo posibles durante una pequeña ventana temporal a lo largo del año, apunta Thijs Coenen, arqueólogo marítimo de la Agencia de Patrimonio Cultural de los Países Bajos, que únicamente envía buzos al fondo del mar durante dos meses, debido a las malas condiciones climáticas y la falta de financiamiento. La excavación arqueológica completa del naufragio de Palmwood en el fondo del mar insumiría años de trabajo e ingentes fondos.
Otra problema es garantizar que los museos y los investigadores tengan capacidad de almacenar y estudiar de manera segura los artículos que se en los restos del naufragio, agrega Coenen.
La agencia patrimonial holandesa ha cubierto los restos sumergidos del Palmwood con una malla protectora contra la erosión que podría preservarlo durante décadas. En los Países Bajos hay numerosos barcos naufragados del siglo XVII, muchos de ellos no tan bien conservados, y el gobierno tiene que sopesar muy bien dónde enviar a sus buzos y destinar recursos. Coenen no descarta que en algún momento de los próximos años los buzos de la agencia regresen al lugar del naufragio del Palmwood. Según estima, en aguas holandesas hay unos 3000 naufragios conocidos. Lo que sí está claro es que este barco en particular es extraordinario y puede contener muchas otras joyas históricas.
Hans Dijker, uno de los buzos aficionados que encontró el vestido en 2014, dice que al principio no sabía que habían encontrado algo tan especial, y menos aún de la importancia de estas ropas. “Lo tuvimos durante bastante tiempo ahí colgado en una percha, en la sede de nuestro club de buceo.”
(Traducción de Jaime Arrambide)
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