El mensaje de Francisco a 200 artistas en la Capilla Sixtina: “El arte y la fe no pueden dejar las cosas como están”
Los argentinos Pablo Reinoso, Tomás Saraceno y Leandro Erlich participaron de una ceremonia por los 50 años de la Colección de Arte Moderno Contemporáneo de los Museos Vaticanos
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ROMA.- “Ayúdennos a entrever la luz, la belleza que salva. El arte y la fe no pueden dejar las cosas como están. Y no se olviden de los pobres, que son los preferidos de Cristo”. Fue el pedido que lanzó hoy el papa Francisco a unos 200 artistas, pintores, escultores, arquitectos, escritores, poetas, músicos, cineastas y actores de renombre de todo el mundo, que recibió en la espectacular Capilla Sixtina para celebrar el 50 aniversario de la inauguración de la Colección de Arte Moderno Contemporáneo de los Museos Vaticanos.
“Abrir y llevar novedad. Ustedes, artistas, realizan esto, haciendo valer su originalidad. Cuando el talento los asiste, llevan a la luz lo inédito, enriquecen al mundo con una realidad nueva”, dijo el Papa, que en un discurso muy aplaudido recordó la relación “especial” y “natural” que la Iglesia católica siempre tuvo con los artistas. Lo escuchaban, encantados, grandes nombres del mundo del arte y la cultura de todo el planeta, entre los cuales los artistas contemporáneos argentinos Pablo Reinoso, Tomás Saraceno y Leandro Erlich, el alemán Amsel Kiefer, los escritores italianos Alessandro Baricco, Gianrico Carofiglio, Nicoló Ammaniti, Roberto Saviano, Michela Murgia, la belga Amelie Nothomb y el español Javier Cercas, los cineastas Ken Loach, Abel Ferrara y Marco Bellocchio, entre otros.
En buena forma y a tan sólo una semana de haber sido dada de alta del hospital Gemelli, donde el 7 de junio se sometió a una operación abdominal, el papa Francisco, de 86 años, en su discurso destacó la capacidad de “soñar nuevas versiones del mundo” de los artistas. Creativos que, dijo, “son un poco como los profetas” si no se dejan atrapar por esa “presunta belleza artificial y superficial hoy difusa y cómplice de mecanismos económicos que generan desigualdades”.
“Es una belleza falsa, cosmética, de la que ustedes se mantienen distantes”, precisó. “Su arte quiere actuar como conciencia crítica de la sociedad, quitándole el velo a la obviedad. Ustedes quieren mostrar lo que hace pensar, lo que desvela la realidad también con sus contradicciones. Como profetas bíblicos, nos ponen delante de cosas que a veces molestan, criticando los falsos mitos de hoy, los nuevos ídolos, los discursos banales, las trampas del consumo, las astucias del poder”, afirmó.
En medio de los maravillosos frescos de Miguel Angel, Perugino y Botticelli que decoran la Capilla Sixtina -sala donde suelen tener lugar los cónclaves-, el exarzobispo de Buenos Aires subrayó, por otra lado, que “una de las cosas que acercan el arte a la fe es el hecho de perturbar”. “El arte y la fe no pueden dejar las cosas como están: las cambian, las transforman, las convierten, las mueven”, aseguró. Confesó luego que le impactaba siempre pensar en el Espíritu Santo como la entidad que permite hacer los mayores desórdenes, para luego llegar a la armonía. Una armonía que, subrayó, “se alcanza no con el equilibrio, sino con el des-equilibrio”.
“Necesitamos que el principio de la armonía viva más en nuestro mundo y eche a la uniformidad”, planteó. “Ustedes, artistas, pueden ayudarnos a dejarle espacio al Espíritu. Cuando vemos la obra del Espíritu, que es crear armonía de las diferencias, no aniquilarlas, no uniformarlas, sino armonizarlas, entonces entendemos qué es la belleza”, siguió. Y concluyó su discurso con un llamado: “no se olviden de los pobres, que son los preferidos de Cristo. También los pobres necesitan del arte, de la belleza. Algunos experimentan formas durísimas de privación de la vida y por esto, lo necesitan más. Por lo general, no tienen voz para hacerse oír. Ustedes pueden hacerse intérpretes de su grito silencioso”.
Francisco, que saludó después a todos los presentes, uno por uno, conquistó a todos con su discurso. “Fue muy lindo”, comentó a LA NACION Leandro Erlich, que debajo de un saco ostentó una camiseta de la Selección Argentina. “Es el primer Papa que veo. Y cuando lo saludé, como él en su discurso habló de la armonía y de la figura de los artistas en relación a la creación, la belleza y la armonía, le dije que me parecía que él es un Papa muy particular, que justamente hace mucho para tratar de encontrar esa armonía”, contó el artista, famoso por sus impactantes instalaciones.
El tucumano Tomás Saraceno aprovechó la ocasión para entregarle al Papa una carta con un mensaje de las comunidades indígenas de Jujuy, provincia que conoce bien, para sensibilizar sobre su lucha contra la extracción de litio. “Esperemos que pueda reaccionar y que cuando venga a la Argentina pueda visitar a las comunidades indígenas o que las comunidades vengan acá a Roma”, auguró Saraceno. “Yo creo que el Papa es una persona sensible y me pareció muy bien lo que dijo de las uniones que hay que tejer entre las varias formas del conocimiento y que es urgente y necesario para poder tratar de encontrar, como él decía, armonía, uniones, más allá de las diferencias”, agregó.
Coincidió Pablo Reinoso, que confesó que no esperaba ser convocado a semejante evento. “Me gustó la apertura, el discurso me lo habían pasado antes en inglés, así que lo había podido leer y después él lo abundó en espacios teológicos que le parecían importantes”, comentó. “Ojalá que la apertura de la Iglesia sea cierta. Todos nosotros, los artistas, sobre todo cuando estás en Italia, nos damos cuenta de que nuestra formación cultural, a través del patrimonio italiano en arte, es impresionante. Yo no doy un paso sin pensar en Miguel Ángel, en Leonardo, en Rafael, en Botticelli... O sea, son gente con las que convivo todos los días, no hay un ejercicio escultórico que haga que en algún momento no tenga que pasar por ahí. Y encontrarnos en la Capilla Sixtina, con un papa que resulta que es argentino hasta el tuétano, fue impresionante”, destacó Reinoso, evidentemente emocionado. “Su idioma es un italiano argentino facilísimo de entender para nosotros y recibirnos así en la Capilla Sixtina me pareció un acto de extrema generosidad”, opinó.
El cineasta británico Ken Loach, también presente, no ocultó su admiración por el Pontífice del fin del mundo. “Fue un gran privilegio venir y creo que lo dijo el papa Francisco fue muy fuerte porque habló de las contradicciones de la sociedad, del arte y de la belleza, la unidad y la armonía. Y dijo que tenemos que acordarnos de los pobres y eso no significa sólo hacer caridad sino que tenemos que defender la justicia social”, sostuvo. “Si estuviera en el Partido Laborista, probablemente sería expulsado”, agregó, haciendo reír a los periodistas presentes en la Galería Lapidaria del Palacio Apostólico.
“Ha sido un discurso no meramente protocolario, sino que el Papa ha dicho cosas muy relevantes y me ha gustado mucho que el Papa no tenga una visión pedagógica del arte, sino como algo que desenmascara mentiras y que muestra la complejidad de los seres humanos”, apuntó, por su parte, el escritor español Javier Cercas.
Su colega italiano, Alessandro Baricco, reconoció ante LA NACION haber vivido un momento “muy emocionante”. “Además, nunca había visto una concentración semejante de talentos”, destacó, saliendo de la Capilla Sixtina de la mano de Gloria Campaner, famosa pianista italiana que es su pareja.
El escritor y periodista Roberto Saviano, autor del best seller Gomorra, sobre la camorra, la mafia napolitana y acusado en un proceso de haber difamado a Matteo Salvini, líder de la xenófoba Liga y ministro de Infraestructua y vicepremier del actual gobierno de derecha de Giorgia Meloni, fue el más entusiasta de todos. “Fue increíble ver a tantos intelectuales juntos, en un momento en el que los intelectuales viven una situación de dificultad, son perseguidos judicialmente y atacados por los populismos en varios países. Francisco, en cambio, decide recibirlos y ponerlos en el centro”, dijo. “Esto me ha impactado y me ha hecho entender que este encuentro es un programa político, es decir, la posibilidad de reconocer en los artistas un camino en la lucha por la justicia, algo no descontado en este momento, a diferencia de hace 50 años, cuando un intelectual se sentía una figura comprometida. Ahora no, ahora un intelectual es invitado a ser neutral”, añadió el escritor, no creyente.
Saviano también reveló que le impactó “muchísimo” que Francisco reflexionara sobre la idea de que la armonía y el equilibrio son dos cosas distintas. “Es muy fuerte, no me lo esperaba del Papa, habló de una armonía que convive con el caos, que podemos no tener equilibrio, pero sí armonía, a la vez, que podemos no tener límites”, interpretó. “Creo que fue una clase de libertad”, concluyó.