A la programación puertas adentro del museo marplatense, se suman obras y recorridos guiados al aire libre durante todo el día
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MAR DEL PLATA.- No hace falta estar pendiente del reloj y los horarios de apertura y cierre. Después de nueve meses de inactividad y reapertura gradual previa a la temporada, el Museo de Arte Contemporáneo (MAR) se volvió a consolidar como una fuerte propuesta cultural, ahora con actividades habilitadas al público durante las 24 horas.
Así como ocurrió antes de fin de año, cuando se realizó la primera actividad en tiempos de pandemia con un homenaje a Ludwig van Beethoven desde automóviles dispuestos en las calles adyacentes, con otro poco de imaginación se vuelven a aprovechar las bondades exteriores del edificio y sus inmediaciones para permitir que marplatenses y turistas tengan a disposición obras, información e incluso la posibilidad de una guía virtual, todo de sol a sol y a cielo abierto.
#MuseoMAR24H se denomina esta aventura que, en el actual contexto de respeto a condiciones de distanciamiento social, habilita una nueva oferta cultural desde el entorno de esta monumental sede de avenida Félix U. Camet y López de Gomara.
Un teléfono celular y su lector de código QR son los pases que permiten sumarse a esta invitación desde la obra del artista visual Luis Camnitzer, con aprovechamiento integral de los enormes ventanales del lugar.
Esa tecnología sencilla posibilita, desde la explanada, acceder a dispositivos sonoros, audiovisuales y audio guías para conocer en detalle cada una de las propuestas que tiene el MAR durante este verano tan particular.
Otro giro también se dio a la más emblemática de las obras del MAR: el lobo de mar que luce en el ingreso, pieza que Marta Minujín presentó en la inauguración del museo, hace siete años. Desde esas veredas, siempre con un teléfono móvil, ahora se puede acceder a un recorrido virtual sobre todo el proceso creativo de esta obra que comenzó con miles de paquetes de alfajores, reemplazados luego por placas de bronce.
#MuseoMAR24H se denomina esta aventura que, en el actual contexto de respeto a condiciones de distanciamiento social, habilita una nueva oferta cultural
Las visitas tradicionales puertas adentro regresaron en enero de la mano de estrictos protocolos. Desde entonces son por grupos reducidos, con inscripción previa y con turnos, siempre guiadas por personal del museo para garantizar un recorrido seguro y también más completo, con detalles sobre cada una de las obras en exposición y sus autores.
Autoridades del Museo MAR confirmaron a LA NACION que a la fecha, desde el 9 de enero en que regresaron las visitas, recibieron 6500 reservas de turnos (se gestionan desde el sitio www.gba.gob.ar/museomar), cada uno habilitado para grupos de hasta 70 personas y siempre con acceso libre y gratuito.
Este reencuentro con el público se dio desde la puesta de las exposiciones Tres miradas sobre Mar del Plata, con fotografías de Annemarie Heinrich, Ataúlfo Pérez Aznar y Alberto Goldenstein; El orden y el accidente, que reúne a 11 artistas marplatenses y El lugar de la palabra, de Rosana Cassataro.
La primera ocupa la Sala 1 y la organizan el Museo Nacional de Bellas Artes, Ministerio de Cultura de la Nación y gobierno de la Provincia de Buenos Aires con auspicio del Fondo Nacional de las Artes y apoyo de la Embajada de Alemania en Buenos Aires y Amigos del Bellas Artes.
Los artistas se reparten un enfoque particular de esta ciudad en distintos momentos considerados hitos de la historia argentina, como el desembarco aquí de la clase trabajadora, el impacto de la última dictadura y la crisis social, política y económica de comienzos de este siglo. Heinrich trae desde su cámara a aquellos años 50, Pérez Aznar refleja la década del 80 y Goldenstein se instala en 2001.
El Orden y el Accidente, desde Salas 2 y 3, abre por primera vez el museo a una muestra protagonizada en su totalidad por 11 artistas marplatenses.
Facundo Pereyra, Camila Sánchez, Daniel Joglar, Inés Drangosh, Laura Spivak, Margarita Wilson-Rae, Daniel Basso, Valeria Gopar, Matías Duville, Nicolás Robbio y Florencia Reisz.
La programación puertas adentro se completa desde el hall central con El lugar de la palabra, de Cassataro. Se presenta como un recorrido por historias contadas. “Pintando sobre textos, creando nuevas lecturas, formas y atmósferas; tomar los muros como textos y tomar los textos como muros y derribarlos, palabra por palabra”, propone.
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