El Malba lanza un museo virtual de performance para celebrar sus 19 años
Esta vez no hubo recital en la explanada, ni ceremonia de lectura, ni brindis colectivo. El festejo del 19º aniversario del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba) tuvo el espíritu de los nuevos tiempos: en una conferencia de prensa por Zoom se presentó un "museo virtual" dedicado a la performance, fruto de un trabajo colaborativo que aspira a llegar en forma gratuita a audiencias de todo el mundo y a crear un archivo que sirva como "modelo pedagógico y de entretenimiento".
Es uno de los dos proyectos online impulsados por Gabriela Rangel, directora artística del museo desde hace un año. Y qué año: a principios de marzo, días después de haber inaugurado la retrospectiva dedicada a Remedios Varo, una de las instituciones culturales más importantes de la Argentina se convirtió en la primera en cerrar sus puertas como medida preventiva ante la pandemia. Aunque aún no tiene fecha de reapertura, ya se anunció que la muestra Constelaciones se extenderá hasta el año próximo. Por lo pronto, la flamante Red Argentina de Museos y Espacios de Arte (RAME) creó un protocolo para pensar en la transición poscuarentena.
"Los aniversarios son fechas que nos recuerdan la relevancia de las instituciones en tiempos inciertos -dijo Rangel a LA NACION-. Con el museo presencial cerrado pero plenamente activo, lo celebramos con dos proyectos realizados en equipo y perfectamente acoplados al mundo no presencial que se manifiesta como presente y futuro. También hemos apostado por la formación de una red de cooperación entre instituciones en tiempos de crisis".
Se refirió, de ese modo, al lanzamiento de los ciclos Hable con ella y La historia como rumor. Mientras que el primero se centra en obras del museo comentadas por artistas contemporáneos -en videos disponibles en el sitio malba.org.ar/hableconella y en el canal IGTV de @museomalba-, La historia como rumor abarca acciones y performances realizadas en distintos momentos y lugares de América y el Caribe, entre el fin de la Guerra Fría y la aparición de Internet. Estas obras desmaterializadas abordan, según Rangel, "problemáticas hoy debatidas globalmente" como aquellas que trascienden el género, la sexualidad o la etnicidad.
Cada mes durante un año se presentará un proyecto de investigación, a modo de muestra que será acompañada por programas públicos. El primero, curado por Rangel y Sharon Lerner, está dedicado a la performance El cuerpo de Giula-no (247 metros de algodón crudo), presentada por el artista peruano Jorge Eielson en la Bienal de Venecia de 1972.
Tanto Hable con ella como La historia como rumor, agregó la directora del Malba, "dan cuenta del tiempo que ha mediado entre el 2001 y el 2020: por una parte, el museo ya goza de un importante acervo patrimonial que lo proyecta internacionalmente, y por otra, enfrenta cambios sustanciales en la manera de ‘programar’, valiéndose de metodologías de selección y presentación inter y trans disciplinarias".
Sobre esos cambios dio algunas pautas Eduardo Costantini. "Ante la incertidumbre por la falta de una vacuna y la situación financiera global, seguramente los museos de todo el mundo pondrán más énfasis en las colecciones permanentes y en muestras de arte local. Pero hay que ir viviendo mes a mes, no se puede programar con tanta anticipación", dijo a LA NACION el empresario que fundó el Malba el 21 de septiembre de 2001, diez días después de que cayeran las Torres Gemelas y mientras la Argentina avanzaba hacia una de las peores crisis de su historia, y que desde entonces destina cada año al mantenimiento del museo un promedio de dos millones de dólares.
"La Argentina es un país muy inestable. Hay que tener un colchón de ahorro para amortiguar las crisis", agregó el presidente de Consultatio, que recomienda "equilibrio, flexibilidad y fortaleza" para atravesar esta "experiencia única y global, que revela las debilidades y fortalezas de la naturaleza humana".
Con esas herramientas enfrentó la oposición de los vecinos de Barrio Parque a la construcción del edificio sobre la Avenida Figueroa Alcorta, que le costó más de 20 millones de dólares. Allí alojó 223 obras de su colección que donó al museo, incluidas varias piezas emblemáticas del arte moderno latinoamericano que ya no tienen equivalentes disponibles en el mercado. Entre ellas Abaporu, de Tarsila do Amaral; Autorretrato con chango y loro, de Frida Kahlo, y Retrato de Ramón Gómez de la Serna, de Diego Rivera.
Esa colección que inició en la década de 1980, asesorado por el coleccionista Ricardo Esteves, creció en forma coherente gracias a la labor de Marcelo Pacheco, curador en jefe durante una década de un museo que pronto logró convertirse en destino obligado para cualquier visitante extranjero. Las alianzas internacionales que impulsó con prestigiosas instituciones como el Museo de Arte Moderno de Nueva York, el Museo Metropolitano de Nueva York, el Museo de Bellas Artes de Houston y la Pinacoteca de San Pablo permitieron exhibir en el país muestras "blockbuster" y exportar otras "Made in Argentina", como las dedicadas a Antonio Berni y Xul Solar.
Un escenario que seguramente no se repetirá durante mucho tiempo. Aunque todo indica que la sobriedad de los festejos se mantendrá el año próximo, cuando se celebren los veinte años del Malba y los treinta de arteBA, Rangel adelantó que ya trabajan en la producción de "una gran muestra". "No vamos a reabrir como si no hubiera pasado nada -dijo la directora del museo-. Hay una necesidad de repensar nuestra práctica y de impulsar la colaboración institucional. Dicen que el museo está muerto porque está cerrado pero no, el museo esta vivo".
Otras actividades para celebrar el aniversario del museo:
- Cine argentino recuperado
Durante cinco domingos, a partir del 27 de septiembre, se podrán ver en el sitio del museo cinco películas exhibidas y en muchos casos rescatadas por malba.cine.
- Literatura
Jornadas "A propósito de Juana Bignozzi" (del miércoles 23 al domingo 27 de septiembre)
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