El lento ascenso femenino
LAS MUJERES Y LA PATRIA Por Lucía Gálvez-(Norma)-228 páginas-($18)
Desde la aparición de Mujeres de la conquista (1991), la historiadora Lucía Gálvez viene ocupándose de restablecer un lugar borrado en el imaginario argentino: la función de las mujeres en la historia, siempre al lado de los varones, pero sin ocupar cargos oficiales. Durante mucho tiempo, el único espacio que les perteneció por derecho fue el del amor. Pero desde la intimidad amorosa, doméstica, supieron también proyectar una indudable influencia sobre el espacio público, a veces de manera muy visible, como en el caso de Encarnación Ezcurra, que fue llamada "la Heroína del Siglo" y cuya relación con el poder anticipó en un siglo la de Eva Perón.
Estas y otras consideraciones se exponen en la introducción, donde Gálvez reseña consistentemente el itinerario de las luchas femeninas por la igualdad de derechos. Las rupturas revolucionarias, las catástrofes y las guerras propiciaron avances luego retaceados o negados una vez restablecido el orden, cuando el poder estimaba más conveniente circunscribir las energías de las mujeres a los límites del hogar.
El auge de la burguesía y el espíritu victoriano, que en el Río de la Plata coincide -como lo señaló Pedro Barrán- con el triunfo de la sensibilidad "civilizada" sobre la "cultura bárbara", supone sin embargo "un retroceso en la emancipación femenina y una separación forzada de los sexos como nunca se había dado en la historia de Occidente". En nuestro país, el Código Civil de Vélez Sársfield y, más tarde, la Ley de Matrimonio Civil, proveyeron el "corsé jurídico" que encerró a las mujeres en el papel de niñas eternamente controladas y tuteladas. Esta asimetría se remediará en gran parte en 1926, gracias a las luchas de las pioneras feministas y del Partido Socialista. Más lentamente se producirá el cambio en las costumbres, que no llega a alcanzar del todo al imaginario social ni a los medios de comunicación, como lo demuestra la cita de artículos periodísticos actuales.
Gálvez toma varios casos paradigmáticos de nuestra historia argentina e hispanoamericana para ilustrar este proceso. Algunas de estas figuras son bien conocidas y han motivado libros recientes: Mariquita Sánchez, Juan Bautista Alberdi, Encarnación Ezcurra, Eva Perón, Remedios de Escalada, Regina Pacini, Victoria Ocampo, Delfina Bunge. Otras se han difundido menos entre nosotros, como las de Micaela Bastidas y María de Ojeda (siglo XVIII).
También la lucha colectiva de anarquistas, feministas y socialistas ocupa un sustancioso capítulo. Gálvez aborda las historias seleccionadas con acento y opiniones personales, y eficacia sintética. Todas ellas interesan, incluso la de Alberdi, atípica en el conjunto, pero muy oportuna para diseñar una imagen recurrente: la del intelectual brillante -quizá inmaduro en lo afectivo- que logra siempre tener al lado una mujer que lo espera y asiste, aunque no elige ninguna como compañera definitiva.
Ameno y escrito con claridad, en un lenguaje accesible a todo público, Las mujeres y la patria proporciona una atractiva visión panorámica que seguramente no defraudará a quienes ya se entusiasmaron con Historias de amor de la Historia argentina (1998).
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