El humor nacido de la adversidad
La escritora norteamericana Lorrie Moore, una de las más exitosas novelistas del momento, odia las entrevistas, pero aceptó "hablar" por fax acerca de su vida y de su obra
Si alguien pudiera verla, vería esto: una mujer que escribe, se detiene, mira los lomos de los diccionarios que tiene frente a su computadora, vuelve a escribir, a detenerse. Pelo oscuro, rasgos dulces y piel cremosa, es una de las mejores escritoras norteamericanas, alguien que ha logrado entrar en ese olimpo con una cantidad discreta de libros escritos, una prosa lesiva y los cuentos más perturbadores jamás logrados en muchos años.
Se llama Lorrie Moore y nació en Glen Falls, Nueva York, en 1957, pero vive desde 1984 en Madison, capital del estado de Wisconsin, donde enseña Inglés y Escritura Creativa en la Universidad. Los pocos datos que se conocen -que ella deja que se conozcan- dicen que está casada con un abogado, que tiene un hijo pequeño que apenas le deja tiempo para escribir y que toma notas durante meses en cientos de trozos de papel antes de sentarse durante una larga jornada de dieciséis horas y transformar todo en un relato.
Antes y después del hijo hay algo que no cambió: a Lorrie Moore no le gusta que la entrevisten. Ni por teléfono ni personalmente y mucho menos por e-mail. Sin embargo, a veces comete una breve excepción, como en este caso. Ha puesto el punto final a un puñado de respuestas para esta nota y un rato después cuatro hojas de fax llegan a Buenos Aires con más de treinta respuestas y un breve párrafo en el que se disculpa por el retraso en responder.
Cómo convertirse en escritora
En la Argentina la obra de Lorrie Moore está siendo editada por Emecé, que hace unos meses publicó Hospital de ranas ( Who will run the frog hospital ), novela que Moore escribió en 1994. Todos sus libros, menos el segundo, han sido publicados en la Argentina casi en el orden inverso al de su publicación en los Estados Unidos. El primero que se conoció aquí fue Es más de lo que puedo decir de cierta gente (Emecé, 1999, Birds of America en el original y el tercero de sus libros, escrito en 1998); Como la vida (Emecé, 2002, Like Life , escrito en 1990); Autoayuda (Emecé 2001, Self-Help , tercer libro publicado en la Argentina y primero de la autora, escrito en 1983). Hay todavía dos obras inéditas en la Argentina: una novela experimental llamada Anagrams (1986) cuyos protagonistas, Gerard y Benna, cambian de profesión, estados de ánimo e historia en cada capítulo y The Forgotten Helper , un libro para chicos publicado en 1987. "Bueno, es un libro navideño -escribe Moore en su fax-. Fue publicado en España. La Navidad es una especie de musa para mí. Eso probablemente tiene algo que ver con mi infancia."
Marie Lorena Moore es la segunda de cuatro hermanos, hija de un ejecutivo de empresa de seguros y una enfermera, ávidos lectores y melómanos. Creció tímida y más o menos feliz, y tuvo el mismo novio desde la segunda semana del colegio secundario hasta que cumplió 24 años. Tenía dulces 19 cuando envió un cuento a un concurso literario organizado por la revista Seventeen y ganó. En 1983 mandó algunos cuentos a un agente literario que buscaba nuevos valores y un editor de la casa Knopf se interesó. Así fue como publicó Autoayuda , su primer volumen de cuentos, con un contenido bastante más inquietante que el mero manual conductista new age sobre el que ironiza el título. Uno de los nueve relatos de Autoayuda se llama "Cómo ser una otra mujer". Las inquietantes primeras líneas de "Cómo convertirse en escritora" son: "Primero, trata de ser algo cualquier otra cosa, pero otra cosa. Estrella de cine/astronauta. Estrella de cine/ misionera. Estrella de cine/maestra jardinera. Presidente del mundo".
-¿Ese es el consejo que le daría a un escritor joven?
-Sí, contesta Moore lacónicamente en el fax.
En "Irse así", uno de los cuentos de Autoayuda , la protagonista -una escritora de libros para chicos- tiene cáncer y decide suicidarse. En una reunión de amigos comunica formalmente la decisión, pero no es tan sencillo contárselo a su hija pequeña, Blaine: "Me puso la cabeza sobre la falda como un huevo con la cáscara cascada que pierde un poco de líquido por la grieta. Le susurré pequeñas cosas, le pasé la mano por el cabello, le dije cuánto la amaba, lo paciente que tenía que ser, la fuerza que tendría que tener". Los relatos de Moore están repletos de escenas como ésta. Escenas que erizan. Que manipulan el horror natural con que venimos al mundo.
-Yo creo que está mal manipular al lector de manera torpe o infructuosa o para forzar finales toscos, de mal gusto. Pero manipular al lector, en el más general y benigno sentido de la frase, es exactamente lo que todos los escritores deben hacer.
- ¿Encontró el tono y el ritmo de su prosa desde que comenzó a escribir?
-Escribo siguiendo lo que me dicta mi oído. Y el oído de una siempre es una cosa misteriosa. Pero o crees en tu oído o estás perdida. Cada pieza narrativa demanda su propio sonido, su propia voz. Yo veo todos mis relatos por separado, pero obviamente, si los ponemos juntos, me parece que se pueden encontrar ciertas cosas, tonos, ritmos, en común.
- ¿Cuál es su recuerdo más antiguo del momento en que decidió ser escritora?
-No tengo recuerdos acerca de lo que sea que signifique "querer convertirme en escritora". En determinado momento de mi vida, me encontré queriendo escribir relatos y haciéndolo. Pero "convertirme en escritora" era una frase sin sentido para mí.
- ¿Le dio miedo de no ser capaz de ganarse la vida con una carrera así?
-Sí, claro. Siempre. Todo el tiempo. Pero hay que ser persistente.
Hospital de ranas , la novela que acaba de publicar Emecé en la Argentina, comienza en París. La protagonista se llama Berie Carr. Algunos críticos han señalado la métrica similar entre el nombre de la protagonista y el de Lorrie Moore, a lo que la autora ha respondido enojada que en su obra hay también una Elizabeth, un Bill, un Harry, un Mack, una Adrienne, una Zöe, una Odette, un Gerard, una Benna, una Mary, una Riva y, por alguna extraña razón, un par de Marjories. En todo caso Berie, de 37 años, pasa tres semanas en París acompañando a su marido, a quien la une una relación un poco ajada. Durante esa estancia en París, Berie recuerda el verano de 1972. Ella tenía entonces 15 años y una amiga, Silsby Chausse. En 1972, Berie trabaja como cajera en un parque de diversiones llamado Tierra de Leyendas y Sils tiene un novio, Mike, de quien queda embarazada. Para pagar el aborto de su amiga, Berie distrae algún dinero de las entradas que vende en el parque, pero nada sale bien y las amigas terminan separadas. Años más tarde se reencuentran en una reunión de ex compañeros de colegio sólo para constatar que la tersa sensualidad que recubría la relación no se ha perdido.
- Los personajes femeninos de Hospital... son distintos de otros de su obra .
-¿Porque son más jóvenes? Sí, a lo mejor el humor de su mundo es diferente, y entonces el humor que hay en el libro no es "divertido" de la forma en que lo es en otros libros. No es ingenioso, quiero decir. Es otra cosa, algo distinto.
- ¿Usted extraña algo de su propia infancia?
-No. Y sin embargo me doy cuenta de que este libro trata de capturar algo acerca de la infancia que el narrador siente que perdió.
- ¿Sus lectoras se han quejado alguna vez de que describa el mundo femenino de una forma tan cruda?
-No. No. Pero ahora me deja preocupada.
- ¿Por qué tanto interés en pintar personajes femeninos?
-¿Por qué los escritores hombres están tan interesados en personajes masculinos? De hecho yo tengo muchos personajes masculinos esparcidos en mis cinco libros. Incluso hay un cuento en el que no hay ningún personaje femenino.
Realidad y tragedia
Hasta Hospital de ranas , Moore era una buena escritora, pero en 1997 pasó algo que la convirtió en un escritora excepcional. Ese año se publicó en The New Yorker un relato suyo titulado "Esta gente es la única clase de gente que hay aquí". La publicación incluyó una foto a toda página de la autora y no bastó más para sugerir que la historia era real.
-¿ Usted no sabía que se iba a publicar de esa forma y con un subtítulo que sugería que la historia era autobiográfica?
-No. Toda esa situación no me hizo sentir nada cómoda y la verdad es que me confundió mucho.
¿Cuál era el problema? Que la historia no era cualquier historia. Era así: "Comienzo: la madre encuentra un coágulo de sangre en el pañal del Bebé. ¿Qué es esta historia? ¿Quién lo puso aquí. Es grande y brillante, con una estría rota de color caqui. Durante el fin de semana el bebé estuvo como ausente, como flotando en el espacio, pálido y de mal humor. Pero hoy parece estar bien. Entonces, ¿qué es esto que resalta en el pañal blanco, como el corazón de un ratoncito en medio de la nieve?"
La cosa se pone peor. Madre y Bebé marchan al hospital donde los médicos descubren que Bebé tiene un tumor maligno en el riñón. Le harán una nefrectomía radical y quimioterapia. Después de la publicación del relato, siendo Moore misma la madre reciente de un bebé, se vio contestando preguntas perturbadoras: ¿le había pasado a ella? Desde entonces, todos quieren ver en los cuentos de Moore pedazos de la vida de Moore y ella sonríe levemente -y a veces se enoja- y dice que no. Que no.
- ¿Por qué la gente y el periodismo están tan interesados en encontrar relaciones entre la ficción y la vida privada de los autores?
-Bueno, pienso que es una falta de confianza en el arte y una especie de debilidad del periodismo. Creo que es un impulso natural. Hasta los chicos, cuando se cuentan historias entre ellos, logran impresionar mucho más a la audiencia cuando aseguran que su historia es "verdad" , que "realmente sucedió".
- El hecho de que los caracteres de ese cuento lleven nombres genéricos -la Madre, el Padre, el Bebé- lo hace más estremecedor ¿Fue deliberado?
-El hecho de que esto le estuviera sucediendo a un simple bebé era algo que yo quería enfatizar. Pensé en todos estos personajes como atrapados en una especie de guión muy trágico, donde cada uno tenía roles que representar -la tragedia, en la vida y en el arte, requiere de cierta representación- y les asigné a estos personajes roles en vez de nombres. Fue la forma en que lo escribí y lo concebí desde el principio.
Un año después, el relato se publicó, junto a otros doce cuentos, en un libro llamado Birds of America que terminó de instalar a Moore en el olimpo de los mejores escritores americanos. Birds of America se tradujo y se publicó en la Argentina como Es más de lo que puedo decir de cierta gente.
Una madre genial
Además de pájaros, en Es más de lo que puedo decir de cierta gente hay once cuentos con chicos que corren peligro. "Fue algo de lo que me di cuenta después de terminar el libro", comenta Moore.
En el cuento "Una madre genial" una mujer sostiene en brazos el bebé de una amiga cuando el banco donde está sentada comienza a ladearse. La mujer cae. El bebé escapa de sus brazos: "La cabeza del bebé chocó contra la pared de piedra de la nueva terraza de los Spearson y el golpe le produjo un derrame mortal en el cerebro".
- ¿Se sintió un poco rara después de escribir esa escena, en la que el cráneo del bebé choca contra el cemento?
-Sí. Me quedé un poquito impresionada por haber sido capaz de escribir eso. Yo estaba tratando de imaginar qué es lo peor que puede pasarle a una persona que, en todos los demás aspectos, tiene una vida buena y confortable, y me di cuenta de que éste era uno de mis miedos más profundos. Entonces lo imaginé y lo escribí (es un consejo que les doy a mis estudiantes, que busquen esos miedos de los que no pueden siquiera hablar y que hagan cuentos sobre ellos).
- ¿Disfruta enseñando o le gustaría focalizarse sólo en la escritura?
-Disfruto mucho enseñando. Si no, probablemente no lo haría. Me gustan los estudiantes, que son casi siempre jóvenes y entusiastas, y me enseñan cosas acerca de la música pop de las que no me enteraría de otra forma.
- En Argentina no hay formación universitaria de escritores profesionales. ¿Cree que ese tipo de formación académica es necesaria?
-Absolutamente no. Pero es un hermoso santuario para aquellos escritores que están solos y buscan una comunidad. Es también una forma de democratizar la oportunidad de escribir.
- En un reportaje publicado en 1998 en The Bookseller dijo que "Al enseñar, se intenta corregir la prosa de los alumnos y proteger a gente que tiene el desafortunado hábito de escribir ficción". ¿En qué sentido es desafortunado ese hábito para usted?
-Uno siempre quiere decir a los estudiantes: "Si pudieras pensar en hacer cualquier otra cosa que no sea esto, por favor hacelo. Si no podés, entonces no tenés opción. Y vas a ser escritor, vas a escribir". Eso es todo lo que quiero decir con "infortunado": en el sentido de que no se puede elegir.
- Se dice a menudo que sus cuentos tratan acerca de gente perseguida por la desgracia .
-Toda la literatura trata acerca de la desgracia. Yo no creo que eso sea algo exclusivo de mi literatura. ¿Estoy obsesionada por el amor y la muerte y las enfermedades y las cosas graciosas que la gente puede decir en momentos realmente raros? Bueno, sí, por supuesto. Lo estoy.
- ¿Diría que sus personajes viven en un mundo de infelicidad?
-Yo diría que todo el mundo vive en un mundo de infelicidad, en una u otra medida.
- Los finales de sus cuentos parecen muy cuidados, como si se tomara muchísimo tiempo para pensarlos. ¿Es así?
-Sí, es así.
- ¿Y qué está escribiendo ahora?
- A novel and a story and this fax , dice Moore en métrica perfecta, como quien se reserva el acorde final y sabe que es perfecto.