El gran año de Guillermo Kuitca en Europa: “La pintura es el mayor de los secretos”
El artista argentino, que ya expone en Milán y próximamente lo hará en Suiza, se prepara para inaugurar una tercera muestra en Lille, Francia, que LA NACION recorrió en exclusiva
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PARIS.– Se puede decir, sin temor a equivocarse, que este será el año de Guillermo Kuitca en Europa. Tres muestras lo tendrán como protagonista, una en París, otra en Milán y la tercera en Zurich, donde el público podrá descubrir los diferentes lenguajes de ese artista proteiforme a través de obras que, en su mayoría, nunca fueron exhibidas en el Viejo Continente. Y aunque, por el momento, Kuitca sigue en Buenos Aires, no parece demasiado preocupado: “La pandemia, es verdad, complicó las cosas. Pero no es muy grave. Los equipos responsables de las muestras fueron de una gran eficiencia y profesionalismo. Y, la verdad, puesto a elegir, yo prefiero que viajen mis obras y no yo”, le dijo con filosofía a LA NACION en una charla por FaceTime.
La primera de esas exposiciones debía inaugurarse el 15 de abril en el LaM, el Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de la ciudad francesa de Lille, ubicada 200 kilómetros al norte de París. Debido a los sucesivos confinamientos impuestos por el Covid, el público recién tendrá acceso a partir del 19 de mayo, fecha de apertura de todos los sitios culturales en Francia. Desde esa fecha hasta el 15 de agosto, el celebrado artista argentino desplegará más de 40 años de creación a través del conjunto de sus obras: dibujos, pinturas e instalaciones. La mayoría de ellas nunca vistas en Europa.
Desde el 6 de mayo y hasta el 12 de septiembre, Kuitca estará presente en la Trienal de Milano, con un evento especial de su creación, Los Ciudadanos. A través de las obras de 28 artistas de la Fundación Cartier, el pintor argentino explora la idea de grupo, de comunidad y de trabajo colectivo.
Por fin, a partir de junio, Kuitca regresará a la galería Hauser & Wirth de Zurich con una muestra que incluirá tres series: la del El idiota de la familia, exhibida en Los Ángeles en 2019, nuevos trabajos sobre planos de casas realizados en 2020 durante el confinamiento en Buenos Aires y su obra en torno al teatro.
Cerca de 30 años después de su presentación en Documenta IX (1992) y a 20 años de su última exposición en Francia, en la Fundación Cartier, el LaM decidió “mostrar el trabajo de una de las figuras centrales de la creación en América Latina, poco conocido por el público francés”, le dijo a LA NACION Sebastian Delot, director-conservador del museo. Decididamente didáctica, para un público que descubrirá la obra y el artista al mismo tiempo, clara, rigurosa y ordenada, Guillermo Kuitca, Dénouement, la exposición del LaM concentra la luz sobre los lazos que existen entre la obra de Kuitca y las distorsiones espaciales de Picasso, estableciendo un diálogo entre las obras calificadas de “cubistoides” del genio español a partir de 1912. “En un sentido más general, la muestra intenta dejar en evidencia la profunda relación que existe entre Kuitca y artistas que lo han marcado, como Pina Bausch o Lucio Fontana”, explica Delot.
La exposición del LaM, maravilloso escenario cultural instalado en medio de un vastísimo parque al este de Lille, consagra un importante espacio al dibujo, con unas 140 obras gráficas realizadas desde comienzos de los años 1980 a nuestros días. Todas salen directamente del atelier de Kuitca y nunca fueron presentadas al público. También presenta un libro del artista, inspirado en su experiencia en la creación de decorados de ópera.
La muestra se abre con esa selección de obras gráficas que confronta periodos diferentes, así como con varios cuadros realizados durante el confinamiento en Argentina. Desde ese primer contacto, el espectador percibe esa tendencia del artista a tratar el tiempo como si se moviera en forma circular: en muchas de ellas reaparecen perspectivas y temas que marcaban sus obras juveniles.
¿Tiene acaso algo que ver con la eterna situación argentina, que no consigue dejar de caer en la crisis? “Es verdad que hay temas que regresan sin que yo me de cuenta. Y tampoco se puede negar que, viviendo en este país, las situaciones deben obligatoriamente influenciarme. Pero no estoy seguro de que sea tan claro para mí”, analiza. En todo caso, Kuitca reconoce que la pintura es un campo de batalla. “Muchos piensan que es una actividad alejada de nuestro tiempo. Pero creo que el grado de compromiso de la mirada en una pintura es tan enorme, tan exigente, tan impactante, que me da la impresión de que la pintura es el mayor de los secretos”, precisa.
La segunda sección incluye Untitled, la instalación presentada en Documenta IX en 1992 y con la cual accedió al reconocimiento internacional. Se compone de 20 camas pequeñas en cuyos colchones Kuitca pintó mapas de carretera donde figuran, sin lógica geográfica, nombres de ciudades europeas. “Evité poner nombres de ciudades muy conocidas. Los escogí por su sonoridad y su resonancia. Y, ¿por qué camas? Porque la cama es el espacio privado por excelencia. Y la carta de carretera, el espacio público. Los dos extremos se juntaron cuando pinté esos mapas en el colchón.
-Comparando las fechas, otra interpretación es posible. ¿Acaso el hecho de dibujar planos de casas en la juventud, antes de salir al mundo, y mapas de carreteras en la madurez, para las primeras exposiciones internacionales, no es una forma límpida de expresar un cambio de percepción del mundo?
-Es posible. Soy incapaz de decirlo.
Guillermo Kuitca no es muy explícito cuando se trata de explicar su obra. Prefiere “que la gente formule sus propias interpretaciones”. En todo caso, hay algo fascinante en esta exposición: la sensación de que se está ante una obra premonitoria. Como si desde que comenzó a pintar en los años 1970 hubiera intuido la pandemia. La ausencia absoluta de figuras humanas, las tonalidades de grises, sombrías, generalmente utilizadas por el artista, la sensación de soledad y de aislamiento que provocan muchas de sus obras son perfectas expresiones del año que acaba de vivir el planeta.
Incluso cuando utiliza el color, como en el caso de la reciente serie Maps and Theaters, estructurada en torno al diálogo entre teatro y pintura, y realizada en 2018, es difícil no pensar en la situación actual. Aplicando un poco de agua en la superficie del papel, donde están impresas representaciones de salas de ópera, Kuitca disloca las formas y desdibuja los contornos, rompiendo el rigor geométrico y el carácter impersonal de los planos. El observador, sin embargo, no puede dejar de sentir que se encuentra ante la representación de un mundo desdibujado por la pandemia, aun cuando esas obras hayan sido realizadas años antes.
Definitivamente cautivado por la obra de Kuitca, Gregoire Prangé, el joven encargado de coordinación de la conservación del LaM, señala por el contrario el cambio experimentado por el artista en su trabajo en torno al teatro.
“A partir de 1995, Kuitca comenzó a incorporar en su trabajo planos de salas de teatro vacías. Según afirma, en los años 1980, su trabajo parecía asumir el punto de vista del espectador. En cierto modo, la obra se transformaba en la escena. Después hubo un lento giro y, años más tarde, su trabajo adoptó el punto de vista de un actor”, explica.
Esa teatralidad está muy presente en Doble Eclipse, una de las telas más espectaculares. Una escena crepuscular donde el negro está omnipresente. Decenas de mesas redondas, de colchones (otra vez…), de sillas (otra de sus obsesiones…), de micrófonos, podios y estantes componen un paisaje solo iluminado por dos círculos que evocan astros celestes.
Esa obra podría ser considerada como una condensación del trabajo de Guillermo Kuitca. La exposición del LaM, por su parte, es una ambiciosa demostración de que, aun creando en una sociedad donde la política invade y divide, el artista puede tomar, como en su caso, otros caminos para la creación.
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