El gobierno lanzó el plan “Marca Libro Argentino”, para impulsar la comercialización en el exterior
Con la presencia del canciller Santiago Cafiero, funcionarios de Cultura, escritores y representantes del sector editorial, se anunciaron ayer los principales lineamientos; participan el sector público, privado y académico
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Con el objetivo de ampliar el mercado externo de las editoriales nacionales, difundir la presencia del libro argentino en el exterior y, como insistieron los funcionarios presentes en el acto, generar divisas, se presentó el “Plan de Internacionalización Marca Libro Argentino” o, más bien, los lineamientos del plan. Se espera que los primeros avances -en el que participarán en forma conjunta el sector público, el sector privado a través de cámaras editoriales, asociaciones de traductores y organizaciones de escritores, y también el académico- se den a conocer durante la 46ª Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, que comienza en abril de 2022. Según trascendió, los ejes del plan se apoyan en un proyecto desarrollado íntegramente por el Centro de Estudios y Políticas Públicas del Libro (Ceppl) de la Universidad Nacional de San Martín y la Cámara Argentina del Libro (CAL).
En el Salón Libertador del Palacio San Martín, el canciller Santiago Cafiero encabezó el acto de lanzamiento, con el vicecanciller Pablo Tettamanti; la directora de Asuntos Culturales del Ministerio de Relaciones Exteriores, Paula Vázquez; la secretaria de Desarrollo Cultural del Ministerio de Cultura, Lucrecia Cardoso; la secretaría de Relaciones Económicas Internacionales, Cecilia Todesca; la editora e investigadora del Ceppl, Raquel Franco; el titular de la comisión de comercio exterior de la Cámara Argentina del Libro, Aníbal Ilguisonis, y el escritor Martín Kohan. “Vamos a estar potenciando y exportando una parte de nuestra identidad nacional -dijo ayer Cafiero-. Una exportación que tiene valor agregado, pero fundamentalmente talento agregado. Estamos agregando talento a nuestras exportaciones”.
En sus discursos, la mayoría recordó la pujanza de la industria editorial argentina, que llegó a encabezar el ranking de exportadores de ejemplares y venta de derechos en lengua española allá lejos en el siglo XX. Ahora ocupa el quinto lugar, con un exiguo 5% del total de exportaciones del mercado mundial de libros en español. En 2020, el país exportó libros por un valor inferior a los veinte millones de dólares y la balanza comercial arrojó un saldo negativo de casi veintidós millones de dólares. “Quiero que la edad de oro del libro argentino esté en el futuro y no el pasado”, dijo Vázquez.
“Se presentó el compromiso asumido entre Cancillería como organismo que tiene las competencias específicas en la internacionalización de las industrias culturales y el Ministerio de Cultura con el sector privado y los protagonistas y hacedores de los primeros insumos, que son los escritores y las escritoras, para trabajar en conjunto entre 2022 y 2023”, explicó Vázquez a LA NACION. “Queremos desarrollar un sello que acompañe las políticas públicas vinculadas con el libro y además como marca identificatoria en los libros argentinos, una marca país asociada a los libros”, agregó. “Estoy muy contenta de que, aunque estoy en Cancillería hace apenas dos meses, hayamos elaborado una hoja de ruta en común con el Ministerio de Cultura y la Agencia de Inversiones. No siempre es sencillo trabajar de forma mancomunada en el Estado y me hace mucha ilusión hacerlo en este plan no solo porque tengo una inclinación personal y sentimental por el libro argentino, porque milité por eso desde lo privado y ahora desde la función pública, sino también porque creo que es un camino de crecimiento para la economía argentina”.
Cafiero admitió que fue Vázquez quien le acercó la idea. “Aunque ustedes no lo crean, en la administración pública hay mucha descoordinación”, dijo el canciller, tal vez con ironía, en referencia a las distintas políticas públicas en favor del sector editorial, y se comprometió a hacer efectivo el plan Marca Libro Argentino. Si esto ocurre, se fortalecerá aún más el Programa Sur de apoyo a las traducciones de la Cancillería, el programa Argentina Key Titles, las misiones comerciales en embajadas y agregadurías culturales y la relación con diversos “embajadores del libro argentino” en el extranjero, esto es, editores, traductores, críticos y hasta influencers de otros países que promueven la lectura de libros de autores argentinos. Cardoso recordó a la audiencia que el presupuesto del Ministerio de Cultura se había triplicado durante la pandemia para sostener el sector cultural y destacó que la industria editorial emplea a unas 40.000 personas (según un informe prepandémico). También aludió a los desafíos y oportunidades que brinda la digitalización.
En su alocución, el escritor Martín Kohan abogó por una “literatura sin metafísica” y por un apoyo concreto a escritores y editores. “No es cuestión de prebendas sino de políticas culturales”, dijo el autor de Confesión. Durante el anuncio oficial, hubo cierta tendencia de los expositores a reducir la producción editorial argentina a la literatura, como si no hubiera libros de ciencia, de historia, de ciencias sociales y de humanidades.
De los que participaron del anuncio, la más concreta fue Raquel Franco. “Hay una dificultad estructural en el sector editorial argentino que, por un lado, es muy diverso y tiene un nivel bajo de extranjerización y concentración, pero por otro, exporta muy poco con relación a su producción y diversidad”, remarcó la directora de Pequeño Editor. También dijo que se trabajará con funcionarios y representantes del sector privado en un plan estratégico a mediano plazo. “Es un hecho muy relevante el encuentro entre un sector ansioso por crecer y los interlocutores correctos dentro del Estado. Así desarrollaremos juntos un plan en común para la proyección de nuestra cultura”.
Además de una nube de mosquitos, estuvieron presentes en el Palacio San Martín el director de la Biblioteca Nacional, Juan Sasturain; el director nacional de Coordinación Cultural de esa institución, Guillermo David; el presidente de la Agencia Argentina de Inversiones y Comercio Internacional, Juan Usandivaras; las escritoras Claudia Piñeiro, María Negroni y Marina Mariasch, y los autores Enzo Maqueira y Marcelo Guerrieri (por la Unión de Escritoras y Escritores), los editores Juan Manuel Pampín, Leonora Djament, Marcos Almada y Graciela Rosenberg; el director del Ceppl, Alejandro Dujovne, y representantes de la CAL, la Cámara Argentina de Publicaciones, la Fundación El Libro y la Feria de Editores, entre otros. Hubo aplausos en la audiencia con el compromiso asumido por el canciller que, a modo de cierre, dijo: “Nos ponemos en funcionamiento”.
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