El Gobierno convoca a un concurso por el 8M en el que solo pueden participar mujeres, lesbianas, gays, trans y travestis

Después de la polémica que se generó con la encuesta (primero obligatoria, luego optativa) para concursar en la 109ª edición de Salón Nacional de Artes Visuales, en la que se pedía a los participantes que indicaran su sexo, orientación e identidad de género, el Gobierno nacional impulsa ahora un concurso de arte para el Día Internacional de la Mujer en el que quedan excluidos los artistas varones heterosexuales.

La ministra de Mujeres, Géneros y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta, y el ministro de Cultura, Tristán Bauer, anunciaron el lanzamiento del “Premio Adquisición de Artes Visuales 8M. Despatriarcalizar el patrimonio”, que entregará ocho premios de 500.000 pesos. En esta ocasión, los varones heterosexuales que se dediquen a las bellas artes deberán resignar sus chances. Solo podrán concursar artistas mujeres, lesbianas, gays, trans y travestis. Los funcionarios destacaron que esta es la primera vez que se convoca un concurso desde el Estado con el objetivo de revertir la conformación patriarcal del patrimonio cultural y la situación desigual de paridad de género en las colecciones públicas. En el formulario de inscripción, quienes participen deben consignar la identidad de género autopercibida. El concurso está abierto hasta el 20 de febrero y las bases y condiciones se pueden leer en este enlace. Las obras premiadas se sumarán al acervo del Palais de Glace.

“La constitución de la Argentina como nación en el siglo XIX implicó independizarse de Europa, pero también marcó un horizonte fuertemente eurocéntrico -dice Valeria González, secretaria de Patrimonio Cultural y una de las integrantes del jurado-. Las colecciones y la propia idea de museo nacional surgen como parte de ese proceso y su estructura patriarcal deriva de la historia del arte europeo devenido en patrón universal”. La funcionaria recuerda que, en 1989, el grupo Guerrilla Girls colocó en la fachada del Museo Metropolitano de Nueva York un cartel con la leyenda: “¿Deben las mujeres ser desvestidas para entrar al museo?” En ese entonces, menos del 5 % de los artistas en las colecciones del Met eran mujeres, aunque el 85% de los desnudos expuestos eran femeninos. “La mujer era un objeto, no un sujeto en igualdad de derechos dentro del sistema del arte”. Desde los años 70 y en simultáneo con las luchas de los feminismos, las obras de artistas mujeres se hicieron cada vez más visibles. “Y avanza también cada vez más la investigación de los rasgos patriarcales de esta estructura, que afecta no solo a las colecciones, sino también a los dispositivos de formación artística, las narrativas de la historia del arte, los criterios de calidad, la educación de la mirada”.

Respecto de las críticas que suscitó la creación de un concurso para conmemorar el Día Internacional de la Mujer en el que se amplía la convocatoria a artistas de la comunidad LGBTI, González señala que todas las perspectivas son válidas. “En este premio se decidió no ir por la diferencia varón/mujer que signó los inicios de los feminismos, sino optar por la situación actual en que el propio avance y las conquistas de los feminismos han llevado al cuestionamiento de la concepción binaria de las identidades”. Se presume que el concurso forma parte de una política cultural que fomentará la participación diversa en el sector cultural.

En la presentación del premio, Bauer aseguró que era una iniciativa reparadora. “Cuando uno ve las colecciones, el patrimonio de nuestros museos, encuentra una tremenda disparidad de género: tan solo un 20 % de las obras pertenecen a artistas mujeres”. Por su parte, Gómez Alcorta celebró la alianza de su ministerio con el de Cultura y agregó que “mujeres, lesbianas, travestis y trans transforman y enriquecen el campo simbólico del arte y la cultura y rompen con los paradigmas que históricamente ubicaron a los hombres en el centro de la escena”. De manera algo hiperbólica, aventuró que la adquisición de obras de arte de artistas mujeres y LGBTI “marca el inicio de un proceso que promoverá un cambio colectivo por el impacto que la visibilización de estas subjetividades tienen en nuestra sociedad”.

La convocatoria está abierta en todas las disciplinas de las artes visuales, sin límite de edad ni requerimientos de trayectoria. Se aceptará solo una obra por participante y se pueden presentar trabajos en cualquier técnica y soporte (pinturas, dibujos, grabados, fotografías, collages, esculturas, instalaciones y videos, entre otros). No es necesario ni excluyente que las obras sean inéditas ni se considerarán restricciones de fecha de realización o de participación previa en exposiciones. En el caso de técnicas o disciplinas artísticas que admitan la multiejemplaridad (como el grabado), no se podrán presentar copias o ejemplares de obras que integren colecciones de museos ni organismos públicos. Entre el 4 y el 8 de marzo, el jurado dará a conocer las obras seleccionadas, que formarán parte de una muestra presencial o virtual, según las restricciones sanitarias del momento, en el Centro Cultural Kirchner. Los nombres de las ganadoras se conocerán semanas después.

El jurado estará integrado por Cecilia Merchán, secretaria de Políticas de Igualdad y Diversidad; Diana Broggi, subsecretaria de Formación, Investigación y Políticas Culturales para la Igualdad; Valeria González, secretaria de Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura; Feda Baeza, directora del Palais de Glace, y Andrea Giunta, investigadora del Conicet y doctora en Historia del Arte. Ni Merchan ni Broggi están vinculadas con la gestión o la investigación en el campo del arte, aunque ambas son funcionarias de uno de los dos ministerios que auspician el concurso (el de Mujeres, Géneros y Diversidad).

Consultada por LA NACION, la directora del Palais coincidió con González. “Las colecciones públicas son patriarcales -afirmó Baeza-. Son un recorte de trayectorias que corresponden a modelos de artistas y a modos de entender la práctica artística, en su mayoría de hombres blancos y heterosexuales. Pero no es solo eso, sino el sistema de representación que alimentan las colecciones. Cualquier museo fundacional del Estado, que con sus colecciones argumentan visualmente una secuencialidad de la historia con el hombre blanco como sujeto, han segmentado modos de la representación y la visibilidad y han asignado roles de género, donde la masculinidad tiene un rol decisivo”. Baeza indicó que uno de los objetivos del concurso es “perturbar” esa narración. Acerca de las críticas de artistas mujeres, feministas y activistas LGBTI, aclaró que con este premio se intenta “entender otras identidades y comunidades que están enfrentadas a esa construcción de la masculinidad hegemónica y que fue pensado en función de esa contrafigura, y no en términos de genitalidad”.

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