El futurismo italiano despliega su propuesta cultural en Proa
La muestra llega desde Italia, a cien años del nacimiento del movimiento de vanguardia
Movimiento, ruptura, dinamismo, modernidad, provocación. Una constelación de términos que el futurismo supo conjugar y llevar a la práctica con el objetivo de hacer del arte y la vida una experiencia común.
A un siglo del inicio de aquella propuesta de vanguardia, la Fundación Proa inaugura hoy, a las 19, una muestra que reúne un gran conjunto de más de 240 piezas del Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Trento y Rovereto (MART), que recorren la historia y creatividad del futurismo italiano en pintura, música, danza, teatro, arquitectura, vestimenta y otros ámbitos.
En 1909, Filippo Tommaso Marinetti lanzó al mundo, a través del periódico francés Le Figaro , el primer Manifiesto del Futurismo, que proponía la destrucción de los museos, de las bibliotecas, del moralismo, a la vez que abogaba por el amor al peligro, la guerra, la "belleza de la velocidad".
Una nueva sociedad para un nuevo siglo requería no sólo cambiar la estética del mundo visual del arte, sino también la experiencia de la vida cotidiana. "Las otras vanguardias querían renovar el arte en sí, pero el único movimiento que quiso cambiar la vida, además del arte, fue el futurismo", afirmó a LA NACION Gabriella Belli, curadora de la muestra.
El público se encontrará con instrumentos de música futurista y podrá escuchar grabaciones de sus particulares sonidos; verá los diseños de ropa futuristas, y también proyectos arquitectónicos para una nueva concepción del espacio.
El Universo Futurista, título de la exposición, abarca de 1909 a 1936, período durante el cual se sucedieron 36 manifiestos que redactaron los diversos integrantes del movimiento. La palabra escrita era un arma de lucha, y la terminología que empleaban así lo demuestra.
Gran teórico del futurismo, Marinetti fue una figura controvertida no sólo porque buscaba subvertir con sus propuestas los órdenes establecidos, sino también por su amistad con Benito Mussolini.
"Al conocerse los dos, en 1912, son anticlericales y tienen ideas socialistas. En 1922, Mussolini llega al poder y Marinetti seguirá siendo su amigo, aunque no era militante del movimiento fascista. Existe un Marinetti políticamente ambiguo, pero en él no hay apología del régimen", sostuvo Belli.
Elogio de la modernidad
Italia, en la primera década del siglo XX, era un país atrasado, con poca industrialización -señala Belli-, y Marinetti lanzó la utopía de transformarla. Así, el elogio de la tecnología y de la velocidad serán claves que llevarán a los futuristas a afirmar que "un automóvil rugiente, que parece correr sobre la ráfaga, es más bello que la Victoria de Samotracia".
Entre las pinturas que se exhiben están aquellas en las cuales las líneas y los colores logran una composición dinámica de la representación, al punto de llegar a representar el movimiento en sí mismo. Se sirvieron también de la deconstrucción de la imagen y el facetamiento del cubismo.
Al respecto, se suceden los nombres de Giacomo Balla, Gino Severini, Roberto Baldesarri, Tullio Crali, Umberto Boccioni, Luigi Russolo, entre otros referentes del movimiento. Y, de pronto, se descubren allí cuadros del artista argentino Emilio Pettoruti, quien durante su experiencia europea, a partir de 1913, asimiló la enseñanza de las vanguardias de la época, como bien se evidencia en las obras expuestas en Proa.
Marinetti en la Argentina
En 1926, Marinetti llegó a América latina para promocionar el movimiento en Brasil, Uruguay y la Argentina. Regresaría diez años después como delegado oficial del PEN Club de Roma, que era una asociación mundial de escritores. En esa oportunidad, los integrantes de la revista argentina Martín Fierro ofrecieron una cena homenaje al poeta, aunque tomaron distancia del "hombre político".
Belli sostuvo que otra de las novedades que introdujo el líder del futurismo fue "inventar un modo de comunicar el arte", al hacerlo de manera mediática y espectacular, lo cual era toda una novedad para el mundo intelectual de su época.
La estética del futurismo, que se puede ver en la muestra plasmada en vestuario para obras de teatro y en las marionetas de Fortunato Depero, en trajes para la vida cotidiana de Enrico Prampolini, en la música que anticipó al ruidismo, en las líneas y colores de sus pinturas que llegan a la abstracción, aún hoy sorprende.
Con esta muestra, la Fundación Proa, que dirige Adriana Rosenberg, se suma a los festejos del centenario de este movimiento cultural que el año pasado se realizaron en algunos de los principales centros de exposición del mundo, a la vez que continúa su objetivo de dar a conocer al público argentino los más importantes referentes y movimientos de vanguardia del siglo XX.
Claves
- El Universo Futurista: se inaugura hoy, a las 19, en la Fundación Proa (avenida Pedro de Mendoza 1929). Se podrá ver hasta el 4 de julio, de martes a domingos, de 11 a 19 (los lunes, cerrado).
- Gran conjunto: son 240 piezas que dan cuenta del carácter multidisciplinario del movimiento que creó Marinetti, las cuales provienen del Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Trento y Rovereto (Italia), que reúne una importante colección de obras del futurismo y de archivo documental sobre el movimiento.
- Visitas educativas: las escuelas pueden acordar una visita a la muestra escribiendo a educacion@proa.org o por teléfono al 4104-1041.