El filósofo argentino Hernán Inverso ganó el premio internacional Mercier
Por primera vez, una obra filosófica escrita en español obtiene esta prestigiosa distinción; el autor investiga diversos temas desde la fenomenología, disciplina alejada de las “modas escépticas”
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Con su libro Fenomenología de lo inaparente, publicado por Prometeo en 2018, el investigador del Conicet Hernán Inverso (Buenos Aires, 1983) obtuvo el Premio Mercier 2020, que reconoce la mejor obra sobre metafísica, ontología o “filosofía primera” en relación con problemas del mundo contemporáneo. Es la primera vez que este premio centenario sobre metafísica y filosofía se entrega a una obra escrita en español.
La ceremonia de premiación se realizará de manera virtual hoy, a las 15:30 (hora argentina), ocasión en que el investigador brindará una conferencia sobre el tema de su obra: “Filosofía primera y fenomenología de lo inaparante”. Esta distinción, que otorga el Hoger Instituut voor Wijsbegeerte junto con el Instituto Superior de Filosofía (ambas en Lovaina), había reconocido en 2019 el trabajo del estadounidense Paul Humphreys y, en 2017, del francés Renaud Barbaras. El premio concede 2500 euros y un viaje a Lovaina que, por la pandemia de coronavirus, debió ser cancelado. Como enseñan los filósofos, nunca se tiene control total sobre los acontecimientos.
Inverso es licenciado y doctor en Filosofía por la Universidad de Buenos Aires (UBA). Actualmente se desempeña como catedrático de Gnoseología de la UBA y de Historia de la Filosofía Contemporánea de la Universidad Nacional de San Martín y como investigador del Conicet. Integra el Centro de Estudios Filosóficos “Eugenio Pucciarelli”, de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires. Fue miembro de la Comisión Fulbright y del Servicio Alemán de Intercambio Académico, y ha publicado El mundo entre paréntesis. Una arqueología de las nociones de reducción y corporalidad, en 2015, y numerosos artículos científicos en revistas internacionales y traducciones de textos filosóficos. Dirige un proyecto en la UBA sobre fenomenología y corporalidad y un proyecto de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica sobre metodología fenomenológica. Realizó posgrados en la Universidad de Wuppertal, en Alemania, y en la Universidad Southern Illinois, de Estados Unidos.
“El premio Mercier reconoce obras de filosofía asociadas con la metafísica y el pensamiento contemporáneo -dice Inverso a LA NACION-. Lo han recibido hasta ahora figuras de la talla de Nicholas Rescher o Renaud Barbaras, y por primera vez es otorgado a una obra que no fue escrita en francés, inglés o alemán. Fenomenología de lo inaparente está escrita en español y surge desde América Latina, lo cual implica una doble novedad”. El área de trabajo del autor es la fenomenología. “Una línea que surgió a principios del siglo XX, en un contexto de crisis profunda -detalla-. En ese marco, propuso un programa positivo para encontrar suelo firme para el conocimiento y orientar nuestra vida práctica. En el siglo XXI, la tarea no ha hecho sino ampliarse y volverse más desafiante, de un modo que amplifica también los espacios en que la fenomenología tiene algo para decir”.
-¿De qué trata el libro por el que ganaste el premio y qué es la “fenomenología de lo inaparente”?
-Después de un siglo de desarrollos que a veces parecen abandonar la nave fenomenológica apelando a superaciones, esta obra ofrece algunas claves para repensar la cuestión del método y enfatiza la continuidad en la marcha fenomenológica. Para eso, estudia las derivas que han explorado aspectos del fenómeno, todo aquello que se nos aparece, que no se muestran como objetos comunes y en ese sentido son inaparentes. El nacimiento, la muerte, la experiencia religiosa, la virtualidad, pero también regiones de los fenómenos cotidianos o científicos tienen una cuota de inagotabilidad que amenaza los programas de conocimiento exhaustivo. En las últimas décadas, varias líneas han estudiado estas derivas y lo que aquí se intenta mostrar es que no constituyen superaciones o rupturas respecto del esquema general y son propiamente abarcadas por la fenomenología. La denominación de fenomenología de lo inaparente, como estudio de un fenómeno a contramano, que no se muestra, es una referencia a la caracterización que hizo Martin Heidegger de este terreno y profundiza esta vía adaptándola a los desarrollos recientes.
-¿Cuál es el panorama actual de la filosofía en la Argentina? ¿Para qué sirve estudiar filosofía?
-La filosofía en Argentina tiene áreas con un desarrollo importante y ha avanzado mucho en los últimos años en su integración en los diálogos internacionales, un punto que es importante porque, por un lado, amplía la perspectiva a tradiciones, y, por otro, porque aporta a la comunidad filosófica mundial los caracteres propios que adopta la disciplina en estas latitudes. Fuera de las tradiciones mainstream de los grandes centros de producción intelectual, se componen visiones propias y originales que están en condiciones de realizar aportes sustantivos. La filosofía ha tenido siempre el propósito de ofrecer claves y herramientas para comprender el mundo, y la fenomenología, en sus cien años de historia, ha ido explorando distintos ámbitos con rendimientos interesantes sin ceder a las modas escépticas.
-¿Qué relación hay entre tu área de estudio y los problemas del mundo actual?
-La inapariencia es un rasgo central del mundo actual. La situación global de pandemia aceleró este proceso, con el lanzamiento compulsivo de la población mundial hacia la virtualidad, asociada a la digitalización de la vida cotidiana. Lo mismo sucede con la creciente importancia de los problemas asociados con la naturaleza y nuestro modo de convivir en ella. Todo esto muestra que lo inaparente crece a nuestro entorno y aunque no se muestre a la manera de los fenómenos comunes, sin embargo resulta para nosotros decisivo, provocando modos de experiencia que merecen atención especial y dando cuenta de la actualidad de la fenomenología y del ámbito de la fenomenología de lo inaparente.
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