El filósofo argentino Dardo Scavino gana el Premio Anagrama de Ensayo
Barcelona.- Lleva más de 25 años en Francia, pero no ha perdido el acento ni "el asombro", dice, "como posición de partida de la tradición filosófica". Y lo que sorprendió a Dardo Scavino (Ciudad Jardín Lomas del Palomar, 1964), profesor de Estudios Ibéricos de la Université de Pau el des Pays de l’Adour formado en al UBA, fue la reacción y los comentarios de sus alumnos musulmanes tras el cruento atentado terrorista de Madrid en 2004.
Entre la media docena de trabajos publicados en Eterna Cadencia, sobre la filosofía de Deleuze, las Revoluciones de Independencia latinoamericanas, la política argentina o la noción moderna de juventud, "hay una continuidad teórica, pero no de objeto", reconoce Scavino, porque de aquel asombro, anterior a la masacre de Charlie Hebdo o al atentado de las Ramblas de Barcelona, compuso El sueño de los mártires. Meditaciones sobre una guerra actual, su nuevo trabajo sobre el islamismo radical con el que se lleva el prestigioso Premio Anagrama de Ensayo en su 46º edición.
Scavino centra su análisis en Francia, como "el país europeo de mayor población musulmana de Europa", pero apunta en su incómoda reflexión a "la perdida de inocencia de Occidente" sobre "el fenómeno de la radicalización que está trascendiendo las fronteras". No en vano abre el libro con un epígrafe sobre la misión divina que proclamaba Bush para su cruzada y la invocación maniquea al eje del Bien y del Mal. La misma mirada simplista que el filósofo pretende desmotar a la hora de explicar la radicalización de los jóvenes segregados de la banlieue, "a veces de tercera generación de franceses y educados en escuelas republicanas y laicas". "Entre la conversión y el pasaje al acto pasa muy poco tiempo, los informes de inteligencia hablan de tres o cuatro meses desde que son reclutados para ir a luchar por el Estado Islámico a Siria", advierte el autor.
De allí que la tesis que maneja Scavino sea tan contundente como sus consecuencias. "Este trabajo trata de contestar a la posición de Samuel Huntington sobre el choque de civilizaciones", explica. "Aunque tiene el aspecto de una guerra de religión, creo que la religión y la cultura ocupan un lugar secundario". "La causa del yihadismo es política y social, no religiosa", remarca, recordando casos de jóvenes radicalizados "que volvían de Siria y no sabían responder al juez cuáles son los cinco pilares del Islam". Y de allí también que abogue por otra respuesta que no sea la guerra global, "que ya no es entre estados, sino entre un estado, EE UU, que se reserva el derecho a atracar cualquier territorio, contra organizaciones sin fronteras como Al-Qeda, Dáesh o Isis". "La solución tiene que ser política, no militar porque agrava más la situación", arremete recordando que hasta el ex Secretario de Defensa Donal Rumsfeld "reconoció la ineficacia de esta dialéctica" que sólo ha producido una mutación de la noción de mártir: "del viejo héroe caído a la figura esencial de la víctima inocente de atentados o bombardeos, con la que se identifica todo un pueblo".
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