El espíritu creativo de Clorindo Testa revive a cien años de su nacimiento con un múltiple homenaje
El arquitecto y artista, fallecido hace una década, es celebrado en Buenos Aires con varias acciones y muestras impulsadas por la fundación que lleva su nombre
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Su sobretodo y su paragüas cuelgan de un perchero, en la entrada de la sala. Dan la sensación de que él está ahí, vestido de traje y corbata con sus característicos anteojos sobre la frente, para recibirnos con su andar parsimonioso, alguna observación inteligente y su gran sentido del humor. Avanzamos entre sus elementos de cocina, sus máscaras y barcos hasta llegar al tablero cubierto de papeles y marcadores. Y sí, ahí está el espíritu de Clorindo Testa, por más que el arquitecto y artista nacido hace un siglo en Nápoles haya muerto diez años atrás.
Fantasmas #2 se titula la exposición alojada en Fundación Andreani, edificio de La Boca diseñado por él, al igual que varios emblemáticos de Buenos Aires. Pero esa presencia inasible no da miedo, todo lo contrario: invita a comprobar que las cosas bien hechas nunca mueren. Y que siguen incluso inspirando a las nuevas generaciones, como demuestran las animaciones 3D de Mateo Amaral que dan nueva vida a sus obras y a las máscaras que compraba en Italia, París o en subastas de Nueva York.
“De él rescato todo. Era muy generoso e interesado en el prójimo. Muy amigo de sus amigos, le gustaba reírse y escuchar”, dijo a LA NACION mientras recorría la muestra Teresa Bortagaray, su compañera durante más de medio siglo. Se casaron en 1962 y siete años después nació Joaquina, con quien impulsa ahora una fundación para preservar y difundir su legado.
“Estamos digitalizando los planos de la biblioteca”, anunció el lunes último Julio Suaya, director ejecutivo de la Fundación Clorindo Testa, al presentar en la Biblioteca Nacional junto al Correo Argentino una emisión postal conmemorativa con tres sellos. El primero reproduce una fotografía de Testa de niño, al lado de un pizarrón con el dibujo de una casa. El segundo, otra del arquitecto sentado sobre un corte técnico de la Biblioteca Nacional, obra paradigmática de la arquitectura brutalista en Latinoamérica, que diseñó junto a Francisco Bullrich y Alicia Cazzaniga tras ganar un concurso internacional. En el tercero se lo ve en su estudio de la calle Vicente López, antes de que ocupar en 1970 el emblemático departamento de Santa Fe y Callao, actual sede de la fundación.
En una de ellas está también presente la imagen de su instalación Gliptodonte (1988), animal prehistórico que le sirvió de inspiración luego de que los restos de uno de esos ejemplares apareciera bajo un gomero en 1971, durante las excavaciones para alzar el edificio de la biblioteca. Una forma similar a la que tiene el edificio, según Clorindo. “Hay poca diferencia: los dos están parados sobre cuatro patas y los dos tienen una especie de caparazón”, dijo en Alto contraste (2011), serie documental producida por Untref que puede verse en YouTube.
Otro trabajo audiovisual está ahora en marcha, como parte de la celebración del centenario de su nacimiento. Es el que la Fundación Clorindo Testa le encargó a Ezequiel Hilbert, también autor de tres videos centrados en otras tantas facetas de la misma persona: arquitecto, pintor y humanista. Un creador tan polifacético que sólo en el arte abarcó la abstracción, el informalismo y lo conceptual, y por ello fue reconocido con varios de los más importantes premios. Algunas de esas obras fueron exhibidas este año en arteba por la galería Del Infinito, que le dedicó además una muestra.
El 10 de diciembre, cuando se cumplan cien años del nacimiento de Clorindo, se presentará un avance de la película de Hilbert, centrada en las raíces emocionales que lo inspiraron. Por ejemplo, “las curvas de la montaña que separa Benevento de Nápoles”, anticipa este director y productor, que viajó en septiembre con Joaquina a varias ciudades de Italia. Antes recorrieron Santa Rosa y la costa atlántica, tras los rastros del amplio legado del arquitecto que participó de la creación de edificios porteños como el Banco de Londres, el Hospital Naval y el Centro Cultural Recoleta.
La obra de Hilbert se sumará a otras estrenadas este año y proyectadas en el Malba: Clorindo Testa, de Mariano Llinás, premiada como “Mejor largometraje” en el Bafici, y Catálogo para una familia, de Iair Michel Attías. Mientras que la primera una versión muy libre sobre su espíritu y su vínculo con Julio Llinás, difunto padre de Mariano –y de Verónica, la actriz–, en la segunda puede verse La Celeste, casa-taller que diseñó para los artistas Josefina Robirosa y Jorge Michel en Lomas de San Isidro.
Si bien esta última no está centrada en él, refleja en pocas imágenes su personalidad: se lo puede ver mientras dirige la obra en 1968, y también durante un día de sol en la pileta con otros grandes talentos como Jorge de la Vega, Rómulo Macciò, Luis F. Benedit, Roberto Aizenberg, Oscar Araiz, Renata Schussheim y Marilú Marini. Fumando y conversando relajado en traje de baño, muy alejado del hombre de apariencia formal que solía llegar a la playa con saco y mocasines.
Estoy vivo se titula la muestra que protagoniza hasta el 22 de este mes en la sede central del banco Macro, en el microcentro porteño. En esa torre diseñada por César Pelli, donde se reencuentran las producciones de dos arquitectos que se admiraban mutuamente, se presentará el 21 a las 14 una biografía ilustrada de Clorindo para chicos.
A pocas cuadras de allí, en Colección Amalita, se inauguró días atrás otro capítulo de esta múltiple celebración: El monstruo de Testa, una muestra que incluye la intervención de la explanada con la obra Apparatusgommatus testianorum, creada en 2009 con desechos extraídos del mar. También se exhiben obras de Clorindo en las salas que alojan la colección permanente.
A todo esto se suman murales en Chacarita y en el Hospital Naval, producidos por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, intervenciones sobre la fachada de la sede Paraná del Cceba –cuya remodelación y diseño de mobiliario estuvo a cargo de Testa– y un homenaje que se realizará el miércoles próximo a las 17 con entrada gratis en la Academia Nacional de Bellas Artes, en conjunto con la Academia de Arquitectura y Urbanismo. Allí, también, nos espera.