El escritor Javier Cercas gana el Premio Planeta con una novela ambientada en el conflicto catalán
BARCELONA.– Tras la sentencia con penas de cárcel de hasta 13 años para los líderes independentistas procesados por el referéndum ilegal de 2017, Cataluña vive esta semana en estado de máxima alerta y agitación constante. Hubo más de 70 heridos y un centenar de vuelos cancelados, manifestaciones diarias y una próxima huelga general que ya terminó con prácticamente todas las actividades culturales y espectáculos suspendidas. Pero hay un tradicional evento literario que no acusa recibo y se celebra, como cada año, en la glamorosa velada del 15 de octubre: el Premio Planeta de España, el mejor dotado en lengua española, con 601.000 euros para el ganador y 150.250, para el finalista. No en vano el poderoso grupo multimedia, líder mundial de la edición en lengua castellana, mudó hace tiempo su sede social a Madrid y se declara en contra del secesionismo catalán.
En tiempos revueltos, el Premio Planeta sigue allí, como si nada, e incluso va a más. No sólo porque la gala de esta noche, para conmemorar el 70 aniversario del grupo fundado en 1949, se celebró en el lujoso palacio del Museo Nacional de Arte de Cataluña, en el Montjuïc, sino porque sube este año notablemente el listón literario, en relación a pasadas ediciones, al coronar al escritor Javier Cercas por el manuscrito de Terra Alta. Y más, porque el finalista del premio, Manuel Vilas –por la novela Alegría– también es otro de los más solventes y mejor considerados escritores de la misma generación que ha renovado la literatura española de las últimas décadas.
Se da la casualidad de que ambos autores son dos joyas de la corona del grupo rival del duopolio editorial en español, Penguin Random House (uno, en el sello Literatura Random House y el otro, en Alfaguara). De allí que el LXIII Premio Planeta tenga visos de gran golpe literario y operación hostil a la competencia, por parte iguales.
Al recibir el galardón, Cercas confesó con buen humor que se presentó al premio para no tener que escuchar cada año a sus vecinos que al día siguiente le dicen "con una mezcla de compasión y solidaridad: No se preocupe, Cercas, algún día ganará el Planeta". Y más allá de las bromas, el autor reconoció que "a los 57 años, el mayor peligro de un escritor es repetirse". Eso es lo que intentó evitar con Terra Alta, "un libro especial, radicalmente distinto a los que he escrito antes, con el que he querido reinventarme", señaló. Si la estructura del policial antes en Cercas era una mera excusa narrativa que sostenía su escritura, ahora se ha tomado en serio al género, "porque los lectores tendrán que llegar a la última página para descubrir al culpable", adelantó. "Se trata de un libro que reflexiona sobre el valor de la ley, el sentido de la justicia y la legitimidad de la venganza", resumió el escritor, poniendo el dedo en la llaga en Barcelona, tras la dura condena a los líderes independentistas.
Ribetes de la tensa situación política y social catalana actual se dejan entrever en la novela ganadora Terra Alta, de Cercas, y no con buenos ojos. Se trata de un policial protagonizado por Melchor Marín, un agente de la policía autonómica catalana, exconvicto, que se convierte en héroe al neutralizar en Cambrils, un pequeño poblado del Mediterráneo, a los yihadistas responsables del atentado de agosto de 2017 en pleno centro de Barcelona. Y eso es solamente el comienzo porque se deberá enfrentar a un triple asesinato que pondrá en jaque su carrera. Todo eso a instancias del conflictivo proceso independentista catalán y del referéndum de autodeterminación de octubre de 2017.
Sabido es que Cercas (Cáceres, 1962), hijo de inmigrantes extremeños y catalán por adopción, rechaza públicamente el independentismo catalán. Y en esa dirección, al parecer, dispara los dardos de su novela. Una obra que, como de costumbre en el autor, combina realidad y ficción, porque tanto esto, como los atentados de 2017, son ciertos. La misma fórmula utlizó en 2001 con Soldados de Salamina, obra con la que se abrió al gran público y al mercado internacional –sobre todo a partir de la adaptación al cine de David Trueba en 2003–, basada en un personaje histórico real, el escritor Rafael Sánchez Mazas, fundador de la Falange Española. E incluso, lo real tiene un mayor peso en otro de sus títulos más celebrados, Anatomía de un instante (Premio Nacional de Narrativa 2010). Una novela sin ficción sobre el fallido intento de golpe de Estado en España del 23 de febrero de 1981.
Por su parte, el finalista Manuel Vilas (Huesca, 1962) es un celebrado poeta y narrador amigo también de la no ficción. O, en su caso, de la experiencia de viajes y el material autobiográfico. Con gran desparpajo formal y ácido sentido del humor, Vilas se ha convertido en todo autor de culto con novelas como España (2008) o Lou Reed era español (2016). Su última novela, Ordesa (2018), en la que narra con notable pericia la muerte de sus padres, su divorcio y la superación de su alcoholismo, se convirtió en el libro del año para varios suplementos culturales ibéricos. Ahora en Alegría retoma ese mismo narrador, que se llama igual que el autor, a la manera de una continuación para enfrentarse a los demonios de la depresión, a la paternidad, al paso de los años y a la ausencia de sus seres queridos.
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