El elegido del fin del mundo
Dos biografías destacan la comprometida tarea pastoral y la comunicación franca del papa Francisco, y las marcas que estas cualidades empiezan a dejar en su pontificado
Dos periodistas, Evangelina Himitian y Mariano de Vedia, emprendieron la tarea de escribir una semblanza biográfica del nuevo papa argentino Francisco, inmediatamente después de que asumiera la conducción de la Iglesia católica. El fenómeno se repitió también en España, donde varios periodistas hicieron lo propio. En nuestro medio ya se había escrito un trabajo similar - El jesuita - que estuvo a cargo de Sergio Rubín y Francesca Ambrogetti. Fue un libro muy demandado por aquellos días, pero hoy la aparición de estos dos títulos busca superar facetas propias de los tiempos. El jesuita fue editado en 2010, se trata de una biografía autorizada y revisada por Bergoglio, en donde se evitan aspectos que durante su gobierno pastoral quiso omitir, fiel al estilo reservado que mantuvo durante su gestión.
En los volúmenes recientemente publicados, se resalta la tarea de Bergoglio como un pastor que no sólo impulsó la pastoral villera, sino que también se acercó y respaldó a quienes combatieron la droga, la trata y el trabajo esclavo. Y a personas desconocidas que sufrieron la pérdida de un hijo en Cromañón, a las que debieron afrontar la muerte de seres queridos víctimas de la inseguridad o a los que acudieron para reclamarle la justicia que las autoridades no le brindaban. Estos episodios muestran a un Bergoglio sumamente activo, "callejero" -como le gusta autodefinirse- e inquieto, que les brinda cauce a los problemas que sufre la gente diariamente, y que son rescatados por Himitian en el capítulo "El papa de la calle".
Los dos autores coinciden también en detallar la acusación sobre su presunto abandono de los sacerdotes Orlando Yorio y Francisco Jalics, que fueron secuestrados durante cinco meses y torturados en la Escuela Superior de Mecánica de Armada, para luego ser liberados. Los autores recogen el testimonio de varias personas, entre ellos seminaristas, que encontraron alojamiento y refugio en el Colegio Máximo, de San Miguel, que dirigía Bergoglio. Y rescatan el enérgico reclamo de quien ni siquiera era obispo al almirante Emilio Massera, por la aparición de Jalics y Yorio. Es llamativo además el parecido de los títulos que ambos autores eligieron para sus libros: El Papa de la gente , en el caso de Himitian y El Papa del pueblo en el de De Vedia.
Evangelina Himitian es una periodista especializada en temas de familia, pobreza y cuestiones sociales, y desde su perspectiva redactó un texto en el que además de reflejar una semblanza biográfica, busca explicar al lector una serie de instituciones y normas conocidas por una minoría de católicos, que ayudan a enriquecer aspectos propios de esta institución con veinte siglos de existencia, en donde los recovecos son parte de su historia. Y ayudan a entender mejor la vida de un hombre a quien desde los 36 años se le confiaron pesadas responsabilidades en uno de los períodos más conflictivos de la historia argentina.
Mariano de Vedia cuenta a su favor con ser el periodista que está a cargo de los temas religiosos en LA NACION, ser el hijo de un brillante hombre de prensa -Bartolomé de Vedia, fallecido en 2010 y a quien el autor le dedica el libro y que, entre otras funciones, también cubrió el tema religioso-. Y además es hermano de Lorenzo de Vedia, uno de los destacados curas villeros. Es muy probable que esa relación le haya permitido aportar, en el capítulo "El gran desembarco en las villas miserias", una valiosa información sobre la presencia de Bergoglio, su respaldo a los curas villeros, cuyo número se duplicó en los últimos quince años, y que por su iniciativa fueron elevados en la comisión sacerdotal al rango de vicaría. Muestra además a un cardenal que se conecta con la gente y que pide que lo llamen padre Jorge. "Muchos tienen una foto con él en sus casas", cuenta Vedia. Una de las vecinas dijo que él "nunca quería que le besaran la mano. Era uno más".
De Vedia rescata además otros episodios de la vida del jesuita antes de llegar a conducir la orden religiosa, y realiza una descripción cronológica escrita con pluma ágil y amena, en donde por momentos se aparta para detallar aspectos colaterales en su larga gestión pastoral, que son el fruto de su profundo conocimiento de la Iglesia católica. Como su destacada participación en la asamblea de Aparecida en 2007, también en el Sínodo de 2001, donde fue nombrado relator y los obispos quedaron asombrados por su capacidad para manejar la asamblea. Por eso no extrañó que cuando se eligió al nuevo papa en 2005 él fuese uno de los firmes candidatos.
De Vedia nota una transformación en el rostro de Francisco después de su asunción como Sumo Pontífice. Lo ve más sonriente y expresivo, al mismo tiempo que se lo llama "el párroco del mundo" por sus numerosos gestos de humildad y también de austeridad.
Ambos autores coinciden en señalar a Bergoglio como un hombre que escucha, algo que no resulta muy habitual, pero que cuando habla se hace oír por su lenguaje llano y profundo. Además lo describen como un hombre enérgico, que ha demostrado capacidad para manejar con eficacia la economía en sus anteriores cargos, pero que se encuentra con una Iglesia en la que deberá resolver problemas viejos y otros más recientes. Y para ello eligieron a un hombre del fin del mundo, que representa a América Latina, una región habitada por el 42 por ciento de los católicos.
Francisco. El Papa de la gente
Evangelina Himitian
Aguilar
336 páginas
$ 115Francisco. El Papa del pueblo
Mariano de Vedia
Planeta
248 páginas
$ 109