El Diccionario del Habla de los Argentinos, en LA NACION
Los lectores podrán acceder a la obra de la Academia de Letras
Con la edición del miércoles próximo, LA NACION ofrecerá a los lectores una edición especial del Diccionario del Habla de los Argentinos, una profunda investigación sobre el uso de la lengua española en nuestro país, realizada por la Academia Argentina de Letras y publicada junto con la editorial Planeta.
Se trata de un libro de 616 páginas, que incluye el registro de 3280 vocablos, que corresponden a unas 6500 acepciones usadas en nuestro país. Llegará a los lectores en una entrega única, en forma opcional con el diario, al precio de $ 29,90.
La obra constituye un valioso aporte de LA NACION a la realización del III Congreso Internacional de la Lengua, que reunirá entre el 17 y el 20 de noviembre, en Rosario, a académicos, intelectuales y prestigiosas figuras de la literatura iberoamericana.
El Diccionario del Habla de los Argentinos presenta una detallada recopilación de las distintas formas de expresión desarrolladas en nuestro país, con vocablos y acepciones propios, que se diferencian de los usos empleados en España, desde la época colonial hasta el presente. Cada una de las voces incluidas está ilustrada con citas literarias y periodísticas.
Comprende una investigación preliminar del doctor Pedro Luis Barcia, presidente de la Academia Argentina de Letras, quien presenta la evolución de los registros de argentinismos a lo largo del tiempo, a través de un repaso histórico de los diccionarios y vocabularios editados en nuestro país.
De todos modos, la obra no se limita a la inclusión de argentinismos, que son los vocablos de uso privativo de nuestro país. Tampoco es un diccionario de uso del español en la Argentina, ya que se excluyen los términos de acepción común con la península.
Algunos ejemplos
La obra registra, en definitiva, lo que el Diccionario de la Real Academia Española define como "locución, giro o modo de hablar propio de los argentinos". E incluye muchos vocablos de manejo corriente entre nosotros, pero también de uso común con otros países hispanoamericanos.
Se explican, por ejemplo, las definiciones de palabras como abulonar, animalada, balurdo, biaba, cachar, calentura, copión, despiole, franelero, loto, minga, mina, motoquero, ortiva, reventón, salame, pilcha, verduguear y ventajero, entre otras.
También se describe el significado de expresiones como ""llevársela de arriba", "lomo de burro", "doble escolaridad", "círculo cerrado", "levantar el muerto" , "puerta cancel", "hacerse el oso", "parar la oreja", "quedarse frito" , "tener gancho" y "tomar en solfa", por citar algunas.
Entre los antecedentes, Barcia menciona en su estudio el Diccionario argentino, realizado entre 1875 y 1878 por la Academia Argentina de Ciencias y Letras, que presentaba 2000 voces y 500 modismos.
También recuerda el Diccionario argentino, de Tobías Garzón (1910), ilustrado con numerosos textos; el Diccionario de argentinismos, neologismos y barbarismos, de Lisandro Segovia (1911), con más de 1000 páginas, y el Diccionario de argentinismos de ayer y de hoy, de Diego Abad de Santillán (1976).
Otros antecedentes son el Diccionario de argentinismos, realizado en 1910 por la Academia Argentina de la Lengua, con la intención de presentar a la Real Academia Española un aporte para un diccionario de americanismos, y la iniciativa aprobada en 1944 por la Academia Argentina de Letras para realizar el Diccionario del habla de los argentinos, que no se concretó.
A lo largo del tiempo la Academia de Letras publicó distintas ediciones de los llamados Acuerdos acerca del idioma y Notas sobre el habla de los argentinos, que derivaron más tarde en el Registro del habla de los argentinos, lo que muestra una preocupación constante de la institución por avanzar en el estudio del uso de la lengua en nuestro país.
Barcia recuerda, además, las primeras inclusiones de argentinismos en la obra de escritores nacionales, como Martín del Barco Centenera y Esteban Echeverría, entre otros clásicos autores.
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