El Decamerón, uno de los textos que más adaptaciones tuvo en la historia del cine
Trasladado a la pantalla grande en una célebre versión de Pier Paolo Pasolini, en 1971, su traducción más reciente es el nuevo film de los hermanos Taviani, Maraviglioso Boccaccio, cuyo estreno en Italia está previsto para la semana que viene
Mario Monicelli sostenía que su inefable Armata Brancaleone había servido de disparador para que Pier Paolo Pasolini concibiera y filmara su célebre Decamerón. Cierto o no, se podrían rastrear ciertos rasgos comunes que, más que la concordancia de época y de escenarios en que transcurren las historias, regían el código de humor popular que atraviesa ese período de la commedia italiana, el de los años setenta. Pero Pasolini va más lejos; la suya es, por cierto, una obra de demoledora arquitectura en la que el realizador impone algunos de sus principios por encima de los de Boccaccio, y plasma así un fresco cinematográfico en el que las novelle se resignifican según su propia cosmovisión: una obra mayor, en suma, que se destaca con nitidez respecto de las versiones que le antecedieron.
No es un mérito menor porque se trata de uno de los textos más trasladados a la pantalla en la historia del cine, a tal punto que el crítico italiano Paolo Mereghetti llega a considerarlo un subgénero, el así llamado "decamerótico", y sostiene, además, que ningún otro libro (ni siquiera Las mil y una noches) es tan "cinematográfico" como éste. Antes del abordaje de Pasolini las transcripciones se suceden ya desde la época del cine mudo, y no sólo en Italia: hasta hubo una versión de un realizador argentino en Hollywood, según se verá.
Pero no deja de sorprender que las tentaciones de ese universo boccacciano, que siempre han de ser ambientadas en el Medioevo pero con una marcada apertura al Renacimiento, continúen vigentes: hace pocos meses, los hermanos Taviani concluyeron el rodaje de Maraviglioso Boccaccio, inspirado en algunas de las novelle del Decamerón. La nueva aventura de los inoxidables autores de Padre padrone fue tomada muy en serio por la Regione Toscana, que brindó un apoyo logístico integral a estos hijos dilectos de la región, y así es que el estreno del film en las salas de Italia se anuncia para el 26 de este mes.
Lo que "el siglo del cine" (la centuria pasada) intentó abrevar en Boccaccio para llevar a la pantalla es ese clima erótico enrarecido por la amenaza de la peste que anima a las novelle, una suerte de catálogo inagotable en el que los distintos adaptadores, a través de las épocas, irían eligiendo caracteres y tramas entre los cien relatos del original. Antes de que el Decameron ingresara en la órbita pasoliniana, los personajes y las situaciones del texto dieron lugar a una interminable serie de títulos que se inicia en 1910 con Enrico Guazzoni, quien filmó una única novella, Andreuccio da Perugia, de escasos diez minutos (Guazzoni sería conocido, más tarde, por su colosal Quo vadis?, de 1913). Más ambicioso, Genaro Righelli en 1912 suscribió un Decamerone, esta vez con tres episodios. Un Boccaccio austríaco de 1920 delata la presencia del realizador húngaro Mihaly Kertesz quien, tiempo después, en Estados Unidos devendrá el afortunado Michael Curtiz de Casablanca; se trata de una transcripción de la opereta homónima de Franz von Suppé (que se ejecutaba en vivo durante la proyección), en la que Boccaccio aparece enredado con las historias que se cuentan en su ópera magna.
Varios intentos intermedios (incluida otra versión de la opereta de Von Suppé emprendida por Marcello Albani en 1940, en el marco de la cinematografía fascista) se sucedieron antes de que Boccaccio se vistiera con los ostentosos códigos de Hollywood: Decameron Nights fue una producción de Frankovich-Szekely para la RKO, que en 1953 dirigió el argentino Hugo Fregonese; Louis Jourdan y Joan Fontaine asumían los roles de Boccaccio y Fiammetta, pero además protagonizaban las tres novelle de amor adaptadas. Una crítica del NYT de la época (Bosley Crowther) elogia las cuidadas locaciones en La Alhambra (Granada), pero le objeta al director que le haya retaceado a la acción gracia y picardía (lo cual, tratándose de Boccaccio, suena a pecado capital).
Con su Decamerón (1971) Pasolini comenzaba a animarse a una travesía a la vez intelectual y vital, culta y popular. Había algo de búsqueda utópica, también, lo cual lo impulsaba a saltar al pasado (un año después del Decamerón se atrevería con Los cuentos de Canterbury) y también en la geografía (Le fiore delle Mille e una notte, en 1974). Tendía así a "dar forma a su visión de un mundo popular imaginado, acariciado o en última instancia soñado, en conflicto desesperadamente vital con la historia", según apunta el estudioso Gianfranco Bogliari, en una edición del Mensile Boccaccio 700.
En la Florencia del siglo XIV se afirmaba el poder de la burguesía (de la que el género de la novella sería la expresión novedosa), pero a Pasolini no le alcanzaba, y para "popularizar" su relectura del texto traspuso la acción a Nápoles; de este modo iba más allá de la vitalidad desafiante, laica y anticlerical, de la naciente burguesía y calaba, en cambio, "en la inocencia primitiva de un pueblo que parece vivir en un limbo fuera de la Historia, sin culpa y sin remordimiento" (Mereghetti dixit).
Éste es el orden de los episodios con los que Pasolini estructura el film: Andreuccio (el inolvidablemente seráfico Ninetto Davoli), Masetto, Peronella, Ciappelletto, Giotto (corporizado por el propio Pasolini, quien así se asumía como un discípulo ficcional del Giotto y, sobre todo, aludía a su real talento para las artes plásticas), el episodio "dell’usignolo" ("del ruiseñor", inocente alegoría del pene, en el antológico dúo de adolescentes desnudos), Lisabetta, Gemmata, Tingoccio y Meuccio. Dos de las novelle seleccionadas, la de Ser Ciappelletto y la del Giotto, sirven para enmarcar a las otras.
Pasolini acentúa el claro desafío a la moral de la época, ya expuesto en el original (los jóvenes, varones y mujeres, conviven bajo el mismo techo día y noche), y exalta los valores centrales de la Weltanschauung del autor toscano: la fortuna y lo fortuito, por un lado; por otro, la naturaleza y el amor y, además, el ingenio humano y el dominio de la palabra.
El fondo de la Florencia bajo la peste de 1348 reaparece, ahora, en el nuevo film de los hermanos Taviani, Maraviglioso Boccaccio (el adjetivo del título con "a" es la variante toscana de "meraviglioso"), inspirado en cinco de las novelle del Decamerone. "Carnale e grottesco, erotico e colorato", reza el tráiler que lo anuncia, y permite visualizar a varias de las figuras que lo animan: la sensual Kasia Smutniak, el talentoso Kim Rossi Stuart, Paola Cortellesi, el infaltable Riccardo Scamarcio y Jasmine Trinca, entre otros. También se aprecian algunos de los monumentos históricos en los que fue rodado, como el Castello di Spedaletto, en la Toscana, o el Castello Odescalchi, en Bassano Romano (Lazio), o la basílica benedictina de Sant’Elia.
"Desfilan tantas mujeres, en su mayoría jóvenes, o menos jóvenes, no importa, tantas mujeres deseosas de amar en libertad", anticipó Paolo Taviani durante el lanzamiento del film. Su hermano mayor, Vittorio, dio una especie de señal de fin de etapa: "Al final dijimos Grazie Boccaccio, arrivederci Boccaccio: ahora nosotros emprendemos nuestro camino para contar una nueva verdad, la de un film, el nuestro".