El cumpleaños de 15 del otro Museo Nacional de Bellas Artes
Delia Cancela es el plato fuerte de un festejo austero, pero con buenas muestras; la primera generación que creció con museo propio, principal invitada
NEUQUÉN.- El otro Museo Nacional de Bellas Artes cumple quince años y lo festeja sin fiestas (la provincia no está para tanto), pero con muestras que son un lujo, nuevas adquisiciones y programas educativos. La primera generación de neuquinos que creció con museo propio es la principal invitada.
Cuando faltaban unas horas para el corte de cintas, Delia Cancela ultimaba los detalles de su muestra y salió a buscar ramas para hacer una valla natural entre sus dibujos y los visitantes. Fue al bosque, a poner "Los pies en la tierra, los ojos en el cielo", como reza en el título de la exposición. "Cuidado con el lobo feroz", le dicen, en chiste. Menuda y vivaz, los ojos chispeantes, Cancela respondió: "Ojalá". Ese espíritu un poco romántico, un poco rockero, reina en su obra de siempre y se lee en las piezas más recientes, tesoros que se ven por primera vez acá, en la entrada de la Patagonia. Están el verde, los versos, las mujeres y una nueva faceta por descubrir en esta artista prolífica, categoría maestra, que abreva en la moda, que arrastra recuerdos del Di Tella y tiene un presente activo y tendiente a lo natural.
Su Manifiesto de los años 60 tiene ahora una nueva versión 2019, nada de nostalgia y se lee en un espacio de paredes rosadas. "Amo el punk, transgresor y romántico, la idea de no future, el goce del momento, el aquí y ahora", se oye. "Quería que en la muestra quedara mucha Delia presente cuando ella no está, por eso están su voz y una videoperformance", dice la curadora Sofía Torres Kosiba. En una proyección tamaño cine la artista camina por un bosque (el de Palermo) y algo sucede cuando encuentra un zafiro. Inunda la sala con trino de pájaros. "Es una muestra inmersiva que nos lleva a su universo", sigue Kosiba.
Entre algunas piezas monumentales históricas y recientes, vestidos gigantes y corazones rotos o con moño, videos y su serie de libros envueltos -obras vistas en la retrospectiva que le dedicó el año pasado el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires-, sorprenden los más de 50 dibujos de tinta y lápices acuarelables muy nuevos que Delia Cancela hizo en una temporada que debió pasar en cama, donde otra vez el tema es la relación con la naturaleza, que tiene tomada su alma. Mujeres que se transforman en troncos, en agua, en fuego, que caminan con pies de macetas o cuyos brazos se vuelven ramas. Una sola está vestida. "Son los del título de la muestra. Nosotros somos la naturaleza, pero los humanos nos creemos superiores y estamos distanciados de ella. Sin la naturaleza no podemos vivir. Por eso traté de, con los ojos siempre en el cielo, poner los pies en la tierra", explica la artista.
Poesía versus época
Si la muestra de Cancela es pura poesía, la de Martín Di Girolamo, en la sala siguiente, es un señalamiento político y social sobre estos tiempos, que antes se vio en el Museo Caraffa de Córdoba.
Las esculturas hiperrealistas de "Stage Diving", con curaduría de Fernando Farina, ya no señalan los cuerpos del deseo, sino conflictos biopolíticos que se muestran en binomios, como una crónica de época: delgadez extrema por anorexia o por el estrago de los agrotóxicos; una panza con obesidad de pobre moteada de balas de goma junto a otra surcada por unos abdominales de gimnasio; el niño inmigrante tendido en una playa de sal, náufrago de la humanidad, y las manos que sostienen en cambio el cuerpo de un cantante pop que se lanza a la muchedumbre. "Pasó la vida. Antes había una mirada social, pero mucho más ambigua. Sigo hablando del cuerpo, pero ahora tengo una toma de posición personal más consciente y evidenciada. Necesité dejar mucho menos espacio para la duda: no tengo miedo a la cursilería ni al golpe bajo", dice Di Girolamo.
En exposición están por primera vez las nuevas adquisiciones del museo del artista Fabián Nonino, donadas por un convenio de cooperación entre capitales privados y la feria Mercado de Arte de Córdoba. "Son de la serie Devociones, en la que tomo pinturas de 1600, saco el ícono religioso y pongo un tótem del color del pronóstico del clima", dice Nonino. Siempre hay exhibido también un artista de Neuquén: Gustavo Nawuel toma la iconografía mapuche para hacer piezas contemporáneas con técnicas de orfebrería.
"Estamos viviendo una situación en el país que amerita austeridad. Decidimos redoblar la apuesta de estos años por la educación, con actividades para todas las edades, además de estas muestras", dice Ivana Quiroga, directora del museo. En 2018 pasaron 35.000 visitantes. "El ámbito museístico en esta provincia es bastante nuevo, hace 17 años que hay museos. Por eso trabajamos con los niños, que traerán a sus padres. Son la primera generación que crece con museo".
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