El cuaderno pentagramado donde Verdi escribió el Requiem y otros tesoros de la biblioteca del Colón
Funciona abierta al público en la planta baja del histórico edificio; no solo la consultan aficionados a la música clásica y el ballet; diferentes personas se acercan a ella para buscar datos sobre sus ancestros o inspirarse en estilos de otras épocas
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“Todos los libros son irremplazables. Es un pequeño museo”, dice la directora de la biblioteca del Teatro Colón, Alejandra Balussi, cuando recibe en la puerta de su santuario en la planta baja del edificio, por la entrada de Libertad. “Tenemos programas de mano de 1897 en adelante, revistas culturales, libros de ballet, de fotografía y de vestuario. Recibimos a un público muy variado: desde nietos que vienen a buscar el nombre de sus tatarabuelos entre los abonados hasta equipos de creativos que se inspiran mirando las tipografías y diseños de la publicidad de la época”.
Hojear los ejemplares es, también, recorrer la historia de la Ciudad de Buenos Aires. “Todos los programas de mano del Colón están conservados en un librario con humedad y temperatura controlados, ordenados por año y mes”, dice Balussi, una obsesiva confesa. “Se limpian hoja por hoja. Para la conservación del material bibliográfico lo primordial es que estén limpios. Es una maravilla conservar el papel después de tantos años. Son fuentes primarias”.
La Biblioteca del Teatro Colón se creó en 1940, por iniciativa del musicólogo Ernesto de la Guardia. Estuvo en funcionamiento hasta el año 2006, cuando se cerró todo el edificio por refacciones. Si bien el teatro reabrió en el 2010, la Biblioteca fue lo último en re inaugurarse en 2015 con la dirección de Balussi.
“Además de todo el caudal que se acumula año a año por la producción misma del teatro (la revista y los programas de temporada y de mano) se han recibido importantes donaciones como la de Isaac Fernández Blanco”, resalta Balussi. La obra más antigua que atesora la Biblioteca es el segundo tomo del Dictionnaire Historique des musiciens, que data del 1811.
Balussi demuestra la fascinación de una visitante. “Este me encanta”, dice cada vez que saca un volumen de un estante. “Muchos turistas vienen pensando que esta es la librería El Ateneo porque la asocian al teatro. Yo no los dejo irse sin que me escuchen. Aprovecho para contarles todo lo que pasa acá, la historia que conservamos”. Hoy el equipo está trabajando para que el catálogo se pueda consultar en internet.
Ubicada a un lado del foyer principal del teatro, ocupa un salón de columnas y ventanales atravesados por el sol. Hay mesas y sillas cómodas para sentarse a leer con aire acondicionado, pero antes de ir hay que reservar un turno por mail: bibliotecaeatac@buenosaires.gob.ar
Cinco joyas
- “Una colección de los mejores ballets y galas rusos en París entre1909 y 1921″, publicado en 1922 por la Comédie Illustre de Francia. “Este libro es una obra de arte en sí mismo, ya que está hecho con diferentes papeles: un gofrado dorado, papel de seda, papel de revista”, dice Balussi. “Además contiene borradores de Pablo Picasso de la época en la que estaba casado con la bailarina rusa Olga Khokhlova y hacía figurines. Varios de los impresionistas empezaron en el teatro como escenógrafos o diseñadores”.
- Programas de mano del Teatro de la Ópera y del Colón desde fines del siglo XIX. “Entre 1908 a 1930 la tapa de los programas era diseñada por artistas plásticos y durante todo el año se utilizaba la misma portada”, explica la directora de la biblioteca. Los folletos que los espectadores recibían cuando ingresaban al teatro para un concierto o una función de ópera o ballet, representan un recorrido estilístico y cultural desde los comienzos del oficio gráfico.
- “Chismografía” en el semanario La Gaceta Musical de 1878. La Gaceta Musical es una de las primeras publicaciones específicamente musicales aparecida en Buenos Aires entre 1874 y 1887. “Comunicaban todo lo que pasaba en Buenos Aires en esa época. Es fascinante, leyendo estas publicaciones me enamoré de la sociología”, confiesa Balussi.
4) Facsímil de la Misa de Requiem de Verdi. Publicado en 1941, es una copia del libro en el que se pueden ver las anotaciones a mano del compositor italiano, su escritura ansiosa, desprolija e imaginarlo en pleno impulso creativo.
5) Fotos de Annemarie Heinrich, con autógrafos de los bailarines y coreógrafos que retrató. Heinrich fue pionera de la fotografía contemporánea y un emblema de este arte en la Argentina del siglo XX. Algunos de los que figuran en el libro son Olga Ferri y Gert Reinholm, que posan como Romeo y Julieta, obra que protagonizaron en 1951 en el Teatro Colón; también está José Neglia interpretando al gaucho rojo en Supay de Eisenstein de Vega (Neglia falleció en el accidente de avión de 1971 que provocó la muerte de nueve bailarines pertenecientes al Ballet Estable del Teatro Colón).
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