El counseling gana cada vez más espacio en la comunidad
Se extiende la formación en esta rama cercana a la psicología
Consolidada como una herramienta de gestión de los recursos humanos, el aprendizaje y la aplicación del counseling se viene afianzando en los últimos años en nuestro país. De los apenas tres centros de formación que había a comienzos de los años 90, hoy la Asociación Argentina de Counselor ofrece en Buenos Aires una guía con 14 institutos donde se puede aprender esta disciplina, que se ha multiplicado y expandido en instituciones y empresas.
Se trata, afirman los especialistas, de una actividad que facilita un proceso de cambio: brinda apoyo, asesora y orienta a personas, parejas y grupos con problemas personales o profesionales.
"Se puede decir que es una rama de la psicología. Pero no actúa con patologías, como lo hace frecuentemente la psicología freudiana. Aquí se escucha y se trabaja sobre el desarrollo personal del individuo, de manera de que éste pueda superar sus crisis", dijo a LA NACION Ana Rosso, counselor, miembro del equipo de Cuidados Paliativos del Hospital de Clínicas de esta ciudad.
"El profesional trabaja sobre tres actitudes básicas que debe tener toda persona: la congruencia (el concepto que tiene de su yo, que trata de establecer una correspondencia entre aquél y su experiencia), la comprensión empática (ponerse en el lugar del otro, captar el marco de referencia de la otra persona) y la aceptación condicional (aceptar a la otra persona tal cual es, sin prejuicios)".
Según Mabel Candia, consultora y especialista en counseling personal, en los últimos años, en el país, el counseling se ha extendido y desarrollado en distintas áreas. "Estamos encontrando cada vez más desarrollo en las áreas de servicios y educación, entre otras áreas", opinó.
La carrera de counseling fue oficializada en 1992 por el Ministerio de Educación de la Nación. Dura tres años y tiene un posgrado de especialización que dura otro año más. "El egresado se convierte en un consultor psicológico, o counselor, que se dedica a ser un facilitador en el despliegue de los potenciales y de las capacidades humanas", dijo Rosso.
Experiencias
El counseling nació como disciplina en EE.UU. y Europa (Bélgica, Francia, Inglaterra, Rusia y Noruega) hace más de cincuenta años. Los primeros consejeros en América del Norte se dedicaron a la orientación vocacional y laboral, por lo que se los llamó "vocophers" y "guías vocacionales". Pero más tarde la profesión se extendió a distintos campos de la actividad del hombre.
Se trata de una disciplina que ayudó a muchas personas que padecen enfermedades no curativas, explicó Rosso, que en el Hospital de Clínicas forma parte de un equipo interdisciplinario. "Allí los roles están bien definidos. Hay médicos, psicólogos, psiquiatras y counselor. Este último ayuda a que las personas con enfermedades no curativas superen sus crisis", indicó la especialista.
Pero el counseling no sólo atiende problemas de salud, ya que su objetivo es promover el crecimiento personal en todas sus facetas. "Ayudamos a los individuos a desarrollarse y a que logren sus objetivos", explicó Candia.
"El counselor toma consultas de personas, grupos, parejas y familias que necesiten orientación o un proceso de ayuda para tomar decisiones, resolver algún problema o destrabar algún conflicto. Trabajamos con empresas que procuran que sus empleados tengan un pleno desarrollo laboral."
Según Candia, los programas de asistencia al empleado son asumidos en general por la empresa, para resolver problemas propios o profesionales. "Por ejemplo, ejecutivos que viajan o personas con mucho estrés. Hay que poder ver al counseling como una herramienta de gestión de los recursos humanos. Es una concepción más amplia de la idea del simple riesgo del comportamiento humano", indicó la especialista.
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