El conservador atrevido
Borges, como Dios, era un gran bromista. Algunas de sus más escandalosas definiciones políticas fueron producto de su extraño humor británico y de su proverbial manejo del arte de injuriar. Como sus admirados Oscar Wilde y George Bernard Shaw, era un especialista en réplicas y frases políticamente incorrectas. Muchas veces, leyendo las declaraciones de Paul Johnson, reconocí esa metodología de las provocaciones, esa impunidad profesional. Se trata de uno de los más importantes historiadores del mundo. Y como Borges, que se había afiliado al Partido Conservador para "estar a salvo de cualquier fanatismo", Johnson mira el mundo desde esa misma área chica del conservadurismo inglés. Capaz de reivindicar a Margaret Thatcher y a Ronald Reagan, y de asegurar que George W. Bush es inteligente, su obra y su nivel académico son tan célebres que hasta el diario de centroizquierda The Guardian escribió hace poco: "Si alguna vez existió un intelectual británico, ese es Paul Johnson". Resulta toda una paradoja, puesto que el historiador se dedicó en su famoso libro Intelectuales a denostar a las personalidades del mundo del pensamiento, porque "ponen a las ideas por delante de la gente".
Cuando Juana Libedinsky lo presionó para que mencionara aunque sea a un escritor o académico que respetara, después de pensarlo mucho, Johnson concedió: "Bueno, Tom Stoppard. Si es que te animás a llamarlo un intelectual [es un celebradísimo dramaturgo]. Solíamos vivir en la misma aldea y no solo es uno de los pocos escritores que realmente tienen un don, sino que es una buenísima persona, un santo. A diferencia de la mayor parte de los intelectuales, que son una mierda".
Definitivamente más que los Intelectuales le gustan los Creadores . En este último libro abordó personajes históricos a través de irresistibles perfiles que mezclan el comentario personal fuerte y la pequeña anécdota con la investigación histórica. La trilogía se completa ahora con Héroes , los personajes que le gustan más que todos, aunque es bastante particular en su definición: "Un héroe es cualquiera que ha sido amplia y persistentemente considerado heroico, a través de un período prolongado de tiempo por gente razonable, o aun por la que no lo es", dice y propone su selección personal.
Según The Houston Chronicle "el placer de este libro no proviene de ninguna gran teoría sino de buenos sketches ". Y la verdad es que son muy divertidos, porque Johnson conoció a varios de esos grandes personajes y salpica todo con sus comentarios personales. Y como le encanta navegar contra la corriente, muchas de las cosas que dice resultan explosivas. Le encanta ser lo que los ingleses llaman un contrarian .
A pesar de que también practica el periodismo, Johnson es célebre por su hostilidad hacia los miembros de la prensa. "Los reporteros -escribió- tienden a ser feos, desprolijos y pobres porque gastan todo su dinero en bebida o en las apuestas, con mujeres deterioradas y casas poco acogedoras."
No pensó lo mismo al ver a Juanita.
-¿Me recuerda? -le preguntó ella al llegar: lo había entrevistado hace unos años.
-Por supuesto, siempre eres very smart .
Que puede traducirse como "siempre eres muy inteligente". Aunque Johnson, al sucumbir a la tentación de la galantería y la demagogia, le dio otra acepción: "Pero, claro, todas las argentinas son tan elegantes". Es que la palabra "smart" también quiere decir bien vestida, y era eso lo que recordaba de Libedinsky. Decirle, en Gran Bretaña, "elegante" a una mujer también es políticamente incorrecto.
Marigold, su esposa, saludó calurosamente a la periodista de adn CULTURA y llevó café con masitas al living. Johnson se vio entonces obligado a explicar que su esposa es una gran lectora de Borges y que siempre le insiste que lo lea, por su brillantez y porque el historiador ama la Argentina. "Pero ya no tengo tiempo para la ficción", dijo Paul, y entonces Juanita encendió el grabador.
Escuchen.
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