El Centro Cultural Recoleta reabrió sus puertas con más de 40.000 personas
En cuatro horas, el Centro Cultural Recoleta reunió ayer, en su jornada de reapertura tras un año en remodelación, a más de 40.000 personas. El número no solo lo registraron en la entrada los contadores electrónicos de visitantes sino que estaba a la vista en las largas colas de varias cuadras visibles desde que abrió, a las 18, hasta las 22, momento en que cerró y la fiesta continuó afuera.
Luciendo su nueva cara, el edificio vibró a lo largo de toda su estructura con varias muestras y actividades artísticas de distintas disciplinas, que se desarrollaron en los espacios reformados y en los nuevos: las salas de hip-hop y dibujo, la zona de estudio, el área de ocio y recreación y la tienda de diseño argentino contemporáneo.
En el hall de entrada, hay una nueva referencia a Clorindo Testa, quien diseñó el histórico edificio junto a Jacques Bedel y Luis Benedit. "Es un diamante de espejos rojo creado por Rodolfo Pagliere, que contiene al personal de atención al público y que fue concebido como una escultura. La idea está vinculada al proyecto de un dispositivo que había planteado Testa y que se iba a situar entre las cuatro columnas. Reflotamos esa idea pero garantizando la circulación en el espacio", explica Luis Gimelli, director de arte del centro.
En tipografía "chicha", vinculada a la cumbia andina, el artista peruano Elliot Tupac estampó la frase "La libertad es responsabilidad" en uno de los gigantescos graffitis de la muestra Viral Mural, inaugurada en las salas Cronopios, J, C y L, y los espacios Hip Hop y Clave. Rodrigo Alonso, su curador, seleccionó a artistas urbanos consagrados y emergentes para esta exposición, cuyo título es un guiño a la función del muro, tradicional espacio de expresión política, reconceptualizado hoy en el mundo digital en plataformas "como Facebook, donde la gente se expresa", explicó Alonso. Doma, Tec, Poeta, Cabaio, Pum Pum, Unidos Crew, Ale Giorgga y sus afiches de gran tamaño, Florencia Aliberti y una proyección de fragmentos de videos de youtube en los que jóvenes cuentan a sus padres sus orientaciones sexuales o cómo bajan de peso, entre otros, completan esta exposición, que aborda el fenómeno de la viralización como manifestación contemporánea. También se exhibe un antiguo vagón de subte graffiteado reconvertido en auditorio.
Circular ayer por el Recoleta no fue tarea fácil pero el recorrido regaló coloridas estampas: nenes -muchos- descalzos subiendo y bajando por las superficies onduladas de la nueva sala de relax; jóvenes caminando sobre pilas de troncos en la muestra El último apaga la luz, de la artista francesa Séverine Hubard; adultos clavando los dedos en altas torres de papel picado de billetes de cien pesos (obra de la misma autora).
Los raperos Rulo y Lles fueron de los primeros en "batallar" en la nueva sala de hip hop rodeados de un joven séquito de alentadores mientras en una sala contigua, también nueva y dedicada al dibujo, otros hacían lo suyo. Armados de material gratuito para trabajar sobre las mesas, jóvenes como Andrés Kina, un arquitecto de 33 años, dibujó su versión del obelisco con casa de árbol anexada; Rosario Barrios, un mandala, y Julián Chiarella, una variante de rinoceronte. "Si hubiese estado dibujando solo en mi casa, esto no me hubiese salido igual. Es genial esta sala para crear de forma comunitaria", opinó este último. Y el resto estuvo de acuerdo en lo positivo de disponer de un espacio gratuito de estas características.
En otro rincón del Centro, el artista y diseñador Juan Pablo Cambariere, en este caso como curador, habló de la muestra El juguete rabioso, compuesta de muñecos de autor que no fueron creados con fines comerciales y nucleada, de cierta forma, "por la ironía sobre este objeto convencional", explicó. "Un robot, en lugar de ser de metal, es de madera; un oso, en lugar de ser de peluche, es de concreto… En esta exposición hay gente que trabaja la cerámica, la ilustración, la animación". Participaron en este proyecto Doma, Patricio Oliver, Cristian Turdera, La Barda, NosotrosCinco, Ganz Toll, Lola Goldstein, Bondi, DGPH, Luli Bunny, César Zanardi y Pica Pau.
Otras muestras inauguradas ayer son Estampar el mundo, que exhibe patterns creados por una decena de ilustradores, y Puente-Historieta experimental de Argentina y Brasil.
"Ayer llovió tanto, que se formaron lagunas mentales…", recitaba, entre aplausos, una joven en el renovado Patio de los Naranjos, donde se recreó el piso bola del proyecto original. La poesía se esfumaba en el aire con la cúpula de la iglesia como telón de fondo en un clima de distensión mientras afuera, delante de la nueva fachada del Recoleta -que pasó de su tono rosado a un diseño eléctrico en una intervención que fue alabada al mismo tiempo que cuestionada- una muchedumbre levantaba los pies del suelo. En este caso, dj Villa Diamante hizo lo suyo: "Y llegamos a la cima de la fiesta, la gente baila y mira…", le acompañaba rapeando Cehache Respira.
"Estamos ganando más espacio para los jóvenes, para los nuevos creadores y para que éstos se encuentren con nuevos públicos", recalcó el ministro de Cultura de la Ciudad, Enrique Evogadro, en el momento de la inauguración oficial de las obras. "Estamos escribiendo historia, historia de arte, de la creación, de la creatividad. Hoy es una gran fiesta y creemos que ese espíritu celebratorio es el espíritu de este nuevo Centro Cultural Recoleta", añadió.
El jefe de Gobierno de la Ciudad, Horacio Rodríguez Larreta, agregó que "ahora el desafío es mantener todo el año este clima que hay hoy para que sea un lugar para los chicos, para los jóvenes, para ustedes", recalcó.
Luciana Blasco, subsecretaria de Políticas Culturales y Nuevas Audiencias, destacó, por su parte, el trabajo conjunto realizado por el equipo que llevó adelante el proyecto de reforma del centro.
Integrantes de esta última comitiva, como Laura Spivak, responsable de artes visuales, y Luis Gimelli, director de arte, explicaron a LA NACIÓN que el objetivo a futuro es brindar una programación variada, multidisciplinar y abierta a las nuevas expresiones.
Sobre las reformas en el edificio, Gimelli explica que "se trató de recuperar al máximo el proyecto original", entre otras cosas las aberturas en forma de pico en las paredes ideadas por Testa y el suelo de adoquín del patio del aljibe, el cual también se restauró tras una limpieza del mármol original, que no estaba a la vista.
Sobre las opiniones críticas respecto al cambio estético incorporada a la fachada, el director de arte señaló: "Todo lo diferente, en las distintas épocas, provoca incomodidades. Entiendo que cuando Clorindo, Bedel y Benedit decidieron pintar un edificio clásico de bordó, amarillito y celeste, debe haber sido un revuelo también. Lo importante es que las polémicas existan", señaló. Tras ello, aclaró que "en esta gestión se optó por dar lugar a todos los aspectos del arte, no solo a las bellas artes. Hubiera sido muy fácil convocar a un artista consagrado y del establishment del arte para que interviniera la fachada, como por ejemplo Marta Minujín; sin embargo, optamos por trabajar con ilustradores. La intervención es de Julio Battistelli, un joven brillante que hizo un proyecto maravilloso. ¿Los colores? Van y pasan, el edificio es lo importante, y no hay nada hecho en la fachada que altere la original".
Además, el responsable de arte destacó que el Centro Cultural Recoleta "es un espacio que siempre ha generado polémicas, no intencionalmente, pero sí por el hecho de haber alojado exponentes emergentes del arte. Los espacios públicos de cultura tienen que ser habitables, transitables y tienen que alojar a todo el mundo. Esto no es un centro de exposiciones, no es un museo. Y en la época en que Testa lo intervino, esto también era un centro cultural, como cuando hizo su intervención una aún joven Liliana Maresca", agregó.
Sobre la relevancia que la programación da al street art y a sus expresiones, el director agrega que "ésta se da porque es parte de lo que manifiestan los jóvenes en este momento". A pesar de ello, considera que "sería muy necio limitarnos solamente a eso. El año pasado, una de las muestras más importantes que tuvimos fue la de Raymond Depardon, quien a sus 75 estuvo acá sentado hablando para 300 jóvenes. La idea es mantener un equilibrio, lo enriquecedor es el intercambio", matiza. Además, Gimelli señaló que la mayor parte de la programación del centro se realiza por convocatoria abierta y pública.
La celebración de ayer en el Recoleta culminó con un show del músico pop Juan Ingaramo en Plaza Francia, luego de una jornada en la que también se dieron cita entrenamientos de break dance, exhibiciones de beatbox, una feria de fanzines y cómics, un festival de cortos, un karaoke queer, talleres para adolescentes dictados por adolescentes y representaciones teatrales.