El Centro Cultural Borges vuelve a la “vida pública” con arte y literatura
Recuperado por el Ministerio de Cultura de la Nación, en sus salas se exhibe parte de la colección fundacional del Bellas Artes y será sede del Museo Nacional de Arte Oriental; hay un gran tributo al autor de El Aleph y muestras de fotografía
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Un pabellón dedicado a Jorge Luis Borges. Dos salas (una adentro de la otra) para obras fundacionales de la colección del Museo Nacional de Bellas Artes. Una sede propia para el Museo Nacional de Arte Oriental, que ya se mudó desde su casa provisoria en el Museo de Arte Decorativo y se prepara para abrir las puertas en el segundo semestre. Un espacio especial para el Palais de Glace, que continúa cerrado por refacciones. Una fotogalería con muestras temporales que ahora rinde tributo a Sara Facio.
Y más: una tienda de artesanías con venta y exhibición de piezas. Dos auditorios. Dos salas de conferencias. Un taller de restauración a la vista. Una muestra en homenaje a Mercedes Sosa y la escuela de danza de Julio Bocca: todo eso confluye en el nuevo Centro Cultural Borges, recuperado por el Estado después de más de veinticinco años de gerenciamiento privado. A partir de este sábado, el público podrá recorrer los 9200 metros cuadrados del edificio de Viamonte al 500, distribuidos en tres pisos, del primer centro cultural público que reúne propuestas de museos y fundaciones artísticas y literarias en un solo edificio.
Dirigido por Ezequiel Grimson, ex subsecretario de Políticas Culturales de la Provincia de Buenos Aires, el renovado Borges depende del Ministerio de Cultura de la Nación y cuenta con algunas joyas como la sala Bon Marché, del Bellas Artes. En la recorrida se ven dos espacios: en el más amplio, se puede conocer la historia del museo, que tuvo su primera sede en ese edificio en 1896. En la más pequeña, blindada por razones de seguridad (todavía se investiga el reciente robo de piezas en el Museo de Arte Decorativo), se exhiben obras icónicas de la colección como el autorretrato de Eduardo Sívori y el cuadro “La sopa de los pobres”, de Reynaldo Giudici. Son piezas fundacionales del Bellas Artes que irán rotando cada seis meses. Allí también se exhibirán obras que están guardadas en los depósitos y no se muestran con frecuencia al público.
También del acervo del Bellas Artes son las fotos de la muestra “Inaugurales”, montada en uno de los tres espacios del primer piso. Pertenecen a la colección creada por Sara Facio. No falta, claro, el mítico retrato de Borges, tomado por Facio, en el que el poeta aparece arrodillado al lado de una biblioteca.
El autor de Ficciones es el personaje central del centro cultural. En el segundo piso se pueden ver primeras ediciones; publicaciones que hizo en conjunto con Victoria Ocampo y otros intelectuales, como los textos para la revista Sur; obras traducidas y un mapa de Buenos Aires dibujado a mano por la artista Guadalupe Marín con referencias de su vida y su obra: entre ellas, el trayecto que hacía en tranvía para llegar a la Biblioteca Miguel Cané. En ese pabellón también hay bibliotecas con los libros que Borges leía, ensayos sobre su obra, además de variadas ediciones de sus cuentos y poemas. La Fundación Internacional Jorge Luis Borges, que preside María Kodama, participa en las decisiones curatoriales de este espacio.
Dos propuestas novedosas: un espacio de lectura con sillones para uso del público que, por el momento, ofrece libros de Borges, pero irá sumando títulos de las editoriales que quieran difundir sus catálogos y un laboratorio de exploración borgeano con actividades interactivas alrededor de sus tramas y personajes (imperdible para los que vayan con chicos y adolescentes). En “Mesas lúcidas”, curada por Martín Zaitch, se pueden hacer animaciones caseras con el celular: esas obras al paso se proyectan en las paredes de la sala y, además, se irán subiendo a un banco de imágenes de creación colectiva.
Cada institución programará sus salas y el CCB se ocupará de los espacios comunes, desde el equipo de programación encabezado por Jimena Pautasso. El desafío, reconoce Grimson, es lograr un diálogo entre las propuestas de cada institución. En ese sentido, cuatro videoinstalaciones de artistas mujeres (Narcisa Hirsch y Graciela Taquini, entre ellas) irrumpen en algunos espacios para establecer un guiño a los visitantes que pasan de una exhibición a otra.
La instalación “Coherente oxímoron”, de Luis Felipe Noé, que estuvo en el Centro Cultural Kirchner, se luce ahora en la plaza seca del segundo piso que comunica los distintos pabellones. El proyecto de Noé y Eduardo Stupía, La línea que piensa, que se desarrolló en los últimos años en el Borges tiene continuidad con la muestra “Otra vez ¡me arruinaste el dibujo!”, que ya está colgada en el primer piso, pero se inaugurará formalmente el miércoles 23 a las 18. Reúne dibujos creados a cuatro manos por Noé y Juan Astica, Delfina Bourse, Andrea Lamas, Paula Noé Murphy y Stupía.
Mientras continúan las obras de refacción del Palais de Glace, la institución tiene su espacio en el CCB. Este sábado, a las 17, se inaugura la 32º Muestra Anual de Fotoperiodismo Argentino presentada por la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina (ARGRA), que solía exhibirse en el Palais. Son fotografías impactantes y conmovedoras registradas durante la pandemia.
La fundación Mercedes Sosa tiene espacio propio en el tercer piso. La primera muestra, curada por Alvaro Rufiner, está centrada en cinco momentos de la vida de la “Negra” e incluye fotografías personales, tapas de discos, afiches, videos y su famoso poncho rojo y negro. En diálogo con el homenaje a la cantante tucumana, cuya voz resuena por todo el piso, se exhibe la muestra de fotografía documental latinoamericana AYNI.
El Borges continúa brindando espacio a la escuela de danza de la fundación Julio Bocca. Según Grimsom, la decisión de que continuara allí se tomó porque, por un lado, es una propuesta artística y educativa que no desentona con el paraguas cultural del CCB y, por otro, porque las visitas de los jóvenes alumnos le dan vida a un lugar que tendrá que recuperar los visitantes perdidos a causa de la pandemia.
Ese es otro desafío de las autoridades del Borges: lograr captar la atención del público con un programa de muestras y actividades convocantes para una zona de la ciudad que todavía no recuperó el movimiento de la era prepandemia. Un ejemplo: este viernes por la tarde, lo que más se veía sobre la peatonal Florida entre avenida Corrientes y Viamonte eran “arbolitos” que ofrecían dólares.
Para los habitués de conciertos, en el auditorio Piazzolla (con un mejor nivel de acústica gracias al asesoramiento del arquitecto Gustavo Basso, el responsable de lograr la excelencia en la Ballena, del CCK), este fin de semana se presentan Juana Molina (sábado a las 19) y Liliana Herrero con Teresa Parodi (domingo a las 19). Todas las actividades son gratuitas, pero para conseguir las entradas para los auditorios es necesario hacer reserva por la web del CCB.
El edificio del Borges, declarado Monumento Histórico Nacional en 1989 y donde todavía sobresalen los famosos murales de Antonio Berni, Lino Spilimbergo, Juan Carlos Castagnino, Demetrio Urruchúa y Manuel Colmeiro, realizados a mitad de la década de 1940, convive con los locales comerciales de galerías Pacífico. Un camino que encontraron las autoridades para “unir” el centro cultural con el shopping es instalar en un pasillo la tienda del Mercado de Artesanías Tradicionales e Innovadoras Argentinas (MATRIA), donde se exhiben y venden piezas, instrumentos musicales e hilados, entre otros productos.
En una sala del mismo edificio, donde funcionaron la Asociación Estímulo de Bellas Artes, el Ateneo, el Centro Islas Malvinas y el taller del maestro Ángel Della Valle, ahora también hay un taller: el de los restauradores y conservadores del Bellas Artes, que trabajarán a la vista del público con las obras que el artista Líbero Badíi donó al Ministerio de Cultura.
El Ministerio absorbió alrededor de veinte ex empleados del centro cultural que trabajaban para la Fundación de las Artes, la institución privada que gestionaba el CCB desde 1995. Después de unos meses de negociaciones entre los representantes de la fundación y el Ministerio, el espacio fue recuperado al inicio de 2021. Aunque originalmente el edificio iba a ser sede de la Secretaría de Cultura, ese plan nunca llegó a concretarse porque durante la primera presidencia de Carlos Menem, se entregó en concesión a Galerías Pacífico S. A., que lo transformó en shopping y en el espacio cultural manejado por la Fundación para las Artes, cuyo sitio web en la actualidad no funciona. Muestra un logo, pero no permite hacer clic.
Para agendar
Viamonte 525. De miércoles a domingos, de 14 a 20, con entrada libre y gratuita.
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