El caleidoscopio de un escritor leído desde la política y la literatura
Hombre de mirada certera y creador de las múltiples frases que desde ayer se viralizan en las redes sociales, Eduardo Germán Hughes Galeano no fue un cuadro político en sentido estricto, aunque siempre adscribió a las izquierdas latinoamericanas. Y se convirtió -en un proceso que, en algún punto, iba más allá de la mayoría de sus textos y eventuales interven-ciones públicas- en un emblema de buena parte de estos sectores a nivel continental.
En el último tiempo, sus frecuentes declaraciones en defensa del gobierno de los Castro en Cuba, el chavismo venezolano y las políticas indigenistas de Evo Morales reforzaron esta imagen, en un fenómeno que tenía algo de caleidoscopio: a Galeano muchos lo cuestionaban por su apoyo a los populismos latinoamericanos, mientras que otros lo leían precisamente por su defensa de estas políticas. Pero otros -y no necesariamente los mismos lectores- lo seguían por sus reivindicaciones ecologistas, su recuperación de los mitos americanos o por sus textos enmarcados en el registro del microrrelato.
Nacido en Montevideo el 3 de septiembre de 1940 en el seno de una familia católica de clase media de ascendencia italiana, española, galesa y alemana, definía al joven que alguna vez fue como a un "patialegre", poseído por una enorme curiosidad por el mundo y sus habitantes.
Tenía sólo 13 años cuando comenzó a publicar caricaturas en el diario El Sol de Uruguay. Las firmaba "Gius", seudónimo que jugaba con la onomatopeya de su primer apellido (y la dificultad para pronunciarla correctamente en castellano). No dejó oficio sin tocar: fue obrero en una fábrica de insecticidas, recaudador, pintor de carteles, mensajero, mecanógrafo, cajero de banco y editor. Y en algún momento, cuando empezó a escribir, se despojó de apellido paterno y se quedó con el Galeano materno. Pero los inicios no fueron fáciles: a los 19 años, convencido de que el don de la escritura no le estaba dado, decidió suicidarse tomando barbitúricos. Sobrevivió, y al salir de la profundidad del coma se aferró con uñas y dientes a esa vida que le estaba dando otra oportunidad.
A comienzos de los 60 inició su carrera periodística como editor de la mítica Marcha. Luego dirigiría las no menos célebres Crisis y Brecha. De la mano del periodismo dio cauce al gusto por los viajes, recorriendo casi toda América latina. También llegaría el compromiso político y una identificación con las posturas de izquierda que durante la década del 70 -con el recrudecimiento de la violencia política y el advenimiento de las dictaduras militares- le acarreó el exilio. Primero tuvo que dejar Uruguay y luego la Argentina, donde se había refugiado por un breve período. Terminaría recalando en Cataluña, donde vivió hasta 1985, cuando regresó a Uruguay.
Sin duda, su libro más conocido es Las venas abiertas de América latina, obra de denuncia escrita al calor de los primeros años 70, texto devorado por varias generaciones, que buscaba analizar la historia continental básicamente desde las nociones del antiimperialismo dominante en ese década. En 2009, el libro llegó al puesto 10 del ranking de Amazon, luego de que Hugo Chávez se lo regaló -durante la Quinta Cumbre de las Américas- al presidente de los Estados Unidos, Barack Obama.
Sin embargo, con el correr de los años Galeano se fue distanciando de su trabajo más célebre. Hace un año, durante la II Bienal del libro y la lectura en Brasilia, aseguró: "No volvería a leer Las venas abiertas de América latina porque si lo hiciera, me caería desmayado". Como mirando al joven que alguna vez había sido, aseguró que, a principios de los 70, cuando escribió esa suerte de biblia de la militancia latinoamericana, "no tenía los suficientes conocimientos de economía ni de política".
En realidad, en el último tiempo, su interés estaba puesto en la obra que desarrolló luego de lo más álgido del setentismo, y a medida que pudo ir dejando de lado la urgencia de la crónica periodística: una extensa trama de microrrelatos pulidos hasta la obsesión, plagados de metáforas pero laboriosamente despojados de excesos. Y, en su gran mayoría, relatos devotos de la belleza, contradicciones y aspiraciones del continente americano. Si el libro Días y noches de amor y de guerra está atravesado por su propio recorrido a través de la violencia, el exilio y la aventura sentimental, Nosotros decimos no aporta una selección de sus crónicas, y los tres tomos de Memorias del fuego constituyen una abigarrada inmersión en la historia y mitos latinoamericanos. Seguirían El libro de los abrazos, Las palabras andantes, Las aventuras de los dioses, Espejos y Los hijos de los días. De otra de sus conocidas pasiones, el fútbol, dejó testimonio en El fútbol a sol y sombra y en su pública admiración por Lionel Messi (quien le regaló una de sus camisetas).
Galeano obtuvo dos veces el Premio Casa de las Américas y tres el Premio del Ministerio de Cultura del Uruguay, además de ser reconocido con el American Book Award que concede la Universidad de Washington, el Premio Stig Dagerman y el Alba de las letras.
Desde el regreso del exilio, el escritor se afincó en el Montevideo que lo vio nacer. Nunca dejó de escribir. Ni de fustigar al neoliberalismo cada vez que podía, o cuestionar las políticas ambientales a nivel global. Ni de encontrarse -como lo hizo en febrero último, cuando Evo Morales visitó Montevideo para la asunción de Tabaré Vázquez- con los dirigentes latinoamericanos con cuyas posiciones se identificaba.
Habrá que ver si el galeón que duerme dentro de su apellido fue el que lo impulsó a recorrer tantos mares, reales y soñados. Esa pulsión por indagar que también significa vibrar hasta el último segundo de vida. Porque, como escribió en Espejos, "navega el navegante, aunque sepa que jamás tocará las estrellas que lo guían".
Ecos en el continente y TT en Twitter
Elena Poniatowska
Escritora mexicana, Premio Cervantes
"Puso en nuestras manos una historia de América comprensible y estremecedora"
Evo Morales
Presidente de Bolivia
"El mundo pierde a un maestro de la descolonización y la liberación de nuestros pueblos"
Osvaldo Bayer
Escritor argentino
"Las venas abiertas de América latina... es la verdadera Biblia latinoamericana, va a quedar por siempre"
Diego Maradona
futbolista
"Gracias por enseñarme a leer el fútbol. Gracias por luchar como un 5 en la mitad de la cancha y por meterles goles a los poderosos como un 10. Gracias por entenderme, también. Gracias, Eduardo Galeano: en el equipo hacen falta muchos como vos. Te voy a extrañar"
Sergio Olguín
Escritor argentino
"Escribió páginas bellísimas. Cuando ya nadie lea a los cínicos de Twitter, esas páginas van a seguir conmoviendo"
León Gieco
Músico argentino
"Para América latina, Galeano es en palabras lo que Mercedes [Sosa] es en voz"
César Luis Menotti
Director técnico de fútbol
"Era un militante de un mundo mejor; un representativo de esta región tan maltratada y tan ofendida como somos los sudacas"