El caballo como soldado: una muestra rescata su rol en la construcción de la identidad nacional
Fotografías de Gonzalo Lauda que recrean batallas por la Independencia argentina con soldados y uniformes reales dialogan en una talabartería con registros de la travesía de Aimé Félix Tschiffely hacia Estados Unidos
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Aimé Félix Tschiffely, profesor de origen suizo del colegio Saint George, se propuso llegar desde nuestras pampas por tierra hasta Nueva York. Para hacer frente a semejante desafío le pidió a Emilio Solanet dos caballos criollos prestados, Mancha y Gato. Durante la travesía publicó sus crónicas de viaje en LA NACION. Esos caballos fueron tan fieles compañeros que, ya mayor, Tschiffely pidió ser enterrado junto a ellos.
Elisa Solanet, sobrina bisnieta de Emilio Solanet, seleccionó para la exposición Equus Argentum una serie de fotografías de Gonzalo Lauda, que recrean batallas por la Independencia argentina con soldados y uniformes reales y dialogan con seis láminas explicativas de la travesía de Tschiffely hacia Estados Unidos. Solanet puso el foco en “la importancia que tiene el equino en la conformación de la identidad nacional”, una investigación que constituye la tesis de su Maestría en Curaduría de Arte Contemporáneo en la Universidad del Salvador.
La hipótesis de la muestra exhibida en Arandú Atalajes -una completa talabartería de varios pisos cuyo espacio de arte está a cargo de Luis María Loza- propone “la deconstrucción del viaje y de la obra de Gonzalo Lauda, para así demostrar que las fotografías y obras de arte de caballos han tenido, a lo largo de la historia, una elevada eficacia en la construcción simbólica de la fortaleza del caballo argentino”.
“Tschiffely salió de Buenos Aires en 1925, desde la Sociedad Rural Argentina de la calle Florida. Fue una aventura inigualable. El 20 de septiembre de 1928 llegó a Nueva York, por eso en Argentina en esa fecha se celebra el día nacional del caballo. Con Mancha y Gato regresó a Buenos Aires en barco”, cuenta Solanet, amante de los caballos, y cuya familia cuida a los descendientes de Mancha y Gato. Y añade: “El caballo simboliza respeto, fuerza, honor, entereza y fidelidad. Hay una frase en el imaginario nacional que dice ‘la patria se hizo a caballo’”.
El viaje estaba previsto en 504 etapas con un recorrido promedio de 46 kilómetros por día. Tschiffely durmió a la intemperie: había decidido no llevar carpa debido a que eran muy pesadas y voluminosas. A Gato y a Mancha no era necesario sujetarlos por las noches. Juntos, cruzaron montes, ríos, selvas, arroyos, pasaron sobre la cordillera e hicieron frente a temperaturas extremas.
En su serie Batallas, Lauda recrea escenas de batallas y acontecimientos de nuestra historia en los que participan soldados con uniformes del ejército (son los que se usan para los eventos de gala y las recreaciones históricas), que también le presta cañones, armas y hasta espacios para sus imponentes tomas fotográficas.
En sala las imágenes se suceden: Juana Azurduy lidera a sus tropas en los enfrentamientos contra las fuerzas realistas españolas; el Cruce de los Andes; la batalla de Riobamba, la batalla de Chacabuco y la de Chacabuco II (para esta toma se trasladaron cien soldados con camiones del ejército); la muerte de Martín Miguel de Güemes; la batalla de San Lorenzo y la Bandera de los Andes (con guiños a Napoleón cruzando los Alpes, una pintura de Jacques Louis David).
Escenográficas y teatrales, estas imágenes llevan una gran producción, mientras la toma puede durar apenas unos minutos. “Todas son recreaciones, las armas y los uniformes no son de época; y los cañones son más modernos. Sí trabajamos con los regimientos que estuvieron en las batallas”, señala Lauda, quien presentará su nuevo libro en la próxima edición de Pinta BAphoto.
Cada imagen requiere una logística milimétrica: alimentar a un centenar de soldados, llegar a la madrugada para que la luz sea la adecuada, contar con los materiales precisos. En todos los casos, por el protocolo del ejército, se debe contar con una ambulancia, caballerizos y un veterinario. Para estas expediciones fotográficas alquiló carretas, camiones con tierra y cavó trincheras. Sus escenas logran un efecto potente: habitan la frontera difusa entre realidad y ficción; entre pasado y presente.
Para agendar:
Equus Argentum en Arandú Atalajes (Ayacucho 1920), hasta el 1° de octubre de lunes a viernes de 10.30 a 19.
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