El bosque sabe
En medio del otoño, el paisaje en Ontario despierta una reverente admiración. Pero debajo del denso bosque que se prepara para el invierno se esconde también un frenético debate científico. De un lado, la teoría de Suzanne Simard, ecóloga de la Universidad de la Columbia Británica, que postula que los árboles se comunican y cooperan mediante la delicada y vasta red de hongos de sus raíces, las micorrizas. Del otro, la profesora de biología Kathryn Flinn de la Universidad Baldwin Wallace, en Cleveland, y muchos de sus colegas, que no ponen en duda tanto la solidez de la prueba científica aportada por Simard, en su best seller de 2021 Finding Mother Nature, como la sugerencia de que los árboles tienen intenciones, como las personas. Entre tanto, el bosque, como viene haciéndolo desde hace millones de años, sigue guardándose el secreto de cómo convivir y prosperar a pesar de las diferencias.
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