El balance de arteBA online, con gusto a poco y miedo al futuro virtual
Un primer paso, positivo en el dramático contexto de la pandemia del coronavirus, que no permitió sin embargo las ventas necesarias para afrontar la crítica situación del mercado de arte en la Argentina. Una alternativa virtual de exhibición que expandirá la oferta de las ferias de arte, aunque no logrará igualar su experiencia física. Ése es el balance que realizan representantes de la escena artística local sobre la edición especial online de arteBA en Artsy, que termina mañana con gusto a poco y un gran temor al futuro.
Si bien la alianza con el sitio artsy.net ya existía desde hace años en forma paralela a la feria, esta posibilidad de llegar a otras audiencias se volvió más relevante luego de que arteBA debiera suspender por la cuarentena hasta nuevo aviso su edición en La Rural, que estaba prevista para mediados de este mes. Según advirtieron las galerías locales reunidas en la cámara Meridiano, ese encuentro suele representar hasta un 80% de sus ingresos anuales.
Desde arteBA actuaron con rápidos reflejos, y celebran las cifras de visitas logradas en esta edición virtual. Mientras que cada año cerca de 90.000 personas visitan la feria en La Rural, esa cifra ya superó las 185.000 personas en esta edición virtual, que exhibe con acceso libre y gratuito más de más de 400 artistas representadas por 83 galerías de distintos países. Entre ellos se nominó al colombiano Daniel Otero Torres, representado por Mor Charpentier, para el premio Art Nexus, por el que compiten seleccionados de varias ferias latinoamericanas.
"Esta edición especial de arteBA estrenó un formato que nos permitió estar presentes en este momento y extender nuestra duración y alcance geográfico", dijo a LA NACION Julia Converti, gerenta general de arteBA Fundación, quien calificó el balance como "positivo en visitas, en ventas y en repercusión". "Creo que esta coyuntura aceleró un proceso que estaba latente -agregó-. Sin duda se impondrán varios de estos formatos y modelos nuevos de soporte tecnológico, que complementarán y amplificarán otras experiencias físicas y presenciales tan importantes para el arte".
Hubo, de hecho, muchas diferencias con la edición física. Si bien el público puede ponerse en contacto con las galerías a través de Artsy para comprar obras, éstas no corresponden a los proyectos que habían sido seleccionados para la 29ª edición de arteBA. Tampoco es lo mismo tener un contacto directo con las piezas que verlas en una pantalla, según admiten los propios galeristas.
Por otra parte, salvo el Malba, que adquirió dos obras y está en vías de comprar otra de un artista argentino gracias a donaciones del banco ICBC y coleccionistas privados, las instituciones locales no acompañaron con sus habituales programas de adquisiciones. Y muchos coleccionistas, según varios galeristas, incluso especularon al realizar "ofertas abusivas" en este contexto de extrema necesidad.
"El balance no es positivo", advirtió a LA NACION Gabriela Barolo, directora ejecutiva de la cámara de galerías Meridiano. "Si bien hemos registrado ventas, como era de esperarse las mismas son escasas comparadas con las que hubiera representado la feria física".
"Es la primera vez que se hace algo tan fuerte en una plataforma virtual, y en momentos tan difíciles para todos -señaló Amalia Amoedo, presidenta de arteBA Fundación-. Creo que le pudimos brindar al mercado la posibilidad de tener un acceso más internacional a gente nueva y que no necesariamente va a una feria de arte. Pienso que el formato viene para quedarse, pero no creo que vaya a ser el único. Estamos haciendo muchas reuniones, intentando pensar sobre el futuro, que claramente es incierto".
¿Qué pasará a partir de pasado mañana? ¿Resistirá el mercado local sin ferias, y con las galerías y museos cerrados? Todas esas preguntas están en el centro del debate actual entre los galeristas, que compartieron su preocupación.
"Celebro cualquier acción que promueva y fomente la activación del mercado, a la vez que entiendo como necesario que coleccionistas públicos y privados respondan y accionen, para que juntos podamos superar la coyuntura del COVID-19", observó Florencia Giordana Braun, directora de la galería Rolf Art y vicepresidenta de Meridiano. Valoró sin embargo la "alternativa estratégica" ofrecida por arteBA en Artsy, que le permitió vender al Malba una obra de la artista peruana Milagros de la Torre.
El rol de los coleccionistas ante la necesidad de activar el mercado también fue destacado por otros galeristas con amplia experiencia. "Vendí solo algo chico, a un cliente amigo. Hay coleccionistas que están especulando mucho, esperando la oportunidad de comprar muy barato. Estamos dispuestos a hacer descuentos importantes, pero no a regalar el trabajo de nadie", advirtió Orly Benzacar, directora de Ruth Benzacar, galería que acaba de cumplir 55 años. "Hubo ofertas abusivas, aprovechando esta situación de crisis -coincidió Jorge Mara-. Vendimos algunas obras pero sólo a coleccionistas del exterior que ya eran clientes nuestros. Hasta ahora no concretamos ninguna venta local".
Más allá de la plataforma digital, que según Benzacar "es una herramienta que hay que mejorar y perfeccionar para usarla, porque es lo que hay hoy a mano", lo que se necesita ahora es "un espíritu más solidario de todas las partes. Salvo el Malba, las instituciones brillaron por su ausencia en políticas de adquisición, que también deberían haberlas tenido para sostener el mercado".
¿El "fin del arte"?
"Todos tenemos la responsabilidad de entender la situación de emergencia extrema en la que está el sistema del arte y apoyar, porque si no el barco se hunde. Los coleccionistas y los museos no respondieron a la altura de las circunstancias", coincidió Gachi Prieto, directora de la galería homónima. Y si bien valoró como "muy importante contar con esta herramienta, que permitió activar la escena", advirtió que "los porcentajes de venta con respecto a la feria física fueron muy bajos" y recordó que "el arte es una experiencia física, holística, y eso es irremplazable. Todas las alternativas digitales son herramientas que vamos a usar cada vez más, pero de ninguna manera reemplazan la experiencia personal, única, individual y afectiva que una persona tiene al entrar a una galería".
Una opinión similar a la de Nora Fisch: "Hubo ventas, pero no se comparan con la edición física de arteBA", coincidió la directora de la galería que lleva su nombre, que se adaptó a esta nueva era con varias iniciativas virtuales. Advirtió, sin embargo, que "si lo presencial y personal se mueve a lo digital, es el fin del arte. El arte es experiencia de la materialidad de la obra, es intercambio, es conversación, es performance… Si se va a reducir a figuritas expuestas sobre un fondo blanco, homogéneo, sin contexto, es solo una venta de productos. La forma de extendernos hacia lo digital llegó para quedarse, pero el centro va a ser siempre lo personal, lo presencial. La pregunta es cómo vamos a seguir".
"Lo virtual llegó para quedarse", sostiene Amparo Díscoli, directora de Cosmocosa, galería que desde 2015 apela a Artsy como "un portal hacia el exterior" de las muestras locales, y concretó por esa vía ventas con varios coleccionistas extranjeros. El mismo optimismo demostró María Calcaterra: "Creo que el balance fue más que positivo dadas las circunstancias: arteba actuó con rapidez y las galerías pudimos obtener visibilidad, ventas y nuevos contactos -dijo-. Considero que, ajenos al modelo de lo online, los argentinos vamos a poder incorporar nuevas costumbres de e-commerce que el mundo ya venía adoptando."
Ambas, sin embargo, coinciden con galeristas con más años de presencia en el mercado, como Mara y Mariana Povarché, en que eso no podrá desplazar la "experiencia intransferible de estar frente a la obra". Aunque en el contexto actual, no será sencillo sostenerla. "No imagino una feria de arte como venía siendo hasta ahora, con 60.000 o 70.000 personas; ese formato creo que caducó -opinó Ricardo Ocampo, director de Waldengallery, que también acaba de venderle una obra al Malba-. El problema es cómo las galerías hacen frente a este nuevo escenario. Los espacios físicos, al igual que la feria, vamos a tener que reconvertirnos".
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