El “asesino serial” de Twitter se confiesa: “los periodistas aún utilizan las redes sociales como una fuente fiable”
El italiano Tommasso Debenedetti se comunicó con LA NACION para confirmar que es el responsable de las fake news que mataron en los últimos meses a Vargas Llosa, Murakami y Houellebecq; esta mañana fue por la escritora argentina Claudia Piñeiro
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El “asesino” de celebridades literarias en redes sociales está suelto. Entre sus víctimas, aparecen los Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa y Kazuo Ishiguro, el sempiterno candidato al Nobel luego de la muerte de Jorge Luis Borges, Haruki Murakami, y el polémico Michel Houellebecq. Profesor de italiano e historia y crítico literario nacido en Roma en febrero de 1969, Tommasso Debenedetti ejecutó en cuentas falsas de editoriales y agencias de prensa creadas por él ex profeso a figuras internacionales como Isabel Allende, John Grisham, Hugo Chávez, el Dalai Lama, Pedro Almodóvar y el expapa Benedicto XVI. También se le imputan largas entrevistas falsas, aunque verosímiles, a escritores internacionales que durante diez años fueron publicadas en medios italianos. Sus reportajes imaginarios que más trascendieron son, entre otros, a Derek Walcott, Mijail Gorbachov, Manuel Vázquez Montalbán, Noam Chomsky y Philip Roth, que salió a desmentir la veracidad de las frases que se le atribuían (algunas con críticas al entonces presidente estadounidense Barack Obama). Esta mañana, “asesinó” a la escritora argentina Claudia Piñeiro en una cuenta falsa de la editorial Alfaguara.
Debenedetti se comunicó con LA NACION desde una cuenta de Gmail y, para certificar la autenticidad de su identidad, adjuntó una fotografía del pasaporte emitido por la República Italiana; aclaró que, “por varios motivos”, prefería no compartir fotos suyas recientes. El asesino serial de Twitter se puso en contacto luego de que este diario informara sobre la falsa (y segunda) muerte de Murakami anunciada en Twitter el 7 de este mes. “Soy el responsable de estas fake news, y creo falsas cuentas desde 2012″, confesó vía mail. Como muchos otros protagonistas de notas que aparecen en soporte digital en medios, Debenedetti quería saber si la suya saldría publicada en papel. También anticipó que “mataría” en Twitter a la autora de Las viudas de los jueves. Como si hiciera falta una “prueba de vida”, la escritora -que no conocía las acciones de Debenedetti en redes- dio un breve mensaje a este diario luego del tuit de @Alfaguara_Arg. “Ya me habían matado antes en Wikipedia pero de un modo más gracioso años atrás, porque decían que iba a morir en una fecha futura, todavía no habíamos llegado a esa fecha -dice Piñeiro-. En dos minutos, un ‘comando’ de gente de Twitter arregló todo y me mandó la dirección IP de la persona que lo había escrito. Ahora soy la primera escritora argentina que mata este hombre”.
En 2014, en una falsa página de Facebook atribuida a la misteriosa escritora italiana Elena Ferrante, Debenedetti reveló la supuesta identidad de la autora de La amiga estupenda, aunque en pocas horas la página fue suspendida por protestas del sello editorial de Ferrante (dos años después, y por Twitter, se dio a conocer la verdadera identidad de quien escribía las novelas y relatos). En el ensayo La civilización del espectáculo, Vargas Llosa -a quien Debenedetti le hizo expresar amargas críticas (falsas pero verosímiles) contra el gobierno argentino en 2011 y al que asesinó en varias ocasiones en Twitter- lo llama “héroe de la civilización del espectáculo”. “Evidentemente, con una connotación negativa -admite Debenedetti-. Pero creo que su idea es legítima y que su teoría sobre la ‘muerte de la cultura’ es muy importante e interesante”.
Acá desde el más allá y para que se queden tranquilos, no es como lo esperaba , pero teniendo en cuenta que soy atea y de todos modos me recibieron con los brazos abiertos, no me puedo quejar 😎 https://t.co/f1E1cNdUPe
— Claudia Piñeiro 💚 🧡 (@claudiapineiro) June 15, 2022
El “asesino” de Twitter inició su actividad letal entre finales de 2011 e inicios de 2012. “Fue como un juego -recuerda-. Me gustó crear la cuenta falsa de un famoso escritor sueco, Henning Mankell, y en pocos días la cuenta tenía casi cuatro mil seguidores. El propio Mankell habló de esa cuenta, al desmentir que era suya con un importante diario inglés. Creando otras cuentas falsas, en los primeros meses de 2012, descubrí una realidad muy interesante en la relación del periodismo con las redes sociales en el tratamiento de la muerte. Cuando se anuncia en la red, sobre todo a través de Twitter, el fallecimiento de una personalidad famosa, la noticia se difunde como polvo, rápida y sin verificación. La voluntad de los medios de ser los primeros en anunciar la muerte de un famoso es la causa por la que, en estos diez años de actividad en Twitter, siempre un periódico o una radio o una agencia de prensa publican la mentira como verdad”. Hasta ahora no ha tenido ningún problema legal por anunciar muertes falsas en redes sociales.
-¿En qué medida su actividad en redes se vincula con la literatura?
-Esto es, claramente, un juego literario. Hoy, en nuestra sociedad que vive en las redes sociales y en la web, la frontera entre verdad y mentira, realidad y ficción, no existe. No sabemos si una cuenta es real o no, no sabemos si hablamos por chat o mail con una persona real o con un suplantador, no sabemos si una imagen es real o es un efecto creado con internet. Esto muestra una realidad nueva y muy importante: la ficción que en el pasado se encontraba en las novelas de los escritores ahora es parte de nuestra vida, y los tuits, los blogs, las páginas de Facebook constituyen un tipo nuevo de “novela”, de relato donde realidad y mentira se confunden totalmente.
-¿Con las noticias de los medios pasa algo similar?
-También el periodismo se convierte muchas veces en una fusión de verdad y ficción. Como en una novela. Este es el motivo por el que las principales “víctimas” de los perfiles falsos y falsas noticias son los escritores, que se convierten en personajes privilegiados de esta nueva ficción que es el mundo de las redes sociales. A través de estas falsas noticias, se descubre una realidad. Por medio de una falsa cuenta de Twitter de la traductora italiana Anita Raja, revelé en 2016 que ella era nada menos que la escritora Elena Ferrante. Este descubrimiento tenía un precedente: en 2014 creé una falsa página de Facebook de la Ferrante, donde afirmaba: “Mi nombre real es Anita Raja”. Diversos mensajes privados de personajes de la cultura y de personas próximas a la Ferrante me escribieron: “Gracias, Anita, finalmente todos conocen la verdad. Nosotros ya la conocemos, pero es muy importante que los lectores conozcan qui{en es Elena Ferrante”.
-¿No existe un límite ético en este juego?
-Creo que hay un límite ético, pero pienso que, en el caso de los anuncios de falsa muerte de famosos, este límite no se supera, porque estas personas son muy conocidas y pueden defenderse y desmentir de manera total una fake news como esa. Este no sería el caso de una persona común, no famosa, que recibiría un golpe terrible por un anuncio falso de muerte o una suplantación de identidad en la red. Además, siempre declaro que creé una falsa noticia, para evitar especulaciones y confirmar que se trata de un juego.
-¿La finalidad del juego se mantiene en estos diez años?
-El objetivo es mostrar la escasa fiabilidad de las redes sociales como fuente de información. Todavía, en diez años, casi nada se ha transformado en este tema, y los periodistas siempre utilizan las redes sociales, especialmente Twitter, como una fuente de prensa fiable. Pero Twitter y la red son no fiables, y son muy peligrosos por el periodismo.
Performances virtuales
Cuando en Twitter se anunció la falsa muerte del escritor japonés Haruki Maurakami, desde la cuenta de Twitter @Cascadasun (Cascadas Japón) se desmintió la información. En el mensaje se agregaba que Murakami visitaría Chile en el segundo semestre de este año, lo que entusiasmó a los lectores. Sin embargo, se dio un caso de fake news en segundo grado o, como la llamó el responsable de la cuenta, un “metafake”. En la biografía de @Cascadasun se lee: “Fundación y Festival que unen al pueblo de Cascadas con Japón. El origen de la festividad se encuentra en la hermandad del monte Fuji con el volcán Osorno”.
🔴COMUNICADO🔴
— CASCADAS JAPÓN un solo corazón 🇨🇱🇯🇵❤️ (@CascadasUn) June 13, 2022
Junto con aclarar que no somos Parodia sino Performance, queremos pedir disculpas públicas a @panchoaraya y @felipesimonsohn
No podemos controlar los tuits ni las cuentas que les aparecen en sus TL.
Quizás el bloquear nuestra cuenta sea la mejor opción.
Saludos! pic.twitter.com/HSKtBipgTH
“Siempre me lo he planteado como una performance virtual -dice Lars Dropplemann [un seudónimo]-. El arte como agente interviene sobre la realidad para plantear preguntas o cuestionar las maneras o los prejuicios que utilizamos para leerla. Así como Rémi Gaillard interviene espacios públicos desde el humor y el absurdo, y para mí es un referente para Cascadas Japón, me parece que Twitter es un espacio público, donde cohabitan muchas comunidades, y es un espacio propicio para este tipo de intervenciones artísticas o performances virtuales, sobre todo en esta época de la posverdad o las constantes fake news”. Así es como cada nueva tecnología crea sus propios anticuerpos.
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