El artista Maurizio Cattelan provoca con un cementerio de muertos vivos
Ocurrió en Australia, en 2015: Noela Rukundo asistió a su propio funeral, organizado por su marido, que había ordenado matarla y fue estafado por los sicarios. Ahora, el artista italiano Maurizio Cattelan propone "homenajear" a decenas de personas con una experiencia similar.
"Mi sueño favorito siempre fue uno en el que voy a mi propio funeral", dice el impulsor de Eternity, el "cementerio temporal para los vivos" que montará en un parque de Palermo del 6 al 12 de septiembre, en el marco de Art Basel Cities: Buenos Aires.
Hasta el 15 de julio, cualquiera que tenga más de 18 años, "se considere artista" y tenga domicilio en la Argentina puede participar con la presentación de propuestas de lápidas para personas reales o ficticias. "Como no hay forma de certificar que uno es un artista, la convocatoria está abierta a todos", aclara Cattelan, que seleccionará doscientos proyectos entre quienes completen un formulario online disponible en http://artbaselcitiesba.com/eternity.
"Al jugar con tradiciones antiguas y supersticiones que exorcizan la muerte, y al trabajar con el duelo y la pérdida, la obra se propone prolongar la vida de los vivos", señala la convocatoria de este proyecto colectivo, difundida por la organización de Art Basel Cities: Buenos Aires y el Gobierno porteño.
"En Italia, cuando soñamos que alguien se muere decimos que le estamos alargando la vida. Así que espero que Eternity prolongue la vida de mucha gente", explica uno de los artistas contemporáneos más cotizados del mundo, famoso por sus provocativas esculturas hiperrealistas.
Cattelan desató agitados debates sobre los límites del arte al colgar de un árbol en Milán tres maniquíes de niños, al representar al papa Juan Pablo II tirado en el suelo, aplastado por un meteorito, y al colgar del techo del Guggenheim de Nueva York todas sus obras realizadas hasta el momento, antes de anunciar su retiro. En 1999, en una performance en la Bienal de Venecia, enterró a un faquir en la arena; sólo quedaban visibles sus manos, en gesto de plegaria.
En abril de este año presentó una versión de Eternityen la Academia de Bellas Artes de Carrara, donde estudiantes de arte realizaron lápidas en honor a artistas vivos y muertos como Jeff Koons, René Magritte y Marcel Duchamp. Sobre la tumba ficticia de Cattelan se veía la escultura de un perro haciendo sus necesidades.
En Buenos Aires, las propuestas de lápida deberán tener el nombre de una persona viva, su fecha de nacimiento y muerte (presente o futura) y un epitafio. Los seleccionados, que se darán a conocer este mes, recibirán un apoyo económico de cinco mil pesos para la realización del proyecto y un jurado otorgará más de doscientos mil pesos en premios por originalidad, ejecución y composición.
Eternity será parte de Rayuela, el circuito curado por Cecilia Alemani para la Art Basel Cities Week en Buenos Aires. Habrá arte contemporáneo en parques, plazas y edificios en La Boca, Palermo y Puerto Madero. Entre los artistas participantes se cuentan los argentinos Eduardo Basualdo, Gabriel Chaile, Luciana Lamothe, Ad Minoliti, Eduardo Navarro, Leandro Katz y Mariela Scafati.