El arte mexicano esconde un misterio de US$ 2000 millones
Un coleccionista retiró de un museo piezas de Frida Kahlo, Diego Rivera y otros artistas
CIUDAD DE MEXICO.- En alguna parte está oculta una gran colección de arte mexicano del siglo XX.
Obras de Frida Kahlo, Diego Rivera, José Clemente Orozco y otros artistas contemporáneos han sido retiradas de un museo de Cuernavaca, mientras se desarrolla una batalla legal sobre la legítima propiedad de la colección. Algunas estimaciones evalúan el valor de las piezas en 2000 millones de dólares.
Las pinturas de arte mexicano pertenecían a Jacques Gelman, un productor de cine mexicano nacido en Rusia que murió en 1986, y a su esposa, Natasha. El hizo fortuna como productor de los films de Cantinflas, se movió en las esferas más rutilantes de esta ciudad y de Nueva York, y entabló relación con artistas, actores y curadores de arte. Rivera, Kahlo, Rufino Tamayo y David Alfaro Siqueiros pintaron a la señora Gelman.
Al morir Natasha, la colección estaba formada por 95 piezas, incluidas dos famosas obras pintadas por Kahlo en 1943: Autorretrato como tehuana y Autorretrato con monos, y El vendedor de alcatraces , que Rivera pintó en 1941.
En 1993, la señora Gelman legó la colección mexicana por testamento a Robert R. Littman, un curador estadounidense que fue su consejero y amigo durante los últimos años de su vida. Littman creó la Fundación Vergel para supervisar la colección, que viajó por museos de todo el mundo.
El curador y coleccionista usó los ingresos producidos por esas exhibiciones para triplicar el tamaño de la colección, mediante la compra de obras que la señora Gelman había individualizado, a las que sumó piezas de jóvenes artistas contemporáneos. En 2004 encontró una sede temporaria para la colección en Cuernavaca, donde la señora Gelman tenía una casa en la que había pasado los últimos años de su vida.
La aparición de un primo
Pero hace dos años, un primo de la señora Gelman, que había estado litigando para conseguir una parte mayor de su herencia, llevó su batalla legal a Ciudad de México. Se trata de Jerry Jung, que desafió el control de Littman sobre la colección.
Uno de los abogados, Francisco Fuentes Olvera, compró los derechos sucesorios del patrimonio mexicano de la señora Gelman a su medio hermano, Mario Sebastián, por US$ 20.000 en 2007, justo antes de que se produjera el deceso de Sebastián.
Desde entonces, el equipo legal de Jung ha atacado el manejo de Littman -albacea y mayor beneficiario- del patrimonio mexicano. Fuentes ha conseguido dictámenes que lo designan temporariamente albacea del testamento y que reconocen los derechos sucesorios que le compró a Sebastián. La jueza, Celia Santos, también ordenó que la colección fuera entregada a Fuentes.
Mientras sus apelaciones se abrían paso por los tribunales, Littman retiró las obras del Museo de Cuernavaca y las escondió. También canceló una gira de la colección por museos de Europa y América del Norte.
"Con todo lo que ha ocurrido, es necesario mantener la colección a salvo", dijo John Koegel, el abogado neoyorquino de Littman.
Los abogados de Littman han presentado una queja formal contra la jueza Santos, argumentando que sus decisiones han ignorado la ley sucesoria. Recientemente Littman consiguió varias suspensiones de sentencias de la jueza Santos en las cortes federales mexicanas. Los abogados de Jung están apelando esas suspensiones.
Los abogados de ambas partes dijeron que la decisión final respecto del destino de la colección podía demorar años.
Dadas las vaguedades y los recovecos técnicos de la ley mexicana, existe la posibilidad de que la colección pudiera terminar en manos de Fuentes Olvera, el abogado de Jung.
Legado y patrimonio
"No nos interesan las pinturas por su valor", dijo Enrique Fuentes León, padre de Fuentes Olvera y asesor del equipo legal de Jung. "Esto es patrimonio del pueblo mexicano", agregó.
Littman escribió por mail que Natasha Gelman "se sentiría descorazonada y furiosa ante este giro de los acontecimientos que, dadas las instrucciones que dejó en su testamento, jamás hubiera esperado".
El curador abandonó México y no se presentó ante el tribunal. Según el testamento, la señora Gelman quería que Littman se asegurara de que la colección fuera exhibida en un museo privado, porque desconfiaba del gobierno mexicano, y que las obras permanecieran juntas.
"No hay museo ni colección privada que pueda igualar a este conjunto de obras, y hoy sería imposible reunir una colección semejante", escribió Littman. Sin embargo, la colección hoy no está a la vista.
Los Gelman
- Jacques y Natasha Gelman se casaron en 1941 y constituyeron una importante colección de arte europeo del siglo XX, que fue donada al museo Metropolitano de Arte de Nueva York. Al morir, la colección de arte mexicana fue legada al curador Robert Littman.
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