El arte en movimiento del entrerriano Marcelo Meza seduce a Milán
El artista plástico, que vive en Paraná, pero con una experiencia de más de una década en Italia, inauguró hoy una muestra unipersonal que podrá verse hasta el 31 de marzo
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ROMA.- El movimiento es vida, energía, sueños, ida y vuelta. Así lo refleja el artista plástico entrerriano, Marcelo Meza, que inauguró hoy en el espacio “mare culturale urbano” de Milán una muestra titulada “In Moto” (“En movimiento”) en la que expone tres series de pinturas realizadas en tres momentos de su vida, marcada a fuego por un ida y vuelta entre su patria e Italia.
“Amo mi ciudad, amo la Argentina, pero también amo Milán, amo Italia”, aseguró a LA NACION Meza, que nació hace 55 años en la pequeña localidad de La Paz, provincia de Entre Ríos, se formó como escultor primero en la Escuela de Artes visuales de Paraná y luego en la Escuela de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón, en Buenos Aires. Entonces, mientras estudiaba, trabajó un tiempo con el reconocido escultor Antonio Pujía, como asistente y en el taller de escultura en mármol de Ramón Castejón, al margen de especializarse en escenografía, colaborando con producciones teatrales, cinematográficas y televisivas.
Inspirado por la cultura italiana, en 1995 Meza cumplió su sueño de trasladarse a Milán, donde con garra y pasión, armó un taller para enseñar dibujo y escultura. Al margen de organizar las exhibiciones de sus alumnos, entonces comenzó a participar en muestras colectivas.
“En ese período pasé algunos veranos en Carrara, perfeccionándome en la escultura en mármol en el taller de Carlo Nicoli; en Mendrisio, Suiza, en la técnica de la fusión a la cera perdida; y en la micro fusión en la bottega de los hermanos Ricci, en Valenza (Alessandria), donde empecé a diseñar y a realizar joyas-esculturas”, contó Meza, que de todos modos nunca limitó su talento a una sola disciplina. De hecho, hizo su primera muestra de pintura en el año 2000 en la galería Artistudio de Milán y luego fue experimentando técnicas de grabado y técnicas mixtas, con las que sigue trabajando y experimentando en Paraná, donde volvió a vivir en 2008. Allí enseña artes visuales y actualmente está trabajando en esculturas con material de reciclo, como cables, corchos y papel. “Las últimas las realicé con ramas de níspero”, precisó el artista plástico, que en su regreso a Milán después más de una década, sorprende ahora con unas treinta obras, algunas de su primera época italiana y muchas otras de estos últimos tres años, producidas en la Argentina.
Curada por Domitilla Corsini, la muestra inaugurada hoy y que podrá verse hasta el 31 de marzo, cuyo marco común es el movimiento, se divide en tres partes. Una primera serie, titulada “Strange fruit” por la canción de Abel Meeropol llevada al éxito por Billie Holiday, presenta una serie de cuerpos masculinos en movimiento, cuya flexibilidad y dinamismo enseguida impacta al espectador. “La técnica, muy original, está realizada con esmalte sintético desparramado con una cuchara, en una suerte de ‘dripping figurativo’ que recuerda la action painting del artista Jason Pollock”, comentó Corsini.
La segunda serie muestra a “Los cardenales” y está inspirada en un hecho real: cuando, durante el imponente funeral de Juan Pablo II, el 8 de abril de 2005, se levantó un fuerte viento que, al margen de mover las páginas del Evangelio colocado sobre el ataúd del pontífice, creó un momento de total caos entre los purpurados, cuyos hábitos empezaron, también, a revolotear, fuera de control. “La serie surgió de aquellas imágenes del funeral. Me divertía la compostura de los cardenales cuando volaba todo... Era, además, un funeral importante. Y me gustaba esa marea roja que se movía”, recordó Meza, que para esta serie utilizó técnicas aparentemente simples –birome, pasteles y lápices de color- sobre papel. “Soy creyente, pero muy crítico de ciertos errores de la Iglesia católica”, agregó, ante una pregunta.
La tercera serie, “Juegos”, está compuesta por dibujos y mono copias siempre centradas en el mismo tema del movimiento, realizadas con tinta china y gasas.
“El movimiento es una constante en mis trabajos. Me gusta capturar un movimiento, como en una foto”, explicó el artista, que precisó que las últimas pinturas las realizó en Italia, con esmalte sintético, estuco y acrílico sobre madera y que no ocultó su inmensa alegría al inaugurar esta unipersonal. “Es la primera muestra en Milán después de 13 años de haber vuelto a la Argentina. ¿Qué siento? Mucha emoción, porque Milán es una ciudad que amo profundamente, mi segunda casa y dónde encontré a los mejores amigos”, dijo, lleno de entusiasmo.
¿Proyectos para el futuro? “Volver a Paraná, retomar mi actividad de docente y artística y poder realizar una muestra de esculturas, al aire libre. Me gusta que la gente que transita por las calles se encuentre con algo diferente. Y espero volver a Italia con otra muestra el año próximo, pero de esculturas. Aunque amo mi país, para mi trabajo es mejor vivir en Milán. Hay más oportunidades”, confesó. “Además –concluyó- siempre me sentí mimado por esta ciudad y su gente”.