El año de la performance promete experiencias transgresoras e inolvidables
En museos, en ferias y hasta en una bienal internacional se pondrá en primer plano a la disciplina artística que mezcla elementos de todas las demás; se invita al espectador a participar y dejar atrás la tradicional contemplación de las obras
Puede pasar cualquier cosa: que el vigilante de una sala enloquezca y descoloque al espectador o que la obra sea una persona viviendo en una casa a la que se puede espiar. Puede encontrarse el desorden demencial de la casa de un mago o quedar atrapado en un laberinto de habitaciones extrañas. En el año de la performance, museos, centros culturales, ferias y bienales proponen al público vivir experiencias que están muy lejos de la serena contemplación de un cuadro.
Junto con la primera Bienal de Performance del país (BP.15), habrá muestras que repasan el pasado y el futuro de la performance, presentaciones especiales en arteBA y oportunidades de formación en la disciplina que escapa a las definiciones. Porque más que nada, la performance es el arte de mezclar y transgredir. De eso hablan los promotores de esta gran movida.
"Cuando empecé a imaginar esta Bienal descubrí que había mucho interés. Viene a reunir lo que está pasando en la cabeza de los artistas y en las instituciones. Es el lenguaje que mezcla otros lenguajes. Mucha gente ya vio performance y no se enteró. Seguro que los visitantes de la Bienal no van a estar sentados cómodamente en una butaca viendo algo que sucede en un escenario. Pasa otra cosa. De todas formas, en nuestra página vamos a publicar toda la información muy claramente para que el público pueda entender qué le va a ocurrir y tenga ganas de sumarse", invita Graciela Casabé, directora de la BP.15, que se desarrollará en cerca de 20 espacios, del 27 de abril y el 7 de junio.
En El tiempo entre nosotros, en el Parque de la Memoria, se podrá asistir a la casa habitada durante cinco días por el actor Gabo Correa. El público sabrá a qué hora va a escuchar un disco o mirará una película, pero no cuándo entrará en diálogo con los voyeuristas de ocasión.
"Es un hombre que sale de su espacio acostumbrado para transformarse. La performance incluye al espectador desde diversos puntos de vista, y su posibilidad de acción está integrada como parte de la obra", explica Fernando Rubio, director, dramaturgo, actor, artista visual y profesor de la única Maestría en Artes Performáticas que se dicta en el país, en UNA.
En cambio, el espectador tendrá dos opciones en Under de si, pieza de Luis Garay y Diego Bianchi que se verá en el Centro de Arte Experimental Unsam: podrá permanecer en las gradas o ingresar en el espacio escénico y transitar entre decenas de performers.
"Incorporar la presencia humana en mis instalaciones me permitió generar situaciones de íntima dependencia entre objetos y cuerpos, incorporar la dimensión temporal y reflexionar sobre la humanización de los objetos y la objetualización de los cuerpos", reflexiona Bianchi.
Muchas veces, el encuentro con el performer será inesperado. En arteBA, el brasileño Maurício Ianês se acercará a los visitantes y pedirá que le digan una palabra cualquiera y, en su mesa de trabajo de la galería Vermelho, mojará la lengua en un vaso con tinta y escribirá con ella la palabra en su idioma.
"Me parece que el término es de otro tiempo, y ahora se ha reflotado y actualizado para vehiculizar el interés de los artistas por moverse dentro de sus disciplinas, una fuerza expansiva hacia los bordes que necesitaba un nombre, una palabra habilitadora", dice Mariana Obersztern, que es autora y directora teatral, y tendrá una performance en el Museo Nacional de Bellas Artes.
En el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (Mamba) el espectador ingresa en el hábitat de un mago: las estanterías vuelan, los libros flotan y el escritorio está a tres metros de altura. El mago está ahí, y duerme, cocina, lee, escribe o construye sus objetos en sus talleres y practica magia. El mago desnudo, de la brasileña Laura Lima, es una obra que no es dos días igual, porque está viva. En este museo también se exhibe la muestra Empujar un ismo, sobre las relaciones entre la abstracción y el cuerpo, con cinco performances en sala, y durante 2015 habrá dos retrospectivas de artistas con experiencia en la disciplina, Marina De Caro y Ana Gallardo.
"Hoy entendemos a la performance desde un lugar muy amplio y muy rico, ya que es uno de los medios que mayores relaciones teje con otras disciplinas: la pintura y la escultura están sumamente ligadas hoy, y también coquetea con la danza, con el teatro, utiliza video, se vuelve declamación o un recital de ruidos", dice Javier Villa, curador del museo. En octubre, se recreará ahí La Menesunda, emblemática obra de Marta Minujín de 1965, una sucesión de ambientes inesperados.
"En la performance hay un pensamiento y una acción programada, y se puede repetir. El happening va más allá, es más ruptura, y es irrepetible. Es una forma de que los artistas se expresen en tiempo y espacio comprimido. La Menesunda es una instalación preparada para que la gente haga su propio happening", explica su creadora.
Si Minujín es la reina del happening local, Marina Abramovi? se define a sí misma como la abuela del arte de la performance, y lo es a nivel mundial. Lleva treinta años haciendo cosas como saltar a través de las llamas del fuego, dejarse torturar por el público o, como en 2010 en el MOMA, pasar 716 horas y media sentada inmóvil mirando a los ojos a los visitantes.
"Abramovic dice que hay tantas formas de definir la performance como artistas la realizan. Para ella es una estructura mental y física que se crea entre ella y el público en un lugar y en un momento precisos. No es lo mismo que el teatro: no tiene un argumento ni desenlace. Es una secuencia de acciones que involucran o no la participación directa del público, pero que sin duda apunta a un propósito transformativo que radica en lo emocional pero se procesa por el cuerpo. Es el estar allí, presente, el punto desde el que se activa. Interviene en la forma de conceptualizar el mundo y transforma valores", explica Andrea Giunta, curadora del Centro de Arte Experimental de la Unsam y de la visita de Abramovic al país en el marco de BP.15, que incluirá un workshop.
"Ella pretende provocar un tránsito emocional que detenga la turbulencia cotidiana, colocarnos en una relación directa con nuestro cuerpo, nuestras emociones y con el puro presente. Pero otros artistas buscan a través de la performance ponernos en contacto con la sexualidad o la política", explica.
Osías Yanov busca un contacto más pleno entre personas. Presente en Empujar un ismo y en arteBA, inaugurará en el Malba VI Sesión en el Parlamento, instalaciones escultóricas que son activadas con una partitura de movimiento por doce intérpretes.
"En una necesidad de poner el cuerpo y tener una llegada más vital en una sociedad que está medio zombie con su cuerpo, muy ensimismada. Trae un registro más directo. Hay una reverberancia. Las células espejo del cerebro hacen que si uno ve a alguien en movimiento pueda sentir cansancio. Creo que ese lenguaje es necesario para bajar la sobreconceptualización que vive el arte hoy", dice Yanov. "Es como cuando hacés el amor o llorás, la performance es muy terrenal, sucede en tiempo real", explica Laeticia Mello, la curadora.
"Los artistas jóvenes involucran algún tipo de performance en su producción. Está muy integrada al resto de las artes", dice el crítico y curador Rodrigo Alonso. En el Parque de la Memoria curará una muestra que repasará la performance durante los años 90: "Todos conocen los 60 con Marta Minujín, los 70 y el CAyC, los 80 con el retorno de la democracia, y después los grupos de arte callejero que surgieron en 2001. En los 90 hay artistas muy poco conocidos, marginales y resistidos por las instituciones".
La historiadora Viviana Usubiaga recapitula un poco más: "Su origen se vincula a las acciones de los artistas vanguardistas, en especial, los dadaístas, y el término se hizo necesario para pensar las transformaciones de las artes a partir de mediados del siglo XX, cuando las nociones de obra estaban siendo cuestionadas y el objeto de la obra era reemplazado por el propio sujeto artista. La performance evidencia la porosidad de los límites entre las disciplinas artísticas. Las fronteras ya no se sostienen".
En cambio, el futuro de esta disciplina se verá en la muestra Experiencia infinita, que lleva a la performance a su siguiente etapa, la instalación en vivo, la situación construida o el inserto en tiempo real.
Ocho artistas transformarán al Malba en un museo con obras vivientes, exponentes de un nuevo modo de producción pos-relacional, que en las últimas décadas está cambiando las formas de percepción, exhibición, circulación y colección del arte.
"Estamos en el siglo XXI, y los artistas van más allá. Experiencia infinita es una exposición de obras de arte vivas, temporalmente ilimitadas, insertas en un museo. Siempre están ocurriendo", explica Agustín Pérez Rubio, curador de la muestra y director artístico de la institución.
Agenda para no perderse nada
Bienal de Performance
Del 27 de abril al 7 de junio, www.bp15.org
Museo de Arte Moderno de Buenos Aires
Laura Lima, El mago desnudo, y Empujar un ismo: Ernesto Ballesteros, Martín Berstein, Sofía Bohtlingk, Jimena Croceri, Flavia Da Rin, Tomás Espina, Mónica Giron, Bruno Gruppalli, Martín Legón, Juane Odriozola, Florencia Rodríguez Giles, Alan Segal, Luis Terán, Juan Tessi, Osías Yanov y Rosario Zorraquín. Hasta el 7 de junio, avenida San Juan 350
Malba
Experiencia Infinita. Curador: Agustín Pérez Rubio. Artistas: Allora &Calzadilla, Diego Bianchi, Elmgreen &Dragset, Dora García, Pierre Huyghe, Roman Ondák, Tino Sehgal, Judi Werthein. Y Osías Yanov, VI Sesión en el Parlamento. Del 20 de marzo al 8 de junio, en avenida Figueroa Alcorta 3415
ArteBA2015
Del 4 al 7 de junio, La Rural