El amor y la historia
HISTORIAS de amor de la historia argentina es el sexto libro de Lucía Gálvez. Y ella -gracia, belleza y espiritualidad- explica que se trata de una visión de nuestra historia a través del amor, de las relaciones de parejas más o menos célebres y no a través de la guerra y de las batallas, como es usual. En estas historias, que empiezan en el siglo XVI y terminan en el XX, se retrata la sociedad de su tiempo y, por supuesto, se analiza el transfondo político.
-El protagonismo -insiste Lucía- lo tienen esas parejas, en la mayoría matrimonios trágicos. Parece que el drama pesa más, como el caso tristísimo de la viuda de Moreno escribiendo cartas para nadie... O Margarita Paz, muerta a los treinta y algo después del séptimo parto...
-La desdicha atrae más que la felicidad y ofrece más material literario.
-Y tiene más prensa. Sin embargo, felicidad y desdicha siempre se están mezclando, a veces en un mismo momento. Es posible, como decía Beethoven, la alegría en la adversidad.
-¿Cómo se te ocurrió escribir este libro?
-Me lo propusieron pero estaba en mi línea. Es casi la continuación de Las mujeres de la conquista . Incluso para las historias iniciales, la de Luis de Tejeda -el primer poeta argentino- vida novelesca y sensacional, la de la india y el conquistador y la de Mariquita tenía mucho material.
-Luis de Tejeda fue un Don Juan ¿no?
-No sé, en Córdoba no había mucho qué hacer en esa época. No te rías: o aventuras galantes o ceremonias religiosas. Mariquita Sánchez, en el XVIII, significa el choque entre el absolutismo paterno y las nuevas posiciones libertarias. Las historias posteriores las conocía, pero necesité investigar más, en especial las del siglo XX, ahí me ayudó el diario de mi abuela, Delfina Bunge. Mi próximo libro será sobre ella.
-Fue una gran mujer ¿Cuántas historias incluye tu libro?
-Trece o catorce: Tejeda, el conquistador y la india, Mariquita, la historia de Moreno, tan romántica (él se enamora del retrato de ella antes de conocerla). La de Belgrano -hasta hace poco no se sabía de aquellos dos hijos que tuvo con mujeres casadas-. Luego Güemes y el general Paz con Margarita. Y también el amor en el tiempo de las guerras civiles con Ramírez y la Delfina -él pierde la vida por salvarla-, y el caso de Victoria Romero y el Chacho Peñaloza (ella lo salva de morir y recibe un sablazo en la frente). Un caso muy triste es el de Elisa Brown, la hija del almirante Brown. Cuando su novio, Drumond, muere en campaña, ella queda desconsolada y al poco tiempo se mete en el río y se deja llevar por el agua. Tenía diecisiete años. Luego están las historias de la época rosista, la de Camila O`Gorman y la de Manuelita Rosas, una de las pocas con final feliz.
- -Esa es la historia de persevera y triunfarás porque ¡pobre Manuelita! cuántos años tuvo que esperar para poder casarse con su novio.
-Y en contra de la voluntad paterna, pero Máximo la sigue en el exilio y allí se casan. Algo interesante y poco conocido es el amor en las Tolderías. He tomado, por ejemplo, la historia de los tres hermanos Saa que, perseguidos por el gobernador, escapan "al desierto". Allí Francisco se casa con una ranquel. Cuando los indultan, huyen de las tolderías. Francisco lleva consigo a su hijita que después se casará con un señor Rodríguez y de allí provienen los Rodríguez Saa.
-¿Y en el siglo XX?
-De nuestro siglo tomé amores presidenciales. Incorporé la historia de Roque Sáenz Peña, que hasta ahora no se había contado nunca (así que dejo la primicia al lecto) y, por último, la de Hipólito Yrigoyen, a quien se lo conoce como muy austero pero, ahora vas a ver, tuvo diez hijos naturales, ocho reconocidos y dos no. Llevó dos relaciones estables . No se entiende por qué no se casó, quizás pesaba el prejuicio que juzgaba a la mujer "caída" o indigna. Un misterio. Pero Yrigoyen fue el hombre del misterio, como decía Manuel Gálvez, mi abuelo.
-¿La influencia familiar te llevó a la escritura?
-Siempre quise escribir. Pero me casé joven, tuve cinco hijos y sólo cuando el menor tuvo dos años, empecé la facultad. Hice la licenciatura en historia y alentada por María Sáenz Quesada y Félix Luna, me largué. Mi primer libro, Mujeres de la conquista , lo hice por encargo de Luna.
-¿Nunca te tentó la novela histórica?
-Sí, pero estoy demasiado metida en el rigor histórico y por ahora no puedo salir.
-¿Qué esperás del futuro, Lucía, además del libro sobre Delfina Bunge?
-Ver felices a los míos, ver mejor a mi país.
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