Efecto Streisand con “Primer tiempo”: crece el interés en las memorias de Mauricio Macri
Las ventas del libro aumentan, así como también las expectativas políticas con la reaparición en la escena pública del expresidente, que presentará su libro este jueves a la tarde
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A raíz de un incidente con el fotógrafo Kenneth Adelman, la cantante y actriz estadounidense Barbra Streisand, al solicitar que se retirara la foto aérea de su mansión californiana de una página web, dio nombre a un fenómeno de Internet que designa las consecuencias que suelen tener los intentos de censura o proscripción en la era digital, que no hacen sino aumentar el interés de la sociedad en aquello que se quiere acallar u ocultar. El “efecto Streisand” tuvo un nuevo avatar en el Río de la Plata días atrás, cuando algunas librerías informaron públicamente que no venderían el libro del expresidente Mauricio Macri. Varios libreros alegaron razones comerciales; otros, ideológicas, y algunos invocaron “decisiones curatoriales” para no vender el libro o no exhibirlo en las vidrieras. Es comprensible que una de las tantas librerías boutique que hay en Buenos Aires no ofrezca a la venta el libro de memorias de un expresidente, así como tampoco lo hace con libros de autoayuda o manuales de puericultura, pero de ahí a anunciarlo en forma pública hizo que los medios de comunicación levantaran la perdiz.
No sin timing, el expresidente tuiteó esta mañana, con hashtag y todo, sobre este episodio. “El miércoles llega mi libro a las librerías de todo el país. A pesar de episodios aislados de intolerancia y fanatismo, estoy contento y agradecido de comprobar el compromiso con la libertad de expresión y el debate de la inmensa mayoría de los libreros argentinos #PrimerTiempo”.
El miércoles llega mi libro a las librerías de todo el país. A pesar de episodios aislados de intolerancia y fanatismo, estoy contento y agradecido de comprobar el compromiso con la libertad de expresión y el debate de la inmensa mayoría de los libreros argentinos #PrimerTiempo
— Mauricio Macri (@mauriciomacri) March 14, 2021
El ensayista y periodista Marcelo Gioffré, coautor con Juan José Sebreli de Desobediencia civil y libertad responsable, señaló a este diario que habían tenido una experiencia similar con este título en algunas librerías porteñas. “Algunas personas iban a pedirlo y no solo lo tenían escondido sino que además trataban de disuadirlas para que compraran otro”, informó. Según expresó, el periodista Osvaldo Bazán había vivido una experiencia parecida con su ensayo Seamos libres, donde hace críticas al Gobierno nacional y a intelectuales, periodistas y empresarios que apoyan in toto el modelo político del Frente de Todos.
El mismo Sebreli compartió con LA NACION unas líneas escritas este domingo. “La quema de los libros por parte de Hitler fue un acto simbólico. Todas las dictaduras prohíben libros. Las dictaduras militares argentinas prohibieron libros de Antonio Di Benedetto, de Blas Matamoro, de Renato Pellegrini, de Álvaro Yunque y hasta algunos libros míos. En el caso de Carlos Correas, le hicieron una querella penal y lo procesaron. Lo mismo con la quema de la Biblioteca Socialista de la Casa del Pueblo. Durante la época de Perón, llegó a prohibirse El crimen de la guerra, de Juan Bautista Alberdi. Estos libreros prohibidores son representantes secundarios, pequeños esbirros de una dictadura populista. Un buen acto de parte de un lector democrático sería no entrar nunca más a comprar en estas librerías”. Además, el autor de El asedio a la modernidad quiso dejar constancia de que se siente “horrorizado” por el convite a la quema de libros de Beatriz Sarlo por parte de una librera.
“Lo que estas librerías parecerían creer invocar en el caso del libro de Macri es un problema de objeción de conciencia -dijo Gioffré a LA NACION-. Por supuesto que la objeción de conciencia es plenamente válida, pero bajo ciertas condiciones. Un médico puede negarse a hacer un aborto pero no puede negarse a hacerlo porque la mujer es negra, o porque es petisa o es católica. La objeción de conciencia tiene como límite que no haya una discriminación racial, ni de género ni ideológica. En este caso particular de Primer tiempo existe una evidente discriminación ideológica”. Gioffré atribuye al kirchnerismo y los populismos nacionalistas este tipo de conductas. “No tienen ningún interés en intercambiar ideas; quieren solo encerrarse en sus propias cofradías y no intercambiar bienes ni ideas. Generan una especie de moléculas del autoritarismo. Las editoriales deberían empezar a preguntarse si vale la pena distribuirles libros a estos fascistas que intentan acallar voces”, concluyó.
El analista político y crítico de arte Gabriel Palumbo se detiene en los efectos políticos del affaire Primer tiempo. “Me interesan las consecuencias que genera la salida del libro, en una dimensión doble -indicó-. En principio, lo que pasó con las librerías, que es un hecho cultural de un calado muy importante. Que la sobreideologización de los libreros los lleve al punto de fomentar algo que va en contra de sus propios intereses habla muchísimo de hasta dónde llega el impacto de la sobreideologización, y marca la tonalidad y la profundidad de la grieta. Por otro lado, más allá del efecto Streisand que se dio a partir de la negativa de algunas librerías, me parece que hay otra dimensión muy interesante, y es la política”. Para Palumbo, independientemente de que Macri no ocupe un cargo electivo ni partidario en la actualidad, resulta “notable cómo su aparición en el escenario público modifica las cosas; el libro genera otra vez expectativas sobre su figura y lo vuelve a posicionar”. Y agrega: “Hay que decir que el título es un hallazgo”.
Consultado al respecto, el flamante presidente de la Fundación El Libro, el editor Ariel Granica, destacó que “un libro” había ganado las elecciones presidenciales de 2019, en referencia a Sinceramente, las memorias de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner. “Y hoy ya son gobierno -dijo Granica a LA NACION-. Mauricio Macri, desde la oposición, reconoce al libro como herramienta imprescindible para competir en las próximas legislativas. Entre ambos reúnen el 85 o 90 % de las intenciones de voto. Falta que apliquen esta convicción acertada y correcta para generar las medidas que impulsen al sector del libro. Falta que visualicen que un libro argentino en el exterior potencia al país de manera semejante que a sus candidaturas. Falta que se apoye y se legisle de una vez por todas de una manera seria para potenciar a nuestro sector que es estratégico”. Para Granica, no hay grieta en la importancia que tiene un libro, “solo hace falta que lo reconozcan y apliquen políticas”. Desde 2016 hasta hoy, el sector editorial atraviesa una profunda crisis.
El “efecto Streisand” rebotó en las provincias. Desde Córdoba y en pocas líneas, el poeta Pablo Anadón compartió su punto de vista en Facebook. “Extraño país el nuestro, donde hay libreros que invitan a quemar los libros de una ensayista que hace unos pocos años reverenciaban, y que se niegan a exhibir el libro de un expresidente que fue elegido por el pueblo en libres elecciones democráticas -escribió el autor de Estudios de la luz-. Y lo más notable es que estos libreros se ‘autoperciben’ como ‘progresistas’ al declarar tal conducta de rancia estirpe fascista. Nunca se vio en el mundo, salvo en regímenes totalitarios, una intelectualidad de izquierda más desorientada”.
Por su parte, el librero chaqueño Rubén Bisceglia, de Librería de la Paz, anunció que el libro de Macri estará en venta en esta cadena del nordeste argentino, que tiene incluso una sucursal en Asunción del Paraguay. “Es la libre expresión y no la censura nuestra forma de militancia -dijo Bisceglia-. La batalla cultural y de ideas tiene al debate como punto de encuentro”.
El presidente de la Sociedad Argentina de Escritores, Alejandro Vaccaro, dijo a este diario que jamás leería Primer tiempo. “No lo compraría y si me lo regalaran no lo leería; no invertiría minutos de mi valioso tiempo de lectura en leerlo -declaró-. Ahora, estoy en total desacuerdo y me parece una actitud fascista que alguna librería se niegue a venderlo. Uno puede decir que están en su derecho de hacerlo, pero negarse a vender un libro por razones ideológicas es una conducta fascista. Me parece que está mal. Hay que tener apertura democrática y dar la posibilidad de que lo compre el que quiera leerlo”. Mientras tanto, las ventas online de Primer tiempo no dejan de aumentar y el equipo de prensa del expresidente (además de festejar la promoción gratuita) se aboca a los preparativos de la presentación, que tendrá lugar este jueves a la tarde en el Centro de Convenciones y Exposiciones.
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