Eduardo Kovalivker: "La literatura erótica se puso de moda"
Este ingeniero químico dejó su profesión para acercarse a la literatura y publicó varios libros eróticos; critica a Cincuentas sombras de Grey
Eduardo Kovalivker es ingeniero químico pero desde hace ya cuatro años dejó el universo de esa ciencia para abocarse a su pasión: la literatura. Recuerda que, de niño, su mamá le leía poemas de Rubén Darío o Amado Nervo para que se durmiera y que, luego, en el colegio secundario, le escribía poesías a sus compañeras. Frustrado por sentir que la gente no se acerca a este género que lo acompaña desde chico, decidió abocarse a la escritura de literatura erótica que, tal como describe, hoy “se popularizó y se puso de moda”.
En una entrevista con LA NACION, este platense de 72 años cuenta que se sumergió en este género para divertirse y “enojado porque nadie lee la poesía”. Y agrega: “Novelas eróticas y mucho más bravas que Cincuenta sombras de Grey había también cuando era chico; incluso hay poesía pornográfica hasta de la época anterior a los reyes de España... Siempre hubo literatura erótica”.
En su discurso, este escritor -que tiene obras traducidas al hebreo, al italiano y al francés- se muestra crítico al libro de Erika Leonard Mitchell (más conocida como E. L. James, por ser éste el pseudónimo que utiliza) porque considera que Cincuenta sombras de Grey “no es una novela sino un racconto de situaciones sexuales”. En cambio, según dice, las suyas “no son específicamente novelas eróticas sino que tienen historias, misterios, asesinatos y poesía pero la parte en la que interactúan hombres y mujeres que se aman es profundamente erótica y cruda”.
El autor de la trilogía erótica de los libros Bianca, Clavelina y Jannah (cada uno en honor a una mujer), admite que en toda su obra hay mucho de sus propias vivencias. “No puedo salir de mí (…) El principio de las historias de amor son reales, si lo demás siguió como está, no lo sé”, dice intentando dejar un halo de suspenso puesto que, para él, “parte de la magia de estos libros es que el lector pueda pensar que estas historias tienen algo que ver con el autor y, si quieren, es verdad y, si no, no”.
Kovalivker destaca que muchas de sus lectoras dicen que su novela “realza el valor de la mujer” por el rol que éstas terminan tomando en las relaciones que narra. Incluso, para escribir sus novelas, buscó que hablen mujeres para retratar de una manera más fidedigna cómo experimentan y qué sienten ante diversas situaciones. Para esto, entrevistó a diversas mujeres que le permitieron ahondar en su mirada y perspectiva.
El platense aclara, también, que es importante escribir “con delicadeza, amor y sentimientos” y, con estas pautas como premisas, escribió “Fantasmas”: un poema que presentó, ante un público de más de 450 mujeres profesionales en la Universidad de México, y que relata la persecución, la esclavitud y la sumisión que padecen continuamente las mujeres en todo el mundo. “Son fantasmas de sueños destrozados”, dice.
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