Eduardo Basualdo: “Somos porteños, simbiosis de tierra y agua”
Cuesta llegar, pero vale la pena. La obra de Eduardo Basualdo está en la última porción de tierra, la que más se adentra en las aguas del Río de la Plata, y es una experiencia rara y bella ver desde ahí la línea costera original, una playa insospechada metros antes de que se levante la colmena de rascacielos de Puerto Madero.
No se puede ir con chicos menores de 12 años, y tampoco es apto para ir con zapatos de taco. Pasando el tránsito y el caos de las calles en obra, el silencio cae pesado como el sol en el muelle de la Asociación Argentina de Pescadores, en Puerto Madero, un lugar que solo se abre al público en la Semana Art Basel Cities, de 12 a 19. Hay que caminar 800 metros hasta la punta del muelle, pasar por siete refugios de pescadores, andar con cuidado porque las tablas a veces se separan más de la cuenta y luchar con el vértigo cuando un Buquebus pasa rápido y enorme, y hace temblar la estructura levemente con su revuelo de olas.
Pero en el camino, Perspectiva de la ausencia va haciendo notar su presencia con pequeñas obras que van cobrando vida, como una bicicleta de afilador, plantas o unos molinetes, que marcan que se está entrando en la dimensión del arte. El último refugio está tapiado y es una gran instalación transitable. Se entra a tientas a vivir experiencias extrañas: un cuchillo que se afila, vapor de agua humeante y una tremenda oscuridad donde se cuelan gotas de luz. Del otro lado de la casilla, una puerta giratoria hacia el agua borra los límites del muelle y de la ciudad.
–¿Cómo surgió esta obra?
–El gesto más importante fue elegir el lugar. Es prefundacional. Es el paisaje antes de que exista Buenos Aires. Los pescadores también remiten a un viaje en el tiempo. Pero esta línea que vemos de costa, que es la Reserva Ecológica de Costanera Sur, es lo que nos identifica más. Somos porteños: esta simbiosis del agua y la tierra, y del otro lado, el agua marrón, como una pampa.
–¿Qué significa el refugio?
–La idea del refugio es la de la resistencia a la naturaleza, es lo que necesitás para desarrollar el yo, porque a la intemperie sos arrasado por el paisaje. Este espacio es lo humano, la construcción artificial que te asoma al cosmos, porque lo que sucede ahí adentro te conecta con elementos naturales como luz y humo.
–¿La puerta está ahí como destino?
–Yo llegué a este trabajo pensando en los bordes imposibles. Esta es la última punta de la ciudad. La puerta vuelve ese límite difuso, porque es giratoria, y te vuelve a meter en tierra. Como si no pudiésemos salir. Tiene muchas lecturas.
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