Editoriales infantiles reclaman por el precio “escandaloso” del papel
Unos cincuenta sellos independientes advierten a las autoridades en una carta pública que el sector necesita medidas “urgentes” que regulen el costo de su principal insumo
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Las editoriales de libros infantiles y juveniles reclaman al Estado medidas urgentes ante la crisis del papel. Mediante una carta pública, los editores locales de LIJ alertan a las autoridades que el sector necesita “con urgencia” una política de regulación del precio de su principal insumo. El comunicado lleva la firma de cerca de cincuenta responsables de sellos independientes como Pequeño Editor, Limonero, Calibroscopio, Iamiqué, Libros del Zorro Rojo, La marca Editora y Fondo de Cultura Económica, entre otros grandes, medianos y pequeños que cuentan con catálogos prestigiosos y títulos premiados en la Argentina y el exterior.
En el marco de la reciente Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, la Asociación del Literatura Infantil y Juvenil de la Argentina entregó su premio anual “Los Destacados” de ALIJA, la distinción que “más esperamos las editoriales de libros infantiles y juveniles de nuestro país”, aseguran los editores.
“La alegría que significó recibir el galardón tuvo una contracara muy triste: varias de las personas que recibieron el premio advirtieron que esos libros –como tantos otros reconocidos con premios internacionales o por la crítica especializada– no podrían ser producidos hoy en Argentina, ya que los precios del papel, la cartulina y el cartón, impuestos por un puñado de empresas que no están teniendo ningún tipo de regulación, son escandalosamente altos, prácticamente los más altos del mundo. Así, los libros que se imprimen en el exterior tienen costos más bajos que los que se imprimen en el país”, aseguran en la carta. Y agregan: “Este escenario se da en un contexto de una profunda crisis económica, en el que las ventas de libros descienden mes a mes y el dinero que ingresa va perdiendo sensiblemente su valor. De esta manera, las editoriales no logramos reunir el dinero necesario para imprimir novedades o realizar reimpresiones y vamos ‘vaciando’ nuestros cuidados catálogos de manera irremediable y, probablemente, irreversible”.
En el reclamo cuentan una situación actual que los preocupa, ya que atraviesa a todo el sector: “En los últimos años, los editores celebramos el retorno de los planes de lectura y de un importante volumen de adquisición estatal de libros para escuelas y bibliotecas. Sin embargo, nos enfrentamos hoy a la absurda situación de no poder encarar, por la coyuntura descripta, la producción de ejemplares para atender esas compras”.
Y advierten sobre las consecuencias “alarmantes” de esta realidad: “Por un lado, el deterioro del ecosistema del libro, que involucra a miles de autores, profesionales, organizaciones, empresas e industrias de distinto tipo y tamaño; y, por el otro, el empobrecimiento de la oferta cultural para las infancias, con menos variedad de libros, menos prácticas de lectura y menos desarrollo de las funciones cognitivas asociadas. Queremos seguir creando libros bellos, interesantes, estimulantes… de cartón, de tapa dura, de papel ilustración, de cartulina… Es imperioso que se implementen políticas que nos permitan seguir produciendo en nuestro país todos esos libros que hacen que las editoriales de libros infantiles y juveniles de Argentina sean destacadas en el mundo por la variedad y la calidad de su propuesta”.