Dualidad permanente
Obras del rosarino Leo Battistelli, realizadas en Brasil, sorprenden en GC Espacio de Arte
¿Cuántas veces en los museos nos hemos maravillado con vasijas de cerámica de culturas antiguas, platos chinos con flores que despliegan pétalos de colores, cuencos majestuosos de superficies lisas y relucientes? No es lo que solemos asociar con un artista contemporáneo. Sin embargo, la porcelana es el material elegido por Leo Battistelli para intervenir el espacio y crear piezas que encantan los sentidos.
En la galería GC Espacio de Arte, el artista rosarino expone sus últimos trabajos bajo el título de Dádiva , que refiere a las ofrendas en los ritos orixás , para agradecer o rezar por una gracia, y son el resultado de sus vivencias en "un fluir continuo entre Brasil y la Argentina".
Battistelli vive en Río de Janeiro desde 2007; llegó allí luego de unos años de mucha actividad en el circuito artístico porteño, donde también incursionó en el diseño. El agua y la arcilla del río Paraná en su ciudad natal, más cierta inspiración familiar y su formación en el taller de cerámica de Leo Tavella, fueron los resortes de un trabajo exploratorio que conjuga tres elementos primordiales en la naturaleza: agua, tierra y fuego. Como un mago alquímico, fue transformando la arcilla en un corpus de objetos provocadores, como Cascada (2001) ganadora del premio Klemm 2002, y Universo inventario , de 2004, que forma parte de la colección de Malba.
Trabajó primero en la fábrica de porcelana Verbano, rescatando piezas e inventando otras, y ahora forma parte del universo del diseño brasileño. Con la fábrica Cerâmica Luiz Salvador, en Petrópolis, que sufrió los efectos de los derrumbes el año pasado, participó de la Bienal Brasileña de Diseño 2010, en Curitiba.
Así como antes primaba el blanco puro en sus piezas de porcelana ahora hay "muchos colores y otra tradición: una tradición afro resignificada", como dice Camila do Valle en el texto que acompaña la muestra. El artista aprovecha el espesor y la superficie esmaltada de la porcelana para elaborar piezas en planos con pequeños fragmentos.
Una Hoguera asoma desde la vidriera (puro artificio), cuentas de colores unidas en collares enormes cuelgan del techo, y una instalación llamada Espuma se expande por la pared simulando algo que la porcelana jamás podrá ser, aunque el ojo la perciba liviana y etérea. Gotas de sangre son fragmentos de color rojo y Gotas de agua , variedades de azul.
Líquido-sólido, real-simulado, en esta dualidad permanente oscila la obra de Battistelli, que transforma como el agua transforma la arcilla de los márgenes del río y el mar la arena de la costa. En el centro, La cura , la silueta de un hombre deja caer las partículas de su propio ser, acaso un álter ego del artista.
Ficha. Dádiva , de Leo Battistelli, en GC Espacio de Arte (Esmeralda 978), hasta el 31 de octubre
lanacionar