Dos escritoras argentinas ganaron la primera edición del concurso en homenaje a Marta Brunet, en Chile
Valeria Tentoni y Nora Pojomovsky se quedaron con el primer y el segundo puesto del certamen latinoamericano de cuentos en memoria de la autora chilena
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Sigue la temporada de premios internacionales para escritores argentinos. Este martes la buena nueva llegó desde Chile, con el anuncio de que Valeria Tentoni (Bahía Blanca, 1985) y la cordobesa Nora Pojomovsky resultaron ganadoras de la primera edición del concurso latinoamericano de cuentos Marta Brunet, convocado por el Comité Marta Brunet y la Vicerrectoría de Extensión y Comunicaciones de la Universidad de Chile en conmemoración de los sesenta años del Premio Nacional de Literatura recibido por la autora chilena. Tentoni ganó el primer premio con el cuento “Cera de avispa”; el segundo premio fue para Pojomovsky por “La trocha es una herida abierta”. Ambas son también editoras.
Tentoni recibirá un millón y medio de pesos chilenos (poco más de 1500 dólares) y Pojomovsky, 800.000 pesos chilenos. Sus cuentos serán publicados en una antología junto a los de las autoras que obtuvieron menciones. Ellas son las chilenas Maritza Ramírez Suárez, por su cuento “Hoy me acordé de Olimpia”; Macarena Araya Lira, por “La jaula de los osos”; Catalina Zamora Labarca, por “El hombre que yo amo”; Melissa Orrego, por “La casa sonaba”, y Paulina Valenzuela, por “Minotauro”. Otros cuentos finalistas fueron los de Camila Pascal Castillo, Alejandra Petrella y Maite Torrealba. El concurso estaba dirigido a escritoras chilenas, argentinas y uruguayas y se enviaron más de 600 cuentos. Brunet (1897-1967) fue diplomática además de escritora, y vivió varios años en la Argentina y Uruguay; murió en Montevideo a los setenta años.
“Me siento muy honrada -dice Tentoni a este diario-. Brunet fue una gran cuentista chilena que también escribió libros para chicos y novelas, y que incluso llegó a publicar acá en la Argentina, en la revista Sur y en LA NACION. Fue la segunda mujer en ganar el Premio Nacional de Literatura chileno, después de Gabriela Mistral. En la Argentina, donde vivió un tiempo, fue conocida en su momento, pero no sé si ahora se la lee tanto. Alfaguara publicó en Chile sus cuentos seleccionados, con prólogo de Cynthia Rimsky. De hecho, fue Cynthia quien compartió en su muro la información del concurso y por eso participé, si no, no me enteraba”.
“Su escritura es maravillosa -agrega Tentoni sobre Brunet-. Me recuerda, por momentos, a la Sara Gallardo de Enero, sobre todo cuando avanza en territorios rurales, por los paisajes pero también por lo que Brunet y Gallardo hacían con los paisajes, una segunda piel de los personajes, superficies reflectantes de estados de ánimo o acciones. También puedo asociarla a otras escritoras que me gustan mucho como Flannery O’Connor, Virginia Woolf o Katherine Mansfield por cómo trabajan a sus personajes femeninos, el calado hondo en sus mundos interiores, cómo ponen de pie a sus personajes y las articulan al detalle, también por los momentos en que deciden contarlas, los momentos que muestran de esas mujeres”. En sus cuentos, la escritora argentina también suele narrar vidas de mujeres. “Algo que no sé si es una decisión del todo consciente”, dice y agrega que en “Cera de avispa” presenta la historia de una chica de pueblo que quiere escapar de ese ambiente y es castigada por su entorno. El jurado del concurso estaba compuesto por Natalia Cisternas, Betina Keizman, Lucía Stecher, Irmtrud Konig y Svenska Arensburg.
Tentoni es autora de los libros de poesía Batalla sonora, Ajuar, Antitierra, Hologramas y Piedras preciosas; de los libros de relatos El sistema del silencio y Furia diamante, y del libro infantil Viaje al fondo del río. Participó en antologías de poesía, como Transfronterizas. 38 poetas latinoamericanas y Penúltimos. 33 poetas de Argentina (1965-1985); coordina la Audioteca de Poesía Contemporánea y es editora del blog Eterna Cadencia. Actualmente trabaja en un libro de no ficción y, próximamente, publicará un libro nuevo de poemas, Pirámide, y un libro para niños escrito a cuatro manos con Martín Armada.
“Una alegría -resume Pojomovsky, ganadora del segundo premio, en diálogo con LA NACION-. ‘La trocha es una herida abierta’ gustó al jurado. Es uno de los cuentos de un libro en construcción relacionado a las diferentes formas de concebir el dar a luz. No solo pienso en parir niños, sino obras, ideas, mundos nuevos. Estos nacimientos se inspiran en una constante itinerancia alimentada con afecto en diversos paisajes, culturas y amores. La educación amorosa también es una educación estética”. La autora vivió en varios países. “De cada uno quedaron tatuadas tensiones de sucesos que pude llegar a comprender, aunque no con la profundidad que quisiera, tal vez por eso persisto en la manía de descifrar -agrega-. Porque ya sabemos que se escribe para conocer. Mi ficción es hija de la gente que conocí. Soy una judía errante y me apasiona entender las diferentes desesperaciones de cada cultura. Y escribo para dar letra a esas pasiones”.
“Aún no he publicado literatura, pero nunca hice otra cosa que escribir -concluye-. Trabajé como periodista, luego fui publicitaria, y en las últimas décadas me dediqué a la biografía de empresas. Me especialicé en relatar la saga de longevos negocios familiares. Es tan apasionante esta arqueología que me decidí a seguirla. Ahora toca ‘decir la mía’: terminé una novela que no me decido a dar a conocer, y creo que los cuentos me permiten expresarme con mayor libertad. Este libro que ojalá pronto nazca es hijo de la pandemia: decidí que escribirlo era la mejor manera de resistir”.
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