Dos artistas argentinos ingresan en las colecciones del MoMA de Nueva York y el Reina Sofía de Madrid
Dibujos de Fernanda Laguna fueron adquiridos por el museo de Nueva York, mientras que la icónica fotografía “La Clase”, de Marcelo Brodsky, se suma al acervo de Madrid por donación del artista
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Dos artistas argentinos acaban de ingresar en colecciones fundamentales del arte contemporáneo internacional. Unos 25 dibujos de Fernanda Laguna, realizados entre 2017 y 2020, fueron adquiridos por el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) y la icónica obra La Clase, 1er año, 6ta división, de la serie Buena Memoria, del fotógrafo Marcelo Brodsky, ya es parte del acervo del Reina Sofía de Madrid, por una donación del artista.
La obra de Laguna es una serie de dibujos de pequeño formato que traducen escenas de la vida cotidiana de la artista, filtradas por su imaginación y actuadas por un corazón con pelos que funciona como el avatar de la artista. El conjunto se había exhibido antes en la muestra El camino del corazón, la muestra individual de Laguna en The Drawing Center, Nueva York a comienzos de 2022.
Los dibujos son hechos a lápiz en el pequeño espacio de una hoja de libreta Moleskine, de 14 por 9 cm. Caben en la palma de una mano. “El corazoncito que aparece en todos los dibujos con dos colitas y moñitos soy yo, es mi avatar –explica Laguna a La NACION– y en cada dibujito hay una historia que cuenta algo de mi vida: yo tomando mate, o aparecen otros personajes como un oso que es mi pareja Andrés, la frutilla es (el curador) Santi Villanueva, muchas corazoncitas que son otras chicas. Así voy contando cosas que no son muy importantes, sino pequeños momentos, como estar sentada mirando por una ventana o pintando una pared. De eso se trata esta serie”.
Fernanda Laguna es dueña de una práctica artística multifacética, que se centra en el arte visual, pero incluye la poesía y novelas, la creación de espacios alternativos de exhibición y encuentro (ahora mantiene dos, Para vos... Norma mía y El Universo) y la práctica social a través del arte que viene llevando a cabo en el barrio de Villa Fiorito hace casi veinte años.
“Es una de las artistas más influyentes de su generación –dice Nora Fisch, su galerista–. Su influencia se puede ver en los jóvenes, en esa estética de la fragilidad y cierta precariedad del material y formal, con mucha emocionalidad, que inauguró con Belleza y Felicidad en 1999. Abrió una puerta a lo queer, el cuerpo, lo precario interceptado por el pop. Aunque no toda su obra es así. Es una artista con una cosmovisión propia, tremendamente original, y una práctica multidimensional, con muchas facetas. En su visión hay algo emocional que la lleva a lugares de la epistemología del arte y lo hace desde un lugar muy local y auténtico”.
¿Qué es el arte hoy?, parece preguntar Laguna en cada una de sus obras. La respuesta está en la historia del arte contemporáneo, partiendo de Duchamp. “Ella responde desde un lugar feminista, emocional y situado. Es muy vernácula en la materialidad, en sus preocupaciones y la manera en que vive. Hace todo desde el corazón, sin especulación. Es una artista que deja marca”, dice Fisch.
Una foto escolar que dio la vuelta al mundo
La obra de Marcelo Brodsky entra al Reina Sofía gracias a gestiones del artista y su galería de Buenos Aires, Rolf, junto con un conjunto de donaciones que alcanzan un valor superior al millón de euros. Se trata de 41 obras que van a pasar a engrosar la colección gracias a la generosidad de los miembros de la fundación que apadrina al museo, y corresponden a 24 artistas de diferente origen, muchos de ellos latinoamericanos, como Maxwell Alexandre (Brasil), Juan Carlos Alom (Cuba), Alfredo Jaar (Chile) y Mateo López (Colombia).
La Clase pertenece a la serie Buena memoria, que se ha exhibido más de 250 veces de manera individual o colectiva en todo el mundo. Brodsky interviene un retrato grupal con sus 32 compañeros de la sexta división de primer año en el Colegio Nacional de Buenos Aires para indicar qué fue de sus vidas. “A Claudio lo mataron en un enfrentamiento. Martín fue el primero que se llevaron. No llegó a conocer a su hijo Pablo. Erik se hartó; vive en Madrid. Patricia se sobrepuso pero le dolió. Leonor zafó y volvió a Buenos Aires hace poco. Etel se casó con el novio del cole y sus hijos ya son alumnos de nuevo”, sintetiza Brodsky en apuntes que salen con flechas de colores de la foto. Durante la dictadura de 1976, Brodsky sufrió la desaparición de su mejor amigo, un intento de secuestro y el cautiverio y desaparición de su hermano en la ESMA. Se exilió en España, y años después de su regreso al país rescató esa fotografía y siguió el rastro de sus compañeros.
“Estoy feliz. Es la culminación de un proceso de toda mi vida, de rescatar a las víctimas de colegio, mis amigos, mi hermano, que inicié con esa obra en 1996. Cuando la hice no tenía pretensión artística, sino contarle a los alumnos qué había pasado en esas aulas. Ahora está expuesta de manera permanente en el claustro principal del Colegio. Hace doce años, por pedido de Sara Facio, se incorporó a la colección del Museo Nacional de Bellas Artes. Ahora está expuesta en el CCK, en la Gran Lámpara, junto con una selección de su acervo en Escenas contemporáneas”, cuenta Brodsky.
La tercera copia fue adquirida por la Pinacoteca del Estado de San Pablo; la cuarta por el Metropolitan Museum de Nueva York; la quinta se guarda en el Museo de Bellas Artes de Houston; la sexta es propiedad del Museo del Banco de la República de Colombia, donde está expuesta de forma permanente, y la última está en la Tate Gallery de Londres. Son todas piezas únicas, que parten de un mismo original, pero al ser intervenidas a mano, el gesto nunca es el mismo. “Con este séptimo original más la prueba de autor se agotó la edición de la obra”, explica.
“El Reina Sofía es muy importante para mí, porque me formé en España”, cuenta. El 8 de mayo inaugura una muestra en el Centro Cultural Contemporáneo de Barcelona, entre otros proyectos en marcha. El artista tenía en estos días fuerte presencia en España, con la muestra individual Resistencia Poética en Foto Colectania, en Barcelona, y representación en la feria Arco, Madrid, de la mano de la galería Henrique Faría NY. Ahí presentó el resultado de su residencia en Angola en octubre pasado.
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