Dos argentinos de colección: Kuitca y Le Parc, cumbre histórica de maestros en Punta del Este
Referentes del arte argentino y talentos universales, se encuentran ahora en el MACA, el museo soñado por Pablo Atchugarry y proyectado por el arquitecto Carlos Ott, que el verano pasado inauguró el presidente Lacalle Pou
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PUNTA DEL ESTE, Uruguay.- Es histórico el encuentro en la otra orilla de dos maestros del arte argentino. El Museo de Arte Contemporáneo Atchugarry (MACA) logró reunir en un par de muestras extraordinarias a Julio Le Parc y Guillermo Kuitca, que inauguran este viernes en Manantiales, Punta del Este. Dos salas consagradas a la obra de artistas universales, en dos tiempos y en dos siglos.
Kuitca tenía cinco años cuando Le Parc ganó el Gran Premio de la Bienal de Venecia, en 1966. Hoy, Julio tiene 94 y su fina estampa se mantiene impecable, recortada en el fondo de las 40 hectáreas del parque de esculturas ideado por Pablo Atchugarry, donde toma forma el laberinto de una gigantesca Huella, firmada por Leandro Erlich. Otra conquista.
La Fundación nació seis años atrás. Ahora es un museo fantástico proyectado por Carlos Ott, arquitecto uruguayo que diseñó -por ejemplo- la Ópera de la Bastilla, en París.
Pensar que es posible lo imposible, creer en los sueños y cumplirlos es el camino elegido por Pablo Atchugarry, el escultor que hace hablar a gigantescos bloques de mármol salidos de las canteras de Carrara. Tiene su taller en Lago di Como, Italia, y otro aquí, donde recibe como siempre. Cubierto de polvo, con varios kilos menos, su enorme sonrisa y esa manera tan suya de contar las proezas como algo natural.
Inauguró un año atrás con la muestra de Christo y Jean Claude, organizada por el coleccionista Jorge Helft. Entonces confió, en petit comité, que este año reuniría a Kuitca y a Le Parc.
De no creer. Ahora posan para la foto de LA NACION a pocos metros del gran atrio de recepción invadido por el rojo carmín de una esfera de Le Parc. En pocas horas, los privilegiados asistentes a la exclusiva Gala del MACA, unas trescientas personas, podrán ver Quintaesencia y Desenlace las exposiciones de ambos creadores, que han recorrido el mundo del arte, conquistado metros en los museos y en las bienales: de Venecia a Documenta, desde el IVAM hasta el MoMA; la Fundación Cartier y el Palais de Tokyo, el Malba y el CCK, entre tantos, muchos más.
Por caminos muy diversos y, curiosamente, con afinidades evidentes y admirables, están juntos y en el mismo lugar dos argentinos “de colección”. Un duelo de titanes.
Le Parc nació en Mendoza y prácticamente vivió toda su vida en París, donde participó activamente en la formación del GRAV (Group de recherche d”art visual), fragua de talentos de inspiración geométrica, cuyo objetivo era escapar de las corriente en boga, con la propuesta del “trabajo en equipo como alternativa creativa frente al desempeño individual. La experiencia artística como una experiencia visual, en el plano de una percepción fisiológica y no emotiva. Movimiento sobre la superficie, movimiento óptico, movimiento determinada por el desplazamiento del espectador.”
Le Parc es un artista cinético de recursos asombroso e innovadores; Quintaesencia, con curaduría de su hijo Yamil Le Parc, reúne trabajos llegados de París, del Atelier Le Parc, obras producidas desde 1958 hasta la actualidad. En suma, un recorrido deslumbrante por el lenguaje estético desarrollado a partir de la luz, del movimiento y de la percepción. También por sus pinturas de los años 80, que dotaron a su producción de una imagen colorida, seductora y envolvente. El golpe de gracia lo tuvo en 2013 cuando el Palais de Tokyo le dio carta blanca para una muestra colosal, que llegaría a la portada de los diarios. Ese éxito en todos los frentes empinó la cotización de sus obras y lo convirtió en una “artista de marca”, hasta tal punto que la casa Hermés, de París, bajo la batuta de Pierre Dumas, le encargó el diseño uno de sus célebres carrés como antes lo había hecho con Joseph Albers y Daniel Buren. La obra llamada La larga marcha fue elegida para cubrir totalmente la fachada del local insignia de Hermés en la ciudad de Tokio.
El camino de Kuitca es y ha sido la pintura, siempre y en todo lugar; es como el madero que salvó a Bacon de un destino cruel. Guillermo planteó su batalla personal en la pintura y en el espacio de teatral. No es casual que la muestra Desenlace despliegue parte de su producción de los últimos cuarenta años a partir de un pequeño teatro que ha mudado de su casa de Belgrano a este prodigio esteño. En la pequeña caja teatral están sus pasiones: la pintura, los libros, las sillas y el teatro. ¿Hace falta decir que el telón del teatro Colón lleva su firma? Desenlace, en el concepto de la curadora Sonia Becce, alter ego del artista en el montaje de sus exposicones desde hace más de 35 años, es la resolución de un enigma, descubrir una verdad demandada, como al oráculo, en infinidad de oportunidades, “Desenlace se ocupa de la persistente exploración pictórica de Kuitca sobre el espacio, tanto arquitectónico como doméstico”. Hay obras liminares, que forman parte de series y de época decisivas en la vida del artista como Nadie olvida Nada, Siete últimas Canciones, El Mar Dulce y una selección de dibujos realizados en los últimos veinte años.
Un detalle no menor; las salas fueron “tratadas” con un concepto particular que apela a la intimidad, al espacio si se quiere doméstico, utilizando pisos de madera lavada y paredes que crean ámbitos espaciales, determinados por pinturas de gran porte o de pequeño formato, en ese contrapunto tan propio del artista agitador de espacios. Kuitca nació en 1961, en Buenos Aires, debutó a los 13 años con una muestra individual en la galería Lirolay.
Como Le Parc, creyó en un programa; en la formación de equipos; en sentar las bases de un ideario estético. A fines del siglo XX, inició las Becas Kuitca, primero con la Fundación Antorchas, luego con Proa, con el Centro de España, con la Universidad de Buenos Aires, hoy con la Universidad Di Tella. De ese semillero salieron artistas representativos, fogoneros de una generación muy genial. Entre ellos Gachi Hasper, Londaibere, Flavia Da Rin, Sergio Bazán, Fabián Burgos, Florencia Bohtlingk, Diego Bianchi, Matias Duville, Carlos Herrera… talento argentino de exportación. En esa “clínica” ya proverbial, el artista fue maestro, cómplice, inspirador, influencer… y tantas cosas cosas más.
Desde el 6 de enero y durante todo el verano podrán visitarse las muestras de Le Parc y Kuitca, junto con una selección de trabajos del norteamericano Emil Lukas, en este MACA de Manantiales. El museo nacido de un sueño que está cambiando la rutina playera. Destino cultural, nueva e impensada cartografía del balneario esteño, que nació como lugar de veraneo de argentinos en bermudas y alpargatas, cuando el límite era el puente “camello” de La Barra y las casas de pescadores a orilla del mar se conseguían por un puñado de dólares.
Algo ha cambiado bajo el sol oriental. La escena cultural tiene una fabulosa ancla y en el balneario de bermudas y alpargatas ha anclado su yate el último visitante rumboso. El Emir de Qatar.
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