Don Quijote revive en la mirada de veintidós artistas argentinos
Se inaugura hoy en la UCA una amplia muestra sobre el personaje de Cervantes
Veintidós artistas e ilustradores argentinos, a través de 96 obras sobre papel, que abrevan en las más diversas técnicas y lenguajes plásticos, unen sus trazos para recrear el maravilloso mundo de un personaje literario imperecedero: don Quijote de la Mancha.
Lo hacen en la exhibición que, por los 400 años de vida de la más célebre criatura de Cervantes, inaugurará hoy el Pabellón de las Artes de la UCA (Alicia Moreau de Justo 1300), curada por su directora, Cecilia Cavanagh. Se trata de una muestra excepcional por la versatilidad y el vuelo plástico que adquieren la fisonomía de Alonso Quijano, de Sancho, de Dulcinea y Rocinante, en la exhibición, titulada "Tras las huellas del ingenioso Hidalgo".
Silvina Benguria, Carlos Alonso, Jorge Alvaro, Carlos Benítez, Mildred Burton, Héctor Capurro, Alicia Carletti, Aníbal Cedrón, Gustavo Charif, Diana Dowek, María Juana Heras Velasco, Jorge Krasnopolsky, Isaías Nougués, Norberto Onofrio, Roberto Páez, Raúl Ponce, Guillermo Roux, Mabel Rubli, Daniel Santoro, Armando Sapia, Luis Scafati y Graciela Zar son los artistas e ilustradores que, en distintas épocas, se inspiraron en la obra cumbre de Cervantes. Muchos de ellos lo hicieron para ilustrar el volumen de lujo que este año editó la Academia Argentina de Letras. Otros artistas, como Alonso y Páez, se ocuparon del Quijote décadas atrás, al ilustrar la edición para bibliófilos que en 1957 publicó Emecé (ése fue el caso de Alonso) y la que Eudeba editó en 1965, donde un Páez magistral inmortalizó al Quijote.
Ediciones antiguas
Además de la obra plástica de los artistas argentinos, en la muestra se exhiben 35 ediciones antiguas e internacionales que tuvo la obra desde que vio por primera vez la luz, en 1605.
Los volúmenes pertenecen a la biblioteca de la UCA y a la Biblioteca Popular Bartolomé A. Ronco, de Azul, que cuenta con una de las colecciones más exhaustivas sobre las ediciones del Quijote que se puedan encontrar en el país.
La muestra se abre con una acuarela magistral de Roux, que muestra al Quijote extraviado en un marasmo de libros, apilados sobre su mesa de lectura, donde los personajes de esas páginas rodean al voraz lector de novelas de caballería. La obra se titula "Las lecturas de Don Quijote" y sirve de preámbulo para la sucesión de "lecturas" que los otros 21 artistas hicieron de las andanzas del caballero.
Carletti, por ejemplo, plasmó la historia en situaciones hilarantes, como el momento en que Sancho emprende un festín alimenticio con una suculenta cena. Cedrón, valiéndose de un trazo tupido y generoso en tinta, indaga en los estados de ánimo del Quijote y lo retrata mucho más ensimismado y melancólico.
Benítez combina diversas situaciones de las andanzas del personaje para que el dibujo muestre las múltiples hazañas y situaciones que protagoniza Quijano.
Los dibujos de Alvaro son campos escenográficos donde un Quijote impertérrito explora las más disímiles geografías. Con el ceño fruncido y una mirada embelesada por la presencia de la cantinera Dulcinea, las carbonillas de Roux abrevan en el más puro de los romanticismos plásticos. Incluso, aun en la marcha envalentonada que emprende el Quijote con su lanza contra los molinos de viento, el personaje aparece como poseído por una fuerza interior que no es otra que la ternura.
Dowek enfatiza de manera elocuente la violencia de la que son blanco Quijano y su escudero Sancho, mientras que Charif juega con los homónimos del Quijote en un lienzo de indisimulable impronta surrealista.
El Quijote de Alonso está cimentado a través un trazo vehemente y categórico; tan contundente como la mirada transparente y benévola del caballero, aferrado a sus ideales como si fueran el más preciado de sus dones.
La muestra permanecerá abierta hasta el 4 de septiembre.