Doble mirada
Camino de vacas
Por José Villa
GOG y MAGOG
$25
Este volumen es un conjunto de libros ya editados por José Villa (Buenos Aires, 1966) - Cornucopia (1996), 8 poemas (1998) y Es un campo (2006)-, de poemas dispersos publicados en revistas y en páginas de internet y de textos inéditos. En la poesía de Villa gravitan dos fuerzas: la del objetivismo nativo y la de la tradición poética asociada al lirismo. La primera de ellas resulta evidente, por ejemplo, en los textos de 8 poemas y Cornucopia , pues la mirada se demora lacónicamente en objetos, lugares y acciones. En cuanto a la presencia del lirismo, la evidencia resulta más intrincada. No hay un lenguaje exuberante, sino un discurso pulido, en el que late una subjetividad impasible pero sentimental. El libro se halla atravesado por esa tensión. A la manera de títulos de obras pictóricas, lo descriptivo cobra en estos textos una densidad capital. La observación proyecta un significado replegado en sí mismo y, al mismo tiempo, un significado atento al exterior. Sin embargo, la realidad autónoma que el poema pone en funcionamiento no se dispone a despegarse del mundo, pues las palabras y el mundo, en ese orden, intentan rozarse, aunque más no sea como encuentro deceptivo. La técnica poética que usufructúa Villa procede de una suerte de surrealismo parco, en tanto las palabras establecen relaciones de sentido inesperado mediante un movimiento que, en este caso, no surge del mundo onírico ni de la exuberancia verbal, sino de un imaginario realista. La articulación de objetos que la mirada desjerarquiza cruza los ecos de la tradición poética moderna con la del realismo noventista local. La mirada del enunciador se halla en tensión con otra mirada que corresponde a la de los propios objetos. Ambas se superponen y tensan los hilos de un sentido siempre reacio al develamiento. El uso de los puntos suspensivos, el fraseo entrecortado, son la prueba de este rasgo en el que la significación proviene de una férrea voluntad del lector al que se apela sin demasiado estruendo, pues el propio acto de la lectura es el que reúne las evidencias de sentido que los restos del mundo dejan dispersos y a la intemperie.