Diógenes, el caos y el orden, en un proyecto performático que acumula una nueva capa
Proyecto Diógenes tiene todos los elementos de una iniciativa multidisciplinaria desbocada, una propuesta que excede los imprecisos límites de lo performático, la lógica del mercado del arte y la medida de los subsidios que sus creadores, en un gesto artístico y político, interpelan. Desde hoy, y solo por tres días, esta fascinante experiencia suma una nueva deriva que desplegará sus formas en la galería de Arte Munar, de La Boca.
Todo comenzó en 2015 con una instalación performática que se llamó Diógenes al SolSe estrenó en el FIBA, fue coproducida por dos festivales escénicos públicos y por la cooperativa de cartoneros El CorreCaminos. Implicó, entre otras búsquedas, trasladar una tonelada y media de basura a una vieja casa/teatro de Villa Ortúzar, El Brío, para hacer unas pocas funciones a las que entraban menos espectadores que artistas involucrados en la desmesura creativa de una familia líquida en la que conviven actores, diseñadores textiles, cineastas, bailarines, recicladores urbanos, fotógrafos, músicos, una coreógrafa, artistas visuales y gestores.
Detrás de todo esto hay dos mentes brillantes. Ella es Celia Argüello Rena, talentosa bailarina y directora que el año pasado trabajó en Europa con Mathilde Monnier y que venía de montar Villa Argüello, una mágica evocación sobre el mundo de lo cordobés, que se paseó por varios festivales. Él es Juan Pablo Gómez, quien en estos momentos está presentando Un domingo a la tarde, potente obra de teatro político que se ofrece el Teatro Cervantes; y Recorte de Jorge Cárdenas cayendo, creación propia que programó la sala El Extranjero. Hace unos días, en un bar de Chacarita, los dos hablaron con este cronista sobre esta nueva deriva que abre sus puertas al público hoy en La Boca. Pero, "detalle" paradójico para un proyecto que se nutre de desechos, el grabador decidió no grabar o todo lo grabado fue a para al tacho de basura del celular como en un gran acto fallido o como una señal en sí misma. Durante la charla varias veces Celia se queda en silencio o sin palabras y es él –su socio, su amigo, su red– el que sale a completar los puntos suspensivos. A Celia se le hace un tanto difícil hablar porque su cuerpo, su propia historia familiar está comprometida en todo esto.
Diógenes al Sol, el primer mojón de este recorrido fascinante, tuvo apenas diez funciones: un recorrido abrumador por los distintos recovecos de una casona cubierta de cartones, bolsas de plásticos, botellas y desechos industriales, entre seres fantásticos. La casa tomada de El Brío estaba habitada por una señora (la actriz Maitina de Marco), también tomada por la obsesión del acopio compulsivo. Un especialista en salud mental diría que ella padece el síndrome de Diógenes, que lleva a una persona a aislarse en su casa, a la acumulación de desperdicios y la más amplia gama de objetos. El pasillo, las habitaciones y hasta el jardín de El Brío estaban cubiertos de basura transformada en tesoro. Tenía algo de museo de los propios recuerdos. "No toquen nada", advertía ella todo el tiempo a los intrusos/espectadores mientras un perro, varios actores y el caos se apoderaban de una alucinada acción performática. Noemí, la madre de Celia Argüello Rena, vino desde la ciudad de Córdoba a ver la obra. "Esta soy yo", cuentan que le dijo a cada uno de los intérpretes cuando terminó de verla. En muchos sentidos, Noemí fue el modelo oculto de Diógenes al Sol y de Diógenes en Casa Tomada, la segunda parte de este proyecto que se realizó en la Casa del Bicentenario, en 2016, como parte de una muestra curada por Valeria González. Aquella vez levantaron paredes agrietadas llenas de desechos por las cuales se movía Celia. En perspectiva, una y otra acción performática tuvieron un modelo oculto. Y en cierto sentido La montaña es la montaña saca de un ropero, que podríamos imaginar cubierto de montañas de ropa, la situación familiar de la bailarina y coreógrafa.
Celia cuenta que después de ver las dos propuestas su madre fue madurando la idea de dejar su casa en la que vivió 30 años. Ese proceso abarcó buena parte del año pasado hasta que, en diciembre, se mudó. Celia y Juan viajaron hasta allá. En un giro radical de esta búsqueda, parte de la familia líquida del Proyecto Diógenes acompañó ese proceso. Se metieron en la intimidad de esa casa, circulando por ese espacio tomado para dejar testimonio de un nuevo desafío: el vaciamiento del lugar con sus montañas construidas a lo largo de las décadas. Marcos Capa sacó fotografías de ese momento tan complejo. Su registro es decididamente perturbador. Leonardo Petralia, quien venía documentado las distintos pliegues de este proyecto, sumó nuevas imágenes para un documental que cuenta con el apoyo del Incaa y que se estrenará próximamente.
En La montaña es la montaña todas esas capas transitadas a través de los años se miran en una especie de espejo invertido. Es que si en todo este lapso hubo cientos de fletes, una terraza de edificio en construcción donde acopiaron material, largos períodos de transformar a ese desecho industrial en vestuario de seres fantásticos y muchas horas de ensayo para una ficción que poetizaba esa obsesión, en la casona de Córdoba se toparon con el vaciamiento de un espacio real atiborrado de objetos que la ciudad del consumo había dejado en la calle. Arte. Vida. De todo ese proceso, de esa transformación, intentará dar cuenta la muestra que abre hoy (y su archivo, y su deriva) en una propuesta con dramaturgia de Aldana Cal y aportes de las diseñadoras María Luara Valentini y Paula Coton, que se sumaron a la "familia" que viene apostando a un proyecto que está muy por fuera de cierta rigidez de los mecanismos de producción artística.
Como viene sucediendo desde la primera instancia, La montaña es la montaña también tiene sus capas, sus propios desvíos y sus rutas colectoras. Formalmente la muestra estará abierta al público entre las 15 y las 19 hasta el sábado próximo, en Pedro de Mendoza 1555, pero habrá actividades puntuales. Por ejemplo, hoy, a las 17, se presentará el colectivo de artistas en el marco de una charla abierta. Mañana, habrá otra mesa dedicada a reflexionar sobre el "vaciamiento" en términos de política cultural y en relación también con la experiencia atravesada con organismos públicos que estuvieron (y están) asociados a Proyecto Diógenes. Y el próximo sábado debatirán sobre la política de la basura, en un encuentro que contará con la presencia de Ricardo "Coco" Niz, presidente de la cooperativa de cartoneros El CorreCaminos y conductor del programa radial Tu basura es mi tesoro. Los tres días, a las 18, habrá acciones performáticas en medio de una montaña de documentos que dan cuenta de fobias. Un caos poetizado.
Aquello que nació en la casona de El Brío sigue acumulando capas. Esta vez, intentará dar cuenta del vaciamiento de la casa real que ofició de modelo oculto y que ahora sale a la luz.
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