Diez casas-museo de artistas y escritores que se pueden visitar en las sierras de Córdoba
De Manuel Mujica Lainez a Fernando Fader, pasando por Manuel de Falla y Leopoldo Lugones, varias fueron las personalidades de la cultura que eligieron el paisaje de la provincia para vivir y trabajar
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CÓRDOBA.- Muchos son los escritores y artistas plásticos que encontraron en las sierras cordobesas un refugio para instalarse y trabajar. La mayoría de esos lugares son hoy casas museo que pueden visitarse para repasar la vida de importantes personalidades y descubrir aristas desconocidas. Algunas ya constituyen una parada obligada: es el caso de El Paraíso, donde Manuel Mujica Lainez vivió varios años, o la vivienda que Manuel de Falla ocupó en Alta Gracia cuando llegó huyendo de la Guerra Civil Española. Pero también hay otras menos difundidas, como la de Guido Buffo en Unquillo o la de Leopoldo Lugones, en Villa de María de Río Seco. Recorrerlas es una interesante alternativa de paseo para combinar con las salidas veraniegas por distintos puntos de la provincia.
El Paraíso, en Cruz Chica, Valle de Punilla
La figura de Manuel Mujica Lainez es de presencia permanente en este pequeño pueblo pegado y casi confundido con La Cumbre. “Manucho” pasó allí los últimos 15 años de su vida con su esposa Ana de Alvear y con algunas tías quienes ocupaban las siete viviendas repartidas en las siete hectáreas por las que, en 1969, pagó siete millones de pesos. Para un ferviente creyente en las cábalas, todo un signo.
En esa casona construida entre 1910 y 1920 se conservan algunos de los tesoros más queridos por el escritor: su biblioteca, recuerdos de viajes, dibujos, manuscritos, su monóculo, bastones y algún sombrero, además de su máquina de escribir. Al frente todavía está el hotel inglés donde Mujica Lainez hacía fiestas que aún se recuerdan en la zona.
“Quien recorra este sitio se asoma a mi corazón y a mí memoria”, escribió él mismo en LA NACION. El Paraíso abre todos los días, de 10 a 13 y de 17 a 19.30; hay visitas guiadas cada hora.
La casa de Manuel de Falla, Alta Gracia
El compositor y pianista español Manuel de Falla llegó a la Argentina en 1939 cuando terminó la Guerra Civil en su país. Primero -siempre junto a su hermana María del Carmen- vivió en Bialet Masse y en Villa Carlos Paz, pero después de una cirugía los médicos le recomendaron el clima más seco de Alta Gracia. Así llegó a Los Espinillos, donde siguió trabajando y también recibiendo a otros exiliados, entre ellos Rafael Alberti.
En la casa se conserva el piano donde intentó completar su obra “La Atlántida” (finalmente concluida por su alumno Ernesto Halffter). Están todas sus pertenencias, las que permiten adivinar la personalidad sencilla del músico; se conservan sus muebles, vajilla, libros, ropa, correspondencia, partituras y fotografías. En esta vivienda murió el 14 de noviembre de 1946, mientras dormía; su funeral fue en la Catedral de Córdoba y sus restos fueron a Cádiz.
Los horarios de visitas son los lunes, de 14 a 18.45, y de martes a domingos, de 9 a 18.45.
Donde habitó Fernando Fader, Loza Corral
El pintor nacido en Burdeos, pero mendocino por adopción, aseguraba que se enamoró de la luz de este paraje del norte cordobés, a 38 kilómetros de Deán Funes. Construida con ladrillos fabricados en la zona, la casona que él diseñó a comienzos del siglo XX tiene un estilo ecléctico y allí decidió instalarse para pelearle a la tuberculosis.
Además de varios de sus cuadros, hay un mural suyo en el comedor que ya vale la visita en la que también se podrán encontrar objetos personales y todas sus herramientas de trabajo en el que fuera su estudio. A cuatro kilómetros está Ischilín, un pueblo donde un nieto de Fader, Carlos, recuperó las construcciones y las dejó como eran a mediados del siglo 20.
La casa de Loza Corral abre de jueves a domingo y los feriados, de 12 a 17.
La Capilla Buffo, en Unquillo
Una construcción blanca en forma de ojiva ejecutada en 1941 está en medio de un paisaje agreste. Guido Buffo, un italiano educador, formado en arquitectura, astronomía y filosofía y amante de la metafísica, que llegó a la Argentina en 1914, demoró nueve años en levantarla y lo hizo en honor a su esposa Leonor Allende y a su hija Eleonora. Porque ambas tenían tuberculosis se trasladaron de Rosario a las sierras, a donde murieron en 1931 y 1941, respectivamente.
Buffo diseñó la construcción mezclando formas clásicas con algunas relacionadas con la metafísica. En el interior hay inscripciones de los Versos de Dorados de Pitágoras, de la Biblia y de la Divina Comedia. Hay una acústica e iluminación excelentes, paredes con frescos renacentistas y tres péndulos, entre ellos el de Foucault que el italiano usaba para controlar y registrar los movimientos sísmicos en la zona. Al costado, en una pared de la casa, hay un reloj solar y en el jardín, párrafos de los poemas que escribía Leonor.
El lugar se puede visitar viernes, sábado, domingo y feriados de 10 a 18.
Los años de Leopoldo Lugones en Villa de María de Río Seco
En esta casa nació en 1874 el escritor de quien Jorge Luis Borges dijo que en su nombre se podía “cifrar todo el proceso de la literatura argentina”. Son tres habitaciones y un amplio salón colonial que conservan ejemplares de sus obras y fotografías, además de otras pertenencias.
“…Y el adobe macizo y plano/con su rústica honradez de paisano/ Y el pueblo en que nací y donde quisiera /Dormir en paz cuando muera”, describió Lugones la vivienda y sumó detalles del pueblo “al pie del cerro del romero nací/y esto es todo cuanto diré de mí/porque no soy más que el eco/del canto natal que traigo aquí”, escribió Leopoldo Lugones.
Está abierta de miércoles a domingos y feriados, de 9 a 13 y de 15 a 19.
El atelier de Eugenio Rivolta, en Unquillo
La familia de Eugenio Rivolta -su esposa María Dieguez y dos de sus seis hijos, David y Marta- era una familia de artistas. Cordobés, estudió pintura en Buenos Aires y en 1927 se instaló en Unquillo y eligió esta casona construida en los los años 20 para vivir, tener su atelier y sala de exposiciones.
Su maestro fue el pintor italiano Antonio Torchio, exprofesor de la Real Academia de Bellas Artes de Turín, con quien hizo algunos trabajos en iglesias y teatros. En Unquillo, se dedicó en forma exclusiva a paisajes siempre con estilo impresionista.
Las visitas son de jueves a sábados, de 9 a 12 y por la tarde, de lunes a viernes, de 14 a 20.
Casonas de Villa del Totoral
Esta ciudad del norte cordobés albergó a personalidades que tenían sus viviendas allí o bien venían a veranear. La posibilidad para el visitante es hacer el recorrido por los frentes y escuchar las historias que esconden; son 25 las construcciones de los siglos XVIII y XIX.
Entre las ligadas a la cultura se cuentan la de Deodoro Roca, uno de los principales ideólogos de la Reforma Universitaria de 1918 y autor del Manifiesto Liminar que abrió paso a la democratización de la educación superior en América Latina; la que fuera la casona temporaria de Pablo Neruda y Rafael Alberti y su mujer Teresa de León, cuando su dueño era Gregorio Araoz Alfaro y en donde nació el pintor Octavio Pinto.
En la Oficina de Turismo se puede acceder a toda la información para hacer el recorrido.
Los colores de Miguel Ocampo, en La Cumbre
Al lado de la que fuera su casa, está el museo de Miguel Ocampo, artista reconocido internacionalmente, quien vivió desde 1978 a 2015, cuando murió, en La Cumbre. Contaba que Piero Della Francesca fue “su revelación”; primo segundo de Victoria y Silvina Ocampo, fue amigo y vecino de Manuel Mujica Lainez, quien le dedicó su libro Bomarzo.
A lo largo de su carrera “lo abstracto y lo figurativo no son contradictorios ni generan conflictos”, señala la reseña de la Sala Ocampo. En el ámbito de la figuración sólo entra la naturaleza (el paisaje y el cuerpo), porque lo urbano, “esa sobredosis que tuvo, huye de sus cuadros”.
La sala abre de viernes a domingos de 11 a 13.30 y de 18 a 20.30.
Luis Pisano: de Italia a Córdoba
Nacido en Italia, en Nápoles, 1913, Pisano se trasladó a la Argentina y con su familia se instaló en La Boca, en 1930. Fue amigo y colega de Benito Quinquela Martín, quien lo llamaba “el pintor de las sandías”. Murió en Buenos Aires en 1996, pero sus hijas decidieron hacer un museo primero en San Marcos Sierras y ahora en La Cumbre.
Pisano se formó como profesor de Dibujo y Pintura en la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón, donde fue alumno, entre otros, de Lino Spilimbergo. Cultor del estilo figurativo y se especializó en la pintura al óleo y en las naturalezas muertas, aunque también hizo paisajes y retratos.
Cerrado miércoles y viernes, el resto de los días el museo se puede visitar 9 a 12 y 15 a 18.
La biblioteca de Juan Filloy, en Río Cuarto
Cuatro mil de los alrededor de 18.000 libros que tenía el escritor Juan Filloy están en el Centro Cultural Trapalanda en Río Cuarto, donde el autor vivió muchos años. Los había donado a fines de los ‘80, antes de mudarse a la ciudad de Córdoba, pero están expuestos desde hace unos meses. La biblioteca está ambientada con los muebles que le pertenecieron cuando fue juez.
Hay títulos de arte, arquitectura, psicología, derecho, economía, filosofía, moral, turismo, idiomas y por supuesto, literatura (autores clásicos y también argentinos del siglo 20). Varios tomos tienen anotaciones de puño y letra y dibujos de Filloy.
Está abierta al público de lunes a viernes, de 8 a 20.
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