Dibujar con una moto, como John Berger
Libertad. Eso es lo que siento esta mañana de un lunes nublado, en pleno Microcentro porteño. Sin el peso de la enorme cartera que suelo cargar, me dejo llevar ahora por Lisandro Rodríguez mientras hacemos zigzag en moto entre los autos detenidos en el tráfico de la Avenida 9 de Julio.
"Estás conduciendo un dibujo" se titula esta performance, una de las más sorprendentes de la Bienal de Performance BP19 . El título y la idea se inspiran en El cuaderno de Bento, libro de John Berger, el gran crítico de arte, escritor y pintor británico fallecido en 2017.
"Desde hace algunos años me fascina cierto paralelismo entre el acto de pilotar una moto y el de dibujar", escribe Berger, que recorrió en su Honda varios países de Europa. "Pensemos la trayectoria o el rastro de una moto como si fuera una línea dibujada en el suelo", propone, y reflexiona sobre el estrecho vínculo entre el desplazamiento y la visión.
La moto, observa, "no sigue a tus pensamientos, sino a tus ojos. Ningún conductor de automóvil puede imaginar cómo es. Si miras fijamente al obstáculo que quieres evitar, corres el riesgo de estrellarte contra él. Observa con calma la manera de sortearlo y la moto seguirá ese camino".
Otra diferencia con los autos es que el cuerpo juega en este caso un rol crucial –igual que en la performance–, al punto de integrar según él "una sola unidad" con el vehículo, que "se corrige a sí misma mientras mantenga cierto impulso".
En eso confío mientras avanzo con el viento frío contra la cara, sentada detrás de este actor, autor y director teatral que se limitó a describir la obra como "un pacto de confianza, una unión momentánea". Me acaba de pedir que me tape los ojos con un antifaz, además de ofrecerme auriculares para escuchar música.
Así llego, a oscuras y completamente relajada, al lugar en el que la moto se detiene. Oigo ruido de camiones y siento el inconfundible olor a Riachuelo al sentarme sobre una superficie que aparenta ser un cordón de vereda.
Al abrir los ojos encuentro una libreta, una lapicera, una botella de agua y una Rhodesia. No hay rastros de Lisandro, aunque la moto está. Veo que otros dejaron su testimonio en el cuaderno, con reflexiones y dibujos. Trazo unas líneas para recrear el paisaje y escribo lo que aprendí en las performances de los últimos días: a perder el control y el miedo, soltar lo conocido, abrirme a lo nuevo. A ser más libre.
Un tema que desveló al filósofo Baruch Spinoza, alias "Bento", inspirador del libro de Berger y de la performance de Romeo Castellucci, otro de los protagonistas de esta edición de la bienal.
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